En el proceso de renovación de la dirigencia nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD) hay más incertidumbres que certezas.

Sin embargo las distintas corrientes que lo integran se preparan para los peores escenarios que van desde la impugnación de la sesión de Consejo Nacional  en la que se hará el relevo, hasta el nombramiento de dos presidentes del partido.

A tan sólo dos semanas de la elección de presidente y secretario general, ninguno de los dos grupos en que se ha dividido el PRD quiere ceder en sus pretensiones, por el contrario han ventilado una decena de nombres de los posibles dirigentes sin que haya consenso.

Por un lado el grupo cercano al actual dirigente Jesús Ortega integrado por las corrientes: Nueva Izquierda; Alternativa Democrática Nacional que dirige el senador Héctor Bautista, Foro Nuevo Sol de la exgobernadora Amalia García; Izquierda Renovada en Movimiento que encabezan Martha Dalia Gastélum y Elías Moreno Brisuela, buscan quedarse con la presidencia del partido, ya sea con el diputado Jesús Zambrano u otro personaje que esté en sintonía  con la línea política que defienden: a favor de las alianzas electorales  y sin la atadura de liderazgos partidistas o de gobernadores.

Este grupo tiene casi el 60% de los consejeros nacionales pero no basta para conseguir la votación de las dos terceras partes del órgano, que se requieren para aprobar cualquier nombramiento. De ahí que buscan consolidar una alianza con el jefe del gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, para sumar votos y obtener la mayoría.

La apuesta de este grupo es lograr una candidatura ajena a las corrientes partidistas para evitar que Nueva Izquierda repita en la presidencia del PRD. Sin embargo reconocen que por su circunstancia de minoría en el Consejo Nacional sólo podrían aspirar a la secretaría general, cargo para el que se apunta Padierna y lograr insertarse en otros órganos como la Comisión Política Nacional para la que se ha apuntado Sotelo.

“Sin duda que va haber impugnaciones porque nunca los acuerdos integrales satisfacen a todos  y quien no esté satisfecho con el
alcance de sus pretensiones es probable que acuda a los órganos internos y después al Tribunal Electoral…es normal esta ruta, ya no hay elecciones sin impugnaciones”, apuntó.

La cúpula del sol azteca analiza tres escenarios:

Que ambos bloques (el de Ortega y el G-8) logren un acuerdo para repartirse la presidencia y la secretaría general, así como el resto de los 44 cargos que habrán de renovarse los próximos 19 y 20 de marzo.

Que no se logre un acuerdo entre los bloques y el grupo de Ortega termine pactando con Marcelo Ebrard para aprobar (con el 66% de la votación) todos los nombramientos, lo que traería como consecuencia las primeras impugnaciones de los lopezobradoristas.

Que ante la falta de acuerdos, el G-8 tome la tribuna, impida la sesión del Consejo Nacional  y el grupo mayoritario sesione en otra sede. Incluso se menciona la posibilidad de  que se celebren dos sesiones de Consejo con el consecuente nombramiento dos presidentes de partido. Esto  llevaría  sin duda a la presentación de recursos jurídicos que terminaría resolviendo el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, como sucedió en el 2008 cuando impuso a Ortega.

El reparto de los cargos también tiene combinaciones infinitas:

A)     Que la corriente Nueva Izquierda se quede con la presidencia y el G-8 con la secretaría general.

B)      Que la corriente Nueva Izquierda retenga la presidencia y un personaje cercano a Marcelo Ebrard ocupe la secretaría.

C)      Que un personaje afín al jefe de gobierno consiga la presidencia del partido y un integrante de Nueva Izquierda la
secretaría general.

D)      Además de ambos cargos se relevarán otros  cuarenta y cuatro:

13 Comisión Política Nacional

11 Secretariado Nacional

5 Mesa Directiva del Consejo Nacional

5 Comisión Nacional de Garantías

5 Comisión Nacional Electoral

5 Comisión Ética