Oventic, Chiapas.- La estructura militar del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) decidió no reunirse con Javier Sicilia y el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Las coincidencias entre ambos movimientos versan en la intención y la necesidad compartida de cambiar las estructuras de poder en el país.
Las diferencias, sin embargo, son en el método para llegar a este fin, según dio a conocer el jefe político militar del grupo insurgente, el Subcomandante Marcos, en la más reciente de las cartas donde hace referencia a las acciones que ha emprendido el movimiento y Javier Sicilia, entre ellas la de reunirse con la clase política mexicana, a la que el insurgente considera “una pandilla de facinerosos”.
Tal vez por ello, el pretendido encuentro de Sicilia y los integrantes de la Caravana al Sur con el subcomandante Insurgente Marcos no se llevó a cabo. En su lugar, en el último de los tres días que el movimiento ciudadano estuvo en Chiapas, una pequeña delegación, con Sicilia a la cabeza, fue recibido por los integrantes de la Junta de Buen Gobierno de la comunidad Oventic, ubicada en la zona de indígenas tzotziles de los Altos de Chiapas, y una de las cinco en que se agrupan los militantes del grupo insurgentes a lo largo de Chiapas.
Para entender la diferencia habría que ver que la conformación del EZLN se ha redefinido a lo largo de los 17 años que han pasado desde el alzamiento armado que estalló en enero de 1994. En 2003, el grupo armado separó su lógica y su estructura militar de la civil.
En ese año se crearon los llamados Caracoles, instancias civiles y políticas presididas por las llamadas Juntas de Buen Gobierno, encargadas de gobernara las comunidades zapatistas que a su vez, conforman los municipios autónomos zapatistas.
Al anunciar su creación, el subcomandante Insurgente Marcos definió que las Juntas de Buen Gobierno son estructuras independientes de las fuerzas milicianas, y su accionar por tanto “será por la (vía de la) razón y no la fuerza”.
Se mantiene intacta la estructura militar del EZLN, presidida por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena (CCRI), donde el Subcomandante Marcos forma una parte importante.
En algunas ocasiones ambas estructuras, la político-civil y la militar llevan acciones conjuntas, como en la marcha del 7 de mayo pasado, cuando más de 20 mil civiles zapatistas y comandantes del grupo insurgente efectuaron una manifestación multitudinaria como hacia varios años no se llevaba a cabo, para apoyar en esta ocasión al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad que encabezó el poeta Javier Sicilia.
En esta ocasión –cuando ya han pasado varios meses y el Movimiento por la Paz y Sicilia se han reunido con la clase política mexicana para tratar de incidir, entre otros puntos en varias iniciativas de ley- el subcomandante Marcos y el resto de los integrantes del CCRI, en los hechos, dijeron no al encuentro que entre ambas causas se esperaba.
Más aún, en la reunión de poco más de una hora que los representantes del Movimiento y Sicilia sostuvieron con la Junta de Buen Gobierno de Oventic, la posición de esta parte del grupo civil insurgente fue clara: “solo venimos a escuchar”.
Al final, al menos por ahora, la alianza de la que podría haber sido símbolo la reunión Marcos-Sicilia, no se dio. Ambos movimientos siguen caminando de forma paralela, hacia el mismo fin pero bajo diferentes esquemas.
