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Londres 2012: superar el dolor del esfuerzo haciendo más ejercicio
Londres 2012: superar el dolor del esfuerzo haciendo más ejercicio
4 minutos de lectura
Londres 2012: superar el dolor del esfuerzo haciendo más ejercicio
13 de agosto, 2012
Por: Dulce Ramos
@WikiRamos 

En los últimos años se ha hecho habitual la imagen de remeros que colapsan tras haberlo entregado todo en su persecución por el oro, atletas que se tambalean tras pasar la línea de meta o ciclistas a los que no les queda fuerza alguna en las piernas.

¿Qué pasa cuando estos deportistas de elite colapsan tras el esfuerzo? ¿Se puede responsabilizar por el agotamiento a una acumulación de ácido láctico en los músculos, tal como mucha gente asume?

A menudo se recurre al ácido láctico para describir el dolor que se siente durante un ejercicio extenuante y se lo señala como causante del posterior dolor de músculos, calambres y fatiga.

Pero el doctor Steve Ingham, jefe de fisiología en el Instituto Inglés del Deporte, asegura que el ácido láctico tiene mala prensa.

“Es una consecuencia natural del entrenamiento fuerte. Pero no es lo que causa el dolor. Eso son los nervios, que reaccionan porque los músculos están trabajando duro”, sostiene.

El ácido láctico es un subproducto que surge cuando los músculos emplean carbohidratos para crear energía para el ejercicio físico. El ácido se rompe en iones de hidrógeno y lactato, y son dichos iones los que producen dolor.

Ingham añade que “hacen que la situación sea incómoda y le están pidiendo al cuerpo que se detenga”.

Trabajar más duro

Mientras que una persona normal quizá deje de correr en la calle al sentir este dolor, un atleta de elite demostrará mucha mayor resistencia.

El doctor Tom Saw, médico deportivo en Milton Keynes que ha trabajado estrechamente con el equipo de remo británico, dice que esto se debe a su entrenamiento.

“Los atletas pueden hacer más ejercicio antes de que los productos resultantes de la ruptura química por el metabolismo empiecen a causar problemas.

“Pueden trabajar más duro durante más tiempo para producir la misma cantidad de lactato en la sangre y sobrellevarlo mejor”.

En deportistas de elite, el ácido láctico empieza a acumularse cuando se están ejercitando a un 80 o 90% de su ritmo cardíaco máximo.

Aún así, personas como el ciclista Chris Hoy o el atleta Mo Farah necesitan entrenarse seriamente al menos cinco veces a la semana para tolerarlo y producirlo en altas cantidades, duela o no.

“Es algo que se puede superar llevando a uno mismo hasta el límite. Tan pronto como haya terminado el ejercicio, el cuerpo lo utilizará como combustible”, dice Ingham.

Muchos años de investigación en este campo realizada por científicos de la Universidad de California en Berkeley denotaron que el entrenamiento de resistencia convierte al ácido láctico en un amigo, no un adversario.

Dicen que el entrenamiento intensivo le enseña al cuerpo a utilizar el ácido láctico como fuente de combustible equiparable a los carbohidratos que se almacenan en el tejido muscular o el azúcar en la sangre.

El lactato se puede quemar con oxígeno para crear incluso más energía.

Este uso eficiente del ácido láctico no sólo evita la acumulación de lactato sino que utiliza más energía del combustible corporal.

Piernas de gelatina

El manejo del dolor muscular difiere según el deporte del que se trate pero la clave es mantener los músculos en movimiento, dice Saw.

“Se ve a ciclistas que nada más terminar sus carreras se montan sobre bicicletas estáticas para recuperarse.

“Los remeros tienen que dejar de remar inmediatamente después de una carrera larga. A causa de esta parada repentina, sus músculos están llenos de iones de hidrógeno y hay un desequilibrio bioquímico en sus piernas, que produce dolor y debilidad”.

De ahí las imágenes de remeros a los que el emblemático Steve Redgrave tiene que ayudar a salir de las canoas.

La clave para deshacerse de los iones de hidrógeno causantes del dolor es simplemente entrenarse más, aunque algunas personas, como Redgrave y Matthew Pinsent, simplemente están predipuestos por la genética a ser “grandes motores”.

Son atletas que pueden deshacerse de los iones respirando oxígeno y creando más energía.

Los equipos de remo británicos son sometidos a pruebas en los que se valoran los umbrales de lactato, se mide cuánto esfuerzo pueden realizar antes de que el ácido láctico se acumule.

“Cuanto más despacio se acumule, mejor”, dice Saw.

Al final, el cuerpo sabrá cuándo ha tenido suficiente.

Ingham asegura que el ácido láctico es tan sólo una información heredada de la evolución, una útil herramienta para nuestros ancestros que iban de caza.

“Es un mensaje de alerta del cuerpo que dice que los suministros de energía están bajos.

“Si Ud. tiene que correr detrás de un animal para comérselo, y gasta mucha energía, entonces tiene que merecer la pena”.

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Etiquetas:
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