Los cinco hijos de una mujer que un patrullero fronterizo estadunidense mató de nueve disparos y los de un mexicano que fue golpeado por una docena de agentes hasta morir demandaron en la garita de San Ysidro que las autoridades ejerzan justicia.
Los cinco hijos menores de Valeria Tachiquín, a quien un patrullero mató de nueve balazos calibre 38, disparados a menos de un metro de distancia, y los de Anastasio Hernández, muerto esposado a golpes y con descargas eléctricas, realizaron la protesta el viernes pasado.
Además, estuvo el hijo de un mexicano, José Gutiérrez, a quien patrulleros fronterizos golpearon tanto que quedó un mes en estado de coma y no fue deportado porque le tuvieron que extraer cinco fragmentos de cráneo.
Igualmente estuvo el hermano menor, de seis años de edad, de un joven mexicano de 19 años, Carlos Lamadrid, a quien patrulleros fronterizos mataron de tres tiros por la espalda cuando intentaba alcanzar la frontera mexicana para evitar que lo arrestaran.
Esta es la primera vez que los hijos de víctimas de abusos de agentes fronterizos y de migración se pronuncian públicamente porque ninguno de esos casos ha sido juzgado ni resuelto.
Con información de Notimex