El príncipe Guillermo y Kate Middleton se dieron el “Sí acepto” en la Abadía de Westminster ante cerca de mil 900 invitados, entre ellos 40 miembros de la realeza de diversas partes del mundo.
El esperado día llegó y miles de personas, entre turistas y los británicos, inundan las calles, con banderas, recuerdos, y flores, entre otras cosas, para presenciar la llamada Boda del Año, para algunos y Boda del Siglo, para otros.
Como una novedad, en esta ceremonia no hubo intercambio de alianzas y sólo Kate, ahora princesa Catalina, portará el anillo nupcial, que le entregó su novio, Príncipe de Gales, procedente de las minas de Gales.
Un anillo, valuado en 52 millones de dólares, de zafiros y diamantes, que tuvo que ser ajustado para el delgado dedo de la nueva princesa.
Asimismo, la nueva princesa prometió a su esposo “amarlo, confortarlo, honrarlo y mantenerlo en la salud y en la enfermedad”, pero no manifestó tenerle obediencia, como tampoco lo hizo la princesa Diana cuando se casó con el príncipe Carlos en 1981.
La novia caminó hacia el altar, del brazo de su padre, con el himno “I was Glad” del compositor Sir Charles Hubert Hastings Parry, compuesto para la coronación de Eduardo VII en la Abadía de Westminster en 1902.
El príncipe Guillermo y Kate intercambiaron votos ante el Arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, máximo jerarca de la iglesia anglicana, quien los declaró marido y mujer.
NTX