[contextly_sidebar id=”b2387c7d1aa9c86b139e9ba7f6634e17″]Desde junio de 2011, el Congreso de Chihuahua aprobó un exhorto para prohibir la difusión de los llamados ‘narcocorridos’, pero debido a que los grupos musicales de ese género desacatan la norma, las autoridades comenzaron a solicitar una garantía de 100 mil pesos que el artista pierde en caso de que decida cantar en público piezas con mensajes alusivos a la violencia y el narcotráfico.
El sábado pasado, en un estadio de beisbol, el cantante Alfredo Ríos El Komander, ignoró la norma ‘protegido’ por su garantía y tocó al menos 22 corridos. De origen sinaloense, este cantante es conocido como “el nuevo jefe del korrido alterado”, como se nombra al movimiento musical que aborda situaciones propias de la delincuencia organizada.
Cigarrito bañado, Bien mariguano y enfermo y El Taquicardio, fueron algunas de las canciones que cantó El Komander. Esta última dice en una de sus estrofas: “Siento mucho escalofrio /el cuerpo me esta temblando/me siento muy alterado/siento estarme acalambrando/de tanto que le he jalado, la nariz ya me ha sangrado/pero la verdad me encanta/parece que ando volando”.
De acuerdo al alcalde de Chihuahua, Marco Quezada Martínez, de militancia priista, el pago de multas es común, pues muchos artistas o empresarios deciden dar el dinero tras incumplir la prohibición. “Ellos no pierden”, dice el político. Sin embargo, ésta es la primera vez que el monto se da en adelanto.
Omar Valenzuela, productor y representante de El Komander, negó la versión de que su cantante hubiese pagado una “multa anticipada” de 100 mil pesos al ayuntamiento para cantar sus corridos: “En todo caso quien pagó o depositó fueron los empresarios”.
Ahora, el alcalde de Chihuahua no descarta la posibilidad de incrementar el monto de la multa. Además, el pasado lunes declaró que los 100 mil pesos de multa obtenidos por el concierto de El Komander serán destinados para fortalecer programas de lectura infantil.
El cantante, dijo su productor, “hizo una mezcla con temas de loquera, fiesta y de amor, en su mayoría”. Por “loquera”, Valenzuela se refería a las canciones que hacen referencia al consumo de alcohol y drogas.
Valenzuela agregó que ante la solicitud del público asistente, el cantante interpretó corridos como El Katch y El pistolero, que si bien no narran explícitamente el tráfico de drogas, retoman mucho del imaginario asociado a éste, como carros deportivos, ciertas marcas de ropa y bebidas.
Cuestión de semántica
Valenzuela negó que su cantante haya interpretado el sábado pasado “22 corridos”, como afirmó la prensa local.
“(Las autoridades) no tienen ni idea de la música de El Komander. No tiene ni idea de lo que es un corrido. Oyeron los temas con los que se dio a conocer el cantante en algún disco, de descabezados, balazos, pero que ya han cambiado por temas de relajo y de amor”. El representante agregó que los asistentes al concierto expresaron en la página de Facebook del cantante su molestia porque en el concierto en Chihuahua no cantó los temas que lo dieron a conocer.
Los llamados “temas de relajo”, tienen letras que si bien no hablan estrictamente de traficantes de drogas, sí tocan el consumo y los lujos que algunos traficantes pueden darse. Actualmente esas canciones suenan en la radio y han sido interpretadas por El Komander en sus presentaciones en canales de Televisa.
La mezcla entre el imaginario de los corridos del “movimiento alterado”, que agrupa a cantantes como El Komander, y elementos no necesariamente exclusivos del mundo narco, como la moda, complican la definición de la postura que toman las autoridades, como apunta la investigadora Anajilda Mondaca: “El asunto es que ya no es sólo apología del narcotraficante, sino a cualquier objeto que concreto que sirva al negocio, como un auto, un arma, incluso a la moda asociada a estos personajes. Hay una fetichización en estas composiciones”.
Multas que no duelen
Dentro de los factores que relativizan la efectividad de la prohibición, están las multas que la autoridad impone frente a los dividendos que dejan los llenos en las presentaciones del sinaloense, donde una mesa VIP se ofrece en 10 mil pesos y una entrada general en 200. En este sentido —afirma Mondaca— la censura, lejos de disuadir, abona a la mercadotecnia de estas agrupaciones.
Aún así, la medida persiste en ciudades como Tijuana y Juárez, donde Los Tigres del Norte fueron multados en abril del 2012, por el mismo motivo que a Alfredo Ríos.
