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Los retos económicos del próximo presidente de Venezuela
Los retos económicos del próximo presidente de Venezuela
4 minutos de lectura
Los retos económicos del próximo presidente de Venezuela
12 de abril, 2013
Por: mzepeda
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Foto: AP
Foto: AP

El chavismo fue petróleo y programas sociales, proclamas socialistas, nacionalización y estricta regulación del mercado, todo montado sobre el gigantesco carisma del fallecido presidente Hugo Chávez.

Según sus críticos, este modelo ha hecho agua y ha dejado a la economía contra las cuerdas.

Desde esta perspectiva, las dos devaluaciones del mandatario en funciones, Nicolás Maduro, en los dos últimos meses son un claro síntoma del agotamiento del proyecto chavista.

Pero según Mark Weisbrot, codirector del Center for Economic and Policy Research de Washington, estos vaticinios de inminente derrumbe económico son infundados.

“No es la primera vez que se predice un colapso económico. Entre 2004 y 2006, el Fondo Monetario Internacional subestimó el crecimiento del PIB (Producto Interno Bruto) venezolano con errores de entre el 10,6 y el 5,8. Lo mismo sucedió en 2008 con la crisis global”, le dijo Weisbrot a la BBC.

“Venezuela no tiene desequilibrios insostenibles. Las devaluaciones fueron una manera de ajustar el valor de la moneda porque su inflación es más alta que la de sus socios comerciales”.

En 2011, la economía creció un 4,2%. En 2012, más del 5%. Pero las proyecciones para el año en curso son más inciertas y los escenarios más pesimistas hablan de una espiral insostenible de deuda, inflación y crisis de la balanza de pagos.

¿Existe un riesgo real de colapso económico o es todo pura fiebre preelectoral?

Nuevos y viejos problemas

A pesar de todos los planes y la retórica del chavismo en favor de una diversificación económica, Venezuela sigue dependiendo de la renta petrolera que genera más del 90 % de sus divisas.

En este sentido, la Venezuela chavista no es diferente de la desacreditada versión anterior. En otro sentido, ha cambiado radicalmente.

Según el Indice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas, que mide el progreso nacional en términos de educación, salud e ingresos, Venezuela tiene el segundo índice de mayor crecimiento de América Latina.

Estos índices se consiguieron gracias a la inversión de la renta petrolera en programas sociales que tuvieron un fuerte impacto en la disminución de la pobreza.

Desde 1999 la tasa de pobreza cayó en un 37,6% y la de pobreza absoluta en un 57,8%.

A nivel económico, este logro social significa que se ha potenciado el mercado interno y el consumo.

En el caso del programa social Vivienda de los dos últimos años, su contribución al crecimiento ha sido decisiva.

Este plan permitió una expansión del sector de construcción del 22,5% durante la primera mitad de 2011 con la construcción de 147 mil viviendas, a las que se añadieron unas 250 mil en 2012.

La construcción –junto con los servicios financieros– fueron clave en una cifra que puede sorprender al neófito: el sector no petrolero se expandió un 5,4%, mucho más que el 1,1% vinculado al hidrocarburo.

¿Quién paga?

El Estado ha financiado unas dos terceras partes de este programa que apenas ha dado sus primeros pasos.

En la campaña electoral del año pasado, Chávez prometió la construcción de tres millones de hogares para 2018, casi diez veces lo que se hizo hasta el momento.

Según los críticos del modelo chavista, se trata de “una parranda” que Venezuela terminará pagando muy caro.

El banco de inversiones Merrill Lynch estima que el gasto público creció en un 30% en términos reales antes de los comicios de 2012.

¿Es posible financiar un déficit fiscal que según algunos cálculos alcanza el 12% o habrá un abrupto fin de fiesta con dolorosos ajustes del gasto y recesión?

Esta pregunta es complementaria de otra más política: ¿puede haber una radical marcha atrás en los programas sociales o se corre el peligro de que un cambio abrupto termine en un “Caracazo” como el de 1989?

¿Ajuste, crecimiento o deuda?

Un resultado indudable de los 13 años de chavismo es que cambió los términos del debate público venezolano. Hoy ni el candidato opositor Henrique Capriles cuestiona los derechos sociales adquiridos con el chavismo o la necesidad de continuar con programas sociales financiados -en última instancia- con la gran riqueza que tiene el país: el petróleo.

A lo sumo critica la forma, no el fondo.

Al mismo tiempo, ni la voluntad política puede ignorar los números. En otras palabras, ¿puede Venezuela financiar estos programas?

Un déficit fiscal se soluciona emitiendo deuda, aumentando la recaudación o bajando el gasto.

La explotación petrolera es crucial para la recaudación. El gobierno planea duplicar su producción petrolera de los tres millones de barriles diarios actuales a seis millones en 2019.

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