Ya estaba casi todo listo. El checklist de la boda del joven arquitecto Javier Serrano Orozco y María Galindo Morera tenía las suficientes palomitas marcadas en los pendientes como para que los novios se relajaran, sólo un poco, rumbo a su anhelado enlace programado para el próximo 22 de octubre de 2011.

María, de 23 años, paralelamente a sus pruebas de peinado, despedidas de soltera y búsqueda exhaustiva del vestido de novia ideal, siguió asistiendo a sus clases del último semestre de su carrera en la Universidad Iberoamericana. De igual forma, la única mujer de los tres hijos que tuvo la activista María Elena Morera (@MaElenaMorera) y su esposo Pedro Galindo (@pgalindo54), continuó al frente de su negocio Must Make Up Studio (www.mustmakeup.com) donde la joven además de realizar maquillajes profesionales impartía cursos de automaquillaje los fines de semana.

Por su parte, Javier, de 29 años –el menor de los hijos del afamado arquitecto Francisco Serrano–, mientras supervisaba de manera exacerbada cada detalle de su boda a la que llamaba “mi más grande obra”, continuaba construyendo su prometedora carrera como arquitecto egresado de la Ibero (2001-2006), al frente de su despacho CheremSerrano (www.cheremserrano.com) el cual abrió en 2004 con su socio Abraham Cherem Cherem, y que en poco tiempo los había catapultado como grandes promesas de la arquitectura gracias a su trabajo en la creación de las tiendas Teavana y los restaurantes Nonna y El Japonez, por el cual obtuvieron el Premio Nacional de Interiorismo.

Los novios y futuros esposos no escatimaban en nada para que su boda fuera inolvidable. A nadie le sorprendía. La búsqueda permanente por la precisión era el pan de todos los días para Javier así que su boda no iba a ser la excepción. Y si a esto le aunamos que el gusto refinado de María salió a flote al momento de seleccionar la mantelería, flores, vajilla y el menú para el banquete que tenían contemplado celebrar en un jardín, estábamos hablando de una boda perfecta, sin margen de error.

María estudió toda su vida en el colegio Regina. Javier, en el Cumbres. Aunque ya se conocían desde la infancia fue hasta que ambos entraron a la Ibero cuando el uno se ponía nervioso frente a la presencia del otro. Cupido no tardó en entrar en escena y tras varios meses de cortejar a la hija de la entonces directora de la fundación México Unido Contra la Delincuencia, Javier Serrano le pidió a María que se convirtiera en su novia en 2008. A ella ni siquiera le pasó por la cabeza negarse a la proposición. Los detalles, el sentido del humor y el gran ser humano que habitaba en Javier habían conquistado por completo a la rubia ojiazul.

El 5 de noviembre de 2010 una noticia arrebató la sonrisa de familiares y amigos tanto de María como de Javier, y es que la guapa heredera de los Galindo publicó en su cuenta de tuiter (@mariagalindom):

La avalancha de felicitaciones a los futuros esposos por esta red social y a través de llamadas telefónicas no se hizo esperar. Ese mismo día María tuiteó:

Una semana más tarde, el 11 de noviembre, la próxima señora Serrano ya estaba haciendo la visita al primero de muchos jardines que se encontraban entre sus opciones para celebrar el día más importante de su vida. Estaba reñida la competencia, pues todos los escenarios tenían algo que le atraía a la hija de María Elena Morera, esta última actualmente al frente de la asociación Causa Común (www.causaencomun.org.mx).

Para febrero de 2011, María y Javier ya habían cubierto los cursos prematrimoniales que solicita la iglesia católica para llegar frente al altar, pero el estrés por la clásica reducción de la lista de invitados cada vez se agudizaba más en la pareja. El último twitter que María compartió con sus followers sobre su boda fue el 5 de junio de este año:

Nadie hubiera pensado que un mes más tarde Javier fuera asesinado.

Una dolorosa pesadilla

La noticia del pasado 11 de julio dejó sin aliento a todos los que lo conocían. “Asesinan al arquitecto Javier Serrano en Zihuatanejo” decía el Reforma. Varios medios comenzaron a retomar la nota en sus ediciones digitales y, cada uno en su estilo, coincidían con la versión de que el joven había perdido la vida en una balacera al intentar huir de un “retén” que instalaron hombres armados en el boulevard de este destino turístico, supuestamente con el objetivo de robo.

A decir de las autoridades, Javier iba a bordo de una camioneta Chrysler Town & Country, con placas de Distrito Federal. Según los testigos, al darse a la fuga los delincuentes siguieron la camioneta en un Jetta y le dispararon dejando sin vida al joven Serrano Orozco.

La familia de Javier quedó en shock. María, su prometida, muerta en vida. La delincuencia no sólo había arrebatado a un joven inocente y con un gran porvenir. A la joven le quitó al amor de su vida. Al hombre con el que estaba a un paso para llegar vestida de blanco frente al altar y decir frente al Padre que estaba dispuesta estar con él en la riqueza, en la pobreza, en la enfermedad y en la salud, hasta que la muerte los separe. Pero la muerte se adelantó.