Luego de que el sacerdote Alejandro Solalinde afirmara en diversos medios de comunicación que ha sido retirado del albergue ‘Hermano en el Camino’ a petición del obispo de Tehuantepec, Oscar Armando Campos, la Conferencia del Episcopado Mexicano emitió esta tarde un comunicado en el que realiza diversas “precisiones” en torno a la situación del sacerdote y activista defensor de los derechos humanos de los migrantes.
En el comunicado, el obispo Oscar Armando Campos asegura que “en ningún momento” ha afirmado que el padre Solalinde vaya a ser retirado en noviembre de la administración del albergue ‘Hermanos en el Camino‘. “Ignoro de dónde sacan esas conclusiones”, señala el obispo, quien precisó que el trabajo del albergue “no dependen de la Comisión Episcopal”, sino de la Diócesis.
En este sentido, Oscar Armando Campos refiere que “posiblemente” la causa de la confusión se encuentra en el diálogo que ambos mantuvieron antes del periplo de Alejandro Solalinde por Canadá y algunos países de Europa luego de que éste recibiera amenazas de muerte.
“El me buscó para comentarme que en noviembre dejaba el trabajo de la Movilidad Humana, ya que todo el equipo terminaba su función. Preguntó que si tenía pensado algún trabajo para él. Le respondí que lo único que tiene la Diócesis son las parroquias y dentro de ellas diversas actividades para atender a la comunidad. Le propuse que escogiera alguna para que quedara “adscrito”. Esta es una figura jurídica dentro de Iglesia, para que el sacerdote tenga el respaldo parroquial. No significa, en manera alguna, dejar el Albergue. Me extraña, pues, la interpretación. Hace casi dos semanas estuvimos platicando de las experiencias de su viaje y en ningún momento me externó sus preocupaciones al respecto”.
El obispo de Tehuantepec destacó en el escrito que “el trabajo del padre Solalinde nunca ha sido devaluado” puesto que él, junto con otros grupos, “ha puesto en la agenda social y política el tema de los migrantes para promover leyes más justas”.
Asimismo, indicó que cuando Solalinde le informó que sufría amenazas por su labor al frente del albergue, solicitó, “en declaración escrita y publicada en la Diócesis” apoyo a su trabajo “y el respeto a su integridad personal”.