Según estimaciones de la Clínica contra el Tabaquismo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), las mujeres corren más riesgo de padecer cáncer por fumar, porque por cada cigarro que consume, es como si fueran dos.
Otro dato revelador: el 67% de los jóvenes fumadores tiene padres con tabaquismo, pues el ver a los papás fumar quita en los chicos la percepción del riesgo a la salud.
Por tanto, se tienen registrados 14 millones de mexicanos fumadores activos, que consumen siete cigarrillos por día.
Guadalupe Ponciano Rodríguez, coordinadora de la Clínica contra el Tabaquismo de la Máxima Casa de Estudios, señaló que los mexicanos que entran a la universidad se hacen más adictos a la nicotina.
“Sábado y domingo combinan el consumo de cigarro con el del alcohol. En fiestas, eventos deportivos, conciertos o salidas a los antros tienden a combinar las únicas drogas legales en México. Una copa les invita un tabaco, éste otra copa y así sucesivamente, por lo que en esos dos días fuman más de lo que consumen en la semana hábil”, recalcó.
Los alumnos fuman en promedio de cinco a siete cigarros cada 24 horas en días de clases, pero el fin de semana el consumo sube hasta 30 tabacos.
Agregó que “muchos estudiantes adquieren la adicción al tabaco entre sus aulas y otros se hacen dependientes a esta droga legal a lo largo de la carrera. Son universitarios que quedan atrapados en la nicotina por el resto de sus vidas”.
Además, agregó que es cuando definen su futuro y por tanto descuidan su salud. Mientras que “en otros países entre mayor es el grado de educación, la prevalencia se reduce, cosa que desafortunadamente no ocurre en México, pues el Instituto Nacional de Salud Pública ha detectado que entre más educación, también sube la cantidad de cigarrillos y la prevalencia del tabaquismo”.
Un estudio realizado en 2012 en la Universidad Veracruzana concluyó que 13 de cada cien nuevos alumnos que ingresan a esa institución son fumadores y la cifra se duplica a 26 cuando éstos concluyen sus estudios.
El 25.8% de los alumnos de esa institución presentó adicción leve; 41.6%, moderada y sólo 1.4% presentó dependencia severa.
Sin embargo, no es el único problema, pues los cigarros sueltos influyen demasiado, porque los estudiantes pueden comprar uno, luego dos y así hasta que terminan adquiriendo la cajetilla.
Un ejemplo muy evidente en la UNAM, recordó la doctora Ponciano, fue cuando surgió el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), pues se veía a más jóvenes fumando pipa por la admiración que surgió por el subcomandante Marcos. “Incluso, en la facultad de Filosofía y Letras vendían pipas”.
“Algunos, incluso, dicen que sólo van a fumar tres o cinco años y luego lo van a abandonar, porque creen que a ellos no les va a pasar nada en su organismo y eso revela que no alcanzan a entender la capacidad adictiva de la nicotina”, señaló la especialista.
Con información de MVS Noticias.
