Autoridades reguladoras de Estados Unidos ordenaron una extensa revisión a los sistemas críticos de los aviones 787 de Boeing –modelo que según un proyecto del Ejército Mexicano será convertido en el nuevo avión presidencial– tras un incendio y una fuga de combustible detectadas la semana pasada.
La Agencia Federal de Aviación dijo que la revisión incluirá el diseño, manufactura y ensamblado de la aeronave que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) busca adquirir para sustituir al actual avión presidencial, construido en 1987.
La alerta por parte de las autoridades estadounidenses se lanzó luego de que la semana pasada aviones del modelo 787 de Boeing estuvieron involucrados en dos incidentes en aeropuertos de Estados Unidos y una aerolínea japonesa cancelara un vuelo luego de que un computador indicó erróneamente que había un problema con los frenos de un Boeing 787.
Apenas el domingo pasado Japan Airlines informó de una fuga de combustible en un Boeing 787 Dreamliner de su flota. El Aeropuerto Internacional de Narita, ubicado en las afueras de Tokio, dijo que la JAL avisó que había detectado un derrame de 100 litros de combustible tras una inspección a la aeronave.
De acuerdo con versiones de prensa, el avión tuvo el mismo problema la semana pasada en Boston.
Por su parte, la aerolínea japonesa All Nippon Airways ha registrado en sus Boeing 787 fugas de combustible, grietas en una ventana en la cabina de vuelo y fallas en las computadoras, debido a lo cual ha cancelado varios vuelos nacionales.
El 787 es el avión de pasajeros más moderno de Boeing. Las aerolíneas japonesas y la mexicana Aeroméxico figuran entre las principales compradoras de las aeronaves.
El nuevo avión presidencial
En julio pasado la Sedena presentó un proyecto para la compra de un nuevo avión modelo Boeing 787 Dreamliner para sustituir al actual avión presidencial TP 01 que es un Boeing 757 construido en 1987.
En un primer proyecto, presentado en julio pasado, la Sedena cotizó en 9 mil millones de pesos (750 millones de dólares) la compra del nuevo avión presidencial, cuyo visible mayor atributo es evitar escalas para recargar combustible en viajes largos.
En un inicio, la Sedena justificó su intención de comprar el avión trasatlántico argumentando que respondía al “cumplimiento de un exhorto del Congreso de la Unión” para “renovar la flota aérea a cargo de la Fuerza Aérea Mexicana”.
Para diciembre pasado la Sedena oficializó el proyecto de compra de la nueva aeronave por un total de 6 mil 308 millones de pesos.
La Sedena confirmó la compra de la nueva aeronave presidencial en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal 2013, presentado por la Secretaría de Hacienda a la Cámara de Diputados el pasado viernes 7 de diciembre.
El plan para la compra del avión que sustituirá al actual el TP 01 quedó oficializada como uno de los proyectos de inversión de la Defensa Nacional para el 2013, bajo el nombre de “Adquisición de una Aeronave de Transporte Estratégico para uso Presidencial y del Estado Mayor” con la clave 12071320003.
En ese proyecto, la Sedena pide un presupuesto de 6 mil 308 millones de pesos para la compra del nuevo avión presidencial que, de acuerdo a un documento presentado por la misma dependencia en julio pasado, se trata de un Boeing 787, cuyo precio comercial, según la página en internet de la empresa aeronáutica, es de 206.8 millones de dólares, unos 2 mil 688 millones de pesos.
Aunque el presupuesto pedido por la Sedena es de más del doble del costo comercial del avión a adquirir (2.3 veces más), la cifra presentada por la dependencia incluye el costo del avión, los gastos en operación y mantenimiento, así como los intereses generados por el arrendamiento y la adecuación de la aeronave a las necesidades del gobierno mexicano.
La Sedena detalla que el costo del avión se divide de la siguiente forma: avión y equipo con un costo estimado del flujo amortizado del valor actual del avión (637.1 mdp) y equipo (560.7 mdp). El horizonte del arrendamiento (15 años) considera pagos anuales promedio de 45 mdp en operación y mantenimiento, más pagos anuales de arrendamiento entre 4.6 mdp y 451.4 mdp.
Posible compra a través de Aeroméxico
En octubre pasado el gobierno federal, encabezado todavía por el ex presidente Felipe Calderón, confirmó el anclaje de la compra del nuevo avión presidencial a la adquisición de una flotilla de varios modelos Dreamliner 787 que la aerolínea mexicana Aeroméxico hará a la aeronáutica Boeing.
“Estamos en el proceso, todavía, de evaluaciones y de revisiones, cuando se termine este proceso también de negociación con la empresa pues daremos cuenta de ello. Hay el dato, y yo creo que fue muy afortunado, de que Aeroméxico realizó una adquisición muy importante de aviones y eso permite anclar la negociación para que los términos y condiciones, en su caso, sean exactamente las mismas que las de esa aeronave”, explicó el entonces secretario de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña.
A finales del pasado mes de julio, Aeroméxico informó de su intención de adquirir un paquete de Dreamliners 787, el primero de los cuales recibirá en el primer semestre del próximo año.
Con información de AP
Nota publicada originalmente el 15 de enero de 2013
