Haciendo una revisión de la votación obtenida por los candidatos a la presidencia el pasado primero de julio, observamos que en los estados con mayor incidencia delictiva por habitante -según datos del gobierno (Inegi)- el PAN podría haber sufrido un voto de castigo, pues sólo habría ganado uno de los 18 estados con más delincuencia.
A partir del cómputo distrital del IFE y ya con los datos del recuento parcial, se obtienen números preliminares de la elección presidencial, sólo a la espera de la resolución del Tribunal Federal Electoral (TEPJF). Uno de los cruces estadísticos que se pueden realizar con las cifras de votos por entidad es la comparación con la incidencia delictiva por cada 100 mil habitantes, recogida por el Inegi en 2011.
Cruzando esta información, encontramos que, entre los estados más violentos, Enrique Peña Nieto (EPN) ganó seis de ellos; Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ganó tres y Josefina Vázquez Mota (JVM) sólo ganó uno.
Habría que decir que a nivel nacional, Peña ganó 20 entidades -casi dos tercios-; AMLO, ocho; JVM, cuatro.
Sin embargo, tomando estas proporciones, EPN ganó seis de las entidades con mayor delincuencia, aunque asimismo ganó más entidades en los lugares con menos delincuencia.
Podemos notar que entre los 18 estados con mayor delincuencia el PAN ganó sólo una entidad, mientras que entre las 14 con menos delincuencia ganó tres.
Por otra parte, AMLO ganó tres entidades entre las diez que sufren mayor delincuencia, mientras que ganó sólo una de las diez entidades con menor violencia. Las otras cuatro entidades que ganó fueron de delincuencia media.