[contextly_sidebar id=”db9936c1124b929b1bff38e7cf040031″]La Jornada publica que a lo largo de la última década las guerras, las invasiones y otras acciones militares estadounidenses se han justificado en parte para enfrentar la amenaza inaceptable del uso de “armas de destrucción masiva”, pese a que el país tiene el arsenal más grande del mundo de este tipo de armas.
El diario refiere que el único país en la historia en emplear las armas de destrucción masiva más poderosas, las bombas atómicas, contra dos ciudades en Japón en 1945, que roció incontables toneladas de dioxina (agente naranja), un arma química sobre Vietnam, durante años de conflicto, y quien facilitó la entrega y asistió en el uso de armas químicas por el régimen de Saddam Hussein contra Irán en los 80, ahora insiste en que usar ese tipo de armas es inaceptable.
Mientras Washington negocia con Rusia para obtener su objetivo de anular la capacidad de Siria para emplear armas químicas, afirmando que éstas han sido prohibidas bajo la Convención contra Armas Químicas de 1993 y que entró en vigor en 1997, y continúa justificando una opción militar bajo esa convención, no menciona que Estados Unidos aún no ha cumplido su compromiso con la misma.
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