Luis Ángel Sas, reportero de El Periódico de Guatemala, quien ha documentado que el grupo de sicarios mexicanos Los Zetas recibe armamento del Ejército guatemalteco, sufrió las primeras amenazas por sus trabajos de investigación.
A través de un escrito, el periodista relató las llamadas telefónicas recibidas, una de ellas amenazándolo de muerte por reunirse con una de sus fuentes informativas.
El reportero asegura que el pasado 16 de noviembre a las 11:30 horas, ingresó una llamada a El Periódico que fue transferida a su extensión. Un hombre le ofreció pruebas sobre un grupo de narcotraficantes.
“Dijo que había observado un reportaje que realicé y que fue publicado el 13 de noviembre titulado ‘Cobán: la capital del narcotráfico en Guatemala‘. No dio su nombre, sólo dejó un número de celular. Insistió en reunirse conmigo. Dijo que era urgente. Yo le dije que estaba por realizar un reportaje que me tomaría varios días y después colgó”, relata el periodista a través de una denuncia por escrito.
A las 18:30 horas, continúa, ingresó otra llamada que fue atendida por la secretaria de redacción. La voz de un hombre preguntó si Luis Ángel Sas ya había regresado de Panamá. Ella le dijo que esperara, pero él la interrumpió y le dijo: “dígale que se va a morir si sigue hablando con el licenciado Galindo”. Después colgó.
La secretaria le explicó al reportero el mensaje. Éste informó a su editora Claudia Méndez Arriaza y ella se lo dijo al director Juan Luis Font. Se llamó al Ministerio Público y dos agentes fiscales llegaron a la redacción.
“El miércoles 17 de noviembre fui al MP a ratificar la amenaza y al medio día tomé un vuelo rumbo a Panamá para un foro de narcotráfico y periodismo. Cuando yo estaba en Panamá llamaron nuevamente a El Periódico. Era un militar que dijo llamarse Carlos Enrique García, supuestamente mayor del Ejército de Guatemala, diciendo que yo me había reunido con el licenciado Galindo cobrando por cada reunión 8 mil quetzales.
“El licenciado Moisés Galindo es el abogado de un militar que reportó el robo de armas, explosivos y municiones de la bodega del ejército y que terminaron en manos de zetas en Guatemala. Yo realicé la investigación y efectivamente hablaba con el licenciado Galindo por este tema”, señala el reportero.
En una de sus notas del 3 de junio de 2009, Sas explicó cómo después del misterioso robo de 500 armas y más de mil granadas de un búnker del Ejército, algunas aparecieron tras un cateo en un predio de la localidad de Amatitlán, donde se resguardaban integrantes del grupo de Los Zetas, hasta hace poco incondicionales del Cártel del Golfo.
Tras aquel robo, hubo militares sujetos a investigación.
En otra nota, del 28 de agosto de 2010, el reportero explicó la captura del teniente Maximiliano Muñoz Álvarez como presunto responsable del robo de otro lote de armas del Ejército.
