México se ha convertido en uno de los mayores importadores de armas ligeras del mundo, de acuerdo con un informe del Instituto de Estudios Internacionales y de Desarrollo de Suiza llamado Informe de Armas Ligeras 2011 (@SmallArmsSurvey). Entre las armas ligeras se incluyen morteros, lanzagranadas, cañones sin retroceso,misiles portátiles y cohetes.
Según la publicación presentada ayer, México ocupó el tercer lugar entre 70 países medidos como importadores de morteros, después de Bangladesh y Georgia, con 62 unidades entre 2006 y 2009. Además, en el mismo periodo, fuimos el primer lugar en importación de lanzagranadas. Finalmente, nuestro país es el quinto lugar mundial en compra de sistemas desechables de un solo disparo, con 327 unidades, después de Canadá, Gran Bretaña, Eslovenia y Lituania.
El reporte señala que los agentes de seguridad privada de América Latina son los más armados del mundo, con una tasa de posesión de arsenales por empleado diez veces superior a la de Europa Occidental.
México, según el documento, tiene una relación de casi “uno a uno”: el país tiene 450 mil efectivos en empresas de seguridad particular, frente a 495 mil 821 policías del Estado.
El reporte indica que a pesar de la importancia de las armas ligeras para las operaciones militares modernas, y de la amenaza potencial que representan las transferencias excesivas o mal concebidas de armas ligeras para la seguridad internacional, el comercio internacional de armas ligeras es significativamente menos transparente que el comercio de otras armas, incluyendo las armas pequeñas.
El reporte estima que el valor anual del comercio de armas ligeras equivale a mil 100 millones de dólares, mientras el comercio mundial autorizado de armas pequeñas y armas livianas, así como de sus municiones se eleva a casi 7 mil cien millones de dólares por año. Según el Barómetro de transparencia anual del Small Arms Survey 2011, que permite apreciar en qué medida los Estados informan sobre las transferencias de armas pequeñas que realizan, México ha informado con detalles de sus transacciones de armas y ha cumplido con la transparencia.
Más guardias privados que policías en AL
Según la investigación, la industria de la seguridad privada registra un desarrollo importante, llegando a 20 millones de empleados declarados a nivel mundial, una cifra que dobla la de los efectivos policiales.
En algunos países, se ha duplicado o incluso triplicado el personal de seguridad privada en las últimas dos décadas. Según este informe, “la externalización por parte de los gobiernos de un gran número de funciones de seguridad parece ser, entre otros, uno de los factores determinantes de dicha expansión”.
A pesar de este crecimiento en AL, el personal de seguridad privada dispone de una cantidad de armas de fuego muy inferior a la de las fuerzas de seguridad estatales. Un análisis de los datos de 70 países evidencia que el sector privado posee no más de 4 millones de armas, cifra que contrasta con los cerca de 26 millones en posesión de las fuerzas del orden y los 200 millones de las fuerzas armadas.
Exceptuando las zonas afectadas por conflictos, América Latina es la región con el mayor índice de armas por empleado, unas diez veces superior al de Europa occidental. Los mecanismos de regulación y rendición de cuentas no han evolucionado paralelamente con el desarrollo de los servicios de seguridad privada. A pesar de existir pruebas sobre las implicaciones de la entrada de firmas de seguridad privada, tanto en la adquisición ilícita de armas de fuego, como en la pérdida de armas como consecuencia de robos y la utilización indebida de las armas, no se cuenta con informes sistemáticos sobre estas prácticas reprensibles.
“En cárceles, aeropuertos, fronteras y calles, los servicios de seguridad se encuentran cada vez más en manosde agentes privados”, afirmó Keith Krause, Director de programa del Small Arms Survey. “La interrogante clave–a la que no podemos dar una respuesta– es si estas prácticas en proceso de evolución están reforzando operjudicando las condiciones de seguridad”
Estos costos ascienden en el mundo a cientos de miles de millones de dólares, aunque se pueden medir de varias formas: la financiera, los costos de capital humano y físico, entre otras. Estas mediciones son definidas por la duración, la severidad y la amplitud geográfica del conflicto.
Si las consecuencias de los conflictos armados se toman en consideración, los costos de la violencia armada se elevan aún más. Los conflictos civiles violentos decrecen el PIB de una economía promedio en al menos 2% cada año.
Algunas aproximaciones para medir el costo de la inseguridad generada por los conflictos indican que pueden ascender a 70 dólares por persona y llega a ser al año 400 mil millones de dólares a nivel mundial.
El costo de la violencia armada fuera de los conflictos armadas en sólo 90 países, medido en términos de productividad, llega a ser 95 mil millones de dólares y llegan a alcanzar 163 mil 300 millones de dólares o.14% del PIB mundial.
Por mucho, el mayor número de muertes causada por la violencia de las armas sucede en momentos y países en los que no hay un conflicto armados o guerras. Países como El Salvador, Jamaica, Sudáfrica sufren de registros extrmadamente altos de homicidios, con más muertes cada años que en muchas guerras contemporáneas.
Las muertes fuera de conflictos o guerras son distinguidas principalmente se distinguen porque las cometen pequeños grupos o individuos, mientras en las guerras los realizan grupos de cientos de hombres de forma cohesionada. Pero, frecuentemente, hay pequeñas diferencias en la intensidad de la violencia entre conflictos a gran escala y a pequeña, además de que la diferencia entre éstos es muy borrosa.
Aproximadamente, 60% de todas las muertes en conflictos violentos son cometidas con armas de fuego, desde 19% en Europa central y occidental a 77% en Centroamérica, con 245 mil muertes cada año.
El impacto letal de las guerras modernas se extienden más allá de los soldados o los grupos en conflicto, dañando a los civiles que habitan la región.
Existen alrededor de cuatro muertes de civiles por casa muerte directa del conflicto en los enfrentamientos contemporáneos. Esto representaría al menos 200 mil muertes indirectas cada año.
