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Angélica Rivera, la mujer al lado de Peña Nieto
Angélica Rivera, la mujer al lado de Peña Nieto
4 minutos de lectura
Angélica Rivera, la mujer al lado de Peña Nieto
02 de diciembre, 2012
Por: Dulce Ramos
@WikiRamos 
Angélica Rivera

La mujer que sonreía tímidamente detrás del nuevo presidente de México, Enrique Peña Nieto, tras la toma de posesión del mandatario no es una cara nueva para la mayoría del país.

Por el contrario, Angélica Rivera es una de las actrices de telenovela más populares entre los mexicanos.

Hace sólo unos años, su rostro y su personaje de “La Gaviota” era ovacionado en todo el país como protagonista de una de las telenovelas de mayor rating de la historia “Destilando amor”, una versión de la colombiana “Café con aroma de mujer”.

“Partiendo de que la telenovela es la religión más venerada de este país, pues teníamos casi a una mujer virginal frente a las pantallas contando esta historia del tequila”, contó a BBC Mundo el periodista Alberto Tavira.

Sin embargo, la mujer que vieron las cámaras este sábado no se parece tanto a aquella. Su transformación ha sido evidente: atuendo, pelo y maquillaje clásicos definen a la nueva primera dama de México.

“A mí me parece que el papel de Angélica Rivera como primera dama del país va a estar supeditado a un segundo plano porque a nadie le conviene que la actriz tome un papel como funcionaria o para dirigir algunas instituciones”, dice Tavira, autor y del libro “Las mujeres de Peña Nieto”.

De la televisión al altar

Actriz y presentadora desde finales de los 80, Rivera se inició participando en videos musicales de artistas como Verónica Castro y Luis Miguel a los 17 años y obteniendo la corona de un concurso de belleza que organizaba el diario El Heraldo de México.

Más adelante presentó algunos programas musicales y participó en telenovelas juveniles hasta obtener en 1995 el protagónico en el culebrón que la catapultó: “La Dueña”. Alejada del escándalo, su historia en la pantalla chica escaló rápidamente hacia la cima.

Justo en el punto más alto de su carrera, Rivera se convirtió en la imagen de campaña del entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto.

Para 2009 el romance entre ambos ya era del dominio público. Tan público como lo fue la fastuosa boda en la catedral de la capital de ese estado en noviembre de 2010 acompañados de los seis hijos, frutos de sus matrimonios anteriores.

“Vimos a una mujer que vino a sumarle a la campaña del ese entonces candidato a la presidencia más que a colgarse de su imagen”, dice Tavira.

Escrutinio

Nunca antes la historia de Rivera había sido tan escudriñada por los medios como desde que inició su romance con Peña Nieto.

Su anterior matrimonio con un reconocido productor de telenovelas, la boda religiosa anulada, sus tres hijas fruto de ese matrimonio y sus fotografías en bikini llenaron revistas y redes sociales.

La única declaración de Rivera sobre su pasado la dio a la revista del corazón clic Quién en 2009: “el día que me casé con el Güero Castro, ése día me divorcié por algo que sucedió entre él y yo después de la boda. Pero eso sólo lo saben mis hijas y yo me lo voy a llevar a la tumba”.

Tampoco se hicieron esperar las especulaciones sobre el romance orquestado como una estrategia de mercadeo que ponía a un político bien parecido, joven y dinámico (representando un partido que en el imaginario colectivo aún estaba plagado de “dinosaurios”) al lado de una popular actriz de telenovelas para conformar la pareja ideal rumbo a las campañas electorales por la presidencia del país.

“No podemos montar nada en el corazón”, declaró Rivera a la revista ante la pregunta de si su romance era un montaje.

Partiendo de ese testimonio, Tavira explica que “construyeron una pareja aspiracional que ganó la atención del público tanto del espectador de telenovelas como del publico de a pie”.

La más bonita del mundo

‘Ninguna de estas especulaciones dañó la popularidad de la pareja que en seguida ocupó por igual las portadas de revistas del corazón que las de análisis político.

Por el contrario, ante diversas situaciones críticas, la actriz respondió con bajo perfil, como cuando su hijastra reenvió un desafortunado mensaje por Twitter llamando “prole” a los detractores de su padre o cuando se revelaron las infidelidades de su marido a su anterior mujer en el libro “Las Mujeres de Peña Nieto”.

Ahora, pocos temen que la esposa del presidente pueda adoptar un papel protagónico a su llegada a la residencia presidencial, Los Pinos.

Retirada de las series televisivas, su presencia se ha limitado a brindar apoyo a Peña Nieto tanto en eventos públicos como a través de internet.

Quizá su mayor reflector desde entonces sea el que le dedicaron algunos titulares en el extranjero el día de los comicios, como el del tabloide alemán Bild que la llamó “La primera dama más bonita del mundo”.

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