Este viernes 13 de septiembre por la madrugada, militantes talibanes orquestaron un atentado suicida con un automóvil y luego se enfrascaron en un tiroteo con fuerzas de seguridad afganas a las afueras del consulado estadounidense en la ciudad afgana de Herat.
La policía informó que dos oficiales de seguridad afganos murieron y también cinco atacantes, mientras que 17 otros salieron heridos. Estados Unidos informó que todo su personal en la sede diplomática estaba a salvo. Fuerzas Especiales estadounidenses entraron al área para asegurar el complejo, indicaron las autoridades.
Qari Yousef Ahmadi, vocero del Talibán, adjudicó al grupo extremista la responsabilidad por el ataque, que puso de relieve la peligrosa situación de seguridad en Afganistán, donde las tropas encabezadas por Estados Unidos están reduciendo su presencia antes de un retiro total planeado para el año próximo. Los ataques insurgentes ya no están concentrados en el sur y el este del país, pero ocurren con preocupante frecuencia en el norte y el oeste, que en los últimos años han sido las áreas más pacíficas.
Un portavoz de la embajada estadounidense en Kabul declinó hacer comentarios.
El ataque del viernes siguió a un día y medio de excepcional alegría en Afganistán, donde personas de todos los ambientes estaban celebrando el primer campeonato internacional de fútbol.
El ataque comenzó alrededor de las 6 de la mañana con la poderosa detonación. El coche bomba activó sus explosivos en las rejas del complejo, a unos 60 metros (66 yardas) de distancia del edificio principal, dijo Sayed Fazlullah Wahidi, gobernador de la provincia de Herat. Otros extremistas entonces comenzaron a disparar contra las fuerzas de seguridad en el área.
Imágenes de la televisión afgana mostraban a la policía local retirando del lugar a personas ensangrentadas. Había escombros y piezas de metal retorcidas en un área extensa cerca del consulado.
AP.
