Estados Unidos designó hoy como cabecillas del narco al importador mexicano de pseudoefedrina Ezio Benjamín Figueroa Vásquez y a su hijo Hassein Eduardo Figueroa Gómez, así como a 16 empresas domiciliadas en México y Panamá.
La Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC), del Departamento del Tesoro, sostuvo que ambos juegan un “papel significativo” en el tráfico internacional de narcóticos, como distribuidores a los cárteles mexicanos de las materias primas para la fabricación de metanfetaminas.
“En estrecha cooperación con el gobierno mexicano, OFAC está sancionando hoy a dos traficantes significativos que durante años evitaron las leyes mexicanas de control para importar cantidades masivas de pseudoefedrina”, dijo su director Adam Szubin.
Figueroa Vásquez fue arrestado en septiembre pasado por el gobierno mexicano y continúa bajo custodia de las autoridades. Dos meses después, él y su hijo Figueroa Gómez fueron encausados legalmente en el Distrito Este del estado de Virginia.
El documento acusatorio mantiene que padre e hijo conspiraron para cometer lavado de dinero en conexión con el presunto trasiego de precursores químicos. La acusación había sido mantenida sellada hasta su designación como cabecillas del narco.
Las 16 empresas incluidas en la designación incluyen inmobiliarias, constructoras y farmacéuticas.
La OFAC identificó por nombre a Geofarma SA de CV y Distribuidora Médica Hospitalaria, ubicadas en la Ciudad de México, así como Promociones Citadel y Desarrollo Arquitectónico, localizadas en Guadalajara, capital del estado de Jalisco.
El jefe de operaciones financieras de la Administración Federal Antidrogas (DEA), John Arvanitis, señaló que los acusados actuaron durante años como “facilitadores mayores” de las “más violentas y brutales redes de drogas de México”.
“Los más grandes cárteles del mundo requieren de organizaciones como ésta para asegurar enormes cargamentos de precursores químicos como efedrina y pseudoefedrina para producir cantidades masivas de metanfetaminas”, señaló.
Las designaciones, como parte de la legislación de cabecillas del narcotráfico, incluyen un embargo de sus bienes en Estados Unidos y la prohibición de cualquier transacción con entidades o personas estadunidenses.
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