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Policías fabrican delito e intentan despojar a un hombre de su casa
Policías fabrican delito e intentan despojar a un hombre de su casa
7 minutos de lectura
Policías fabrican delito e intentan despojar a un hombre de su casa
07 de octubre, 2013
Por: Tania L. Montalvo (@tanlmont)
@WikiRamos 
Elementos de la Secretaría de Seguridad Pública destacados en Iztapalapa habrían participado en la fabricación de un delito contra un hombre hoy se encuentra encarcelado. //Foto: Cuartoscuro.
Elementos de la Secretaría de Seguridad Pública destacados en Iztapalapa habrían participado en la fabricación de un delito contra un hombre hoy se encuentra encarcelado. //Foto: Cuartoscuro.

Un presunto robo con violencia a un transeúnte tiene a Guillermo Verduzco en el Reclusorio Oriente desde hace quince días. El hombre, de 40 años, dice que estar en la cárcel es una pesadilla que inició por la ambición y la envidia de quien lo acusa de un delito que no cometió, con la intención de  quedarse con la casa que posee en la delegación Iztapalapa, al oriente de la Ciudad de México.

Guillermo fue detenido el viernes 20 de septiembre, cuando las patrullas 4628 y 4604 de la policía auxiliar del Distrito Federal lo identificaron como el responsable del asalto con violencia a Víctor Alberto Martínez Bohórquez, quién lo denunció por el robo de su cartera y celular, según consta en la averiguación previa FIZ-IZP-1-T1-01442 -1309

Según el expediente, varios testigos vieron cuando a Guillermo lo detuvieron a las 13:30, pese a que el hombre que lo acusa y los policías dijeron que el supuesto asalto ocurrió a las 14:00 horas en la calle Dibujantes esquina con Vicente Guerrero, apenas a dos cuadras de donde, otros testigos vieron a Guillermo lavando coches esa mañana desde las 11:00 horas.

[contextly_sidebar id=”62d5d744527e57cad5d98f64485d37f8″]Diana Verduzco, hermana de Guillermo, dice que la diferencia entre hora de la detención y la del supuesto delito sólo es una de la decena de irregularidades que han ocurrido desde ese día, cuando a decir de su hermano, les cambió la vida.

La supuesta víctima asegura -según consta en el expediente-, que Guillermo llegó por atrás y con el brazo derecho lo rodeó por el cuello y le hizo una llave que lo lastimó. Con la otra mano, Guillermo supuestamente habría sacado un objeto punzocortante con el que “lo picó” y después lo habría despojado de la cartera y el celular.

Víctor insiste en que el agresor se fue caminando y él lo siguió. Dice que en el camino —de apenas dos cuadras entre donde ocurrió el supuesto incidente y la detención— se encontró a dos patrullas que lo apoyaron y no perdieron de vista al presunto asaltante para detenerlo.

Diana confía en que la clave “del delito fabricado” esté en esas declaraciones.

“A mi hermano lo detienen frente al Mercado (de San Juanico Nextipac) lavando autos y le piden que suba a una de las patrullas después de que, supuestamente, nunca lo pierden de vista desde que ocurrió el asalto; pero nadie puede explicar cómo fue que Memo cometió el delito, entró al mercado para llenar una cubeta con agua y comenzó a lavar coches, que fue como lo encontraron”.

“A dos cuadras Memo asaltó a alguien, se va caminando muy tranquilo, lo siguen y dejan que comience a lavar autos y ya que va a la mitad de eso, deciden detenerlo”, dice Diana, quien viajó desde Ciudad Juárez, Chihuahua junto con sus cuatro hermanas para ayudar a Guillermo, que vivía solo en la capital del país desde hace siete años, cuando falleció su padre.

“Además, mi hermano cuenta que le dijeron que en la delegación le explicarían porque se lo estaban llevando. Dice que nadie lo reviso, nadie le dijo nada y cuando llegó al Ministerio Público, dos horas después de esperar encerrado en una patrulla, resulta que le dicen que cometió un asalto y que los policías ya le habían entregado al supuesto asaltado la cartera y el celular, porque los necesitaba”, agrega Diana.

Las pruebas de que Guillermo cometió el delito son las fotografías de la cartera y el celular que presentaron los policías de las patrullas 4628 y 4604. Cuando el acusado solicitó algún examen de pruebas dactilares a los objetos presuntamente robados, le dijeron que era imposible porque la víctima ya había recuperado sus pertenencias.

Según la información que recabaron los productores del documental Presunto Culpable —que muestra los vicios e irregularidades en el sistema de justicia mexicano— en México, 92% de las acusaciones carecen de evidencia física y se sustentan sólo en lo que dicen testigos, eso lleva a que en el Distrito Federal 95% de las sentencias sean condenatorias aunque no haya evidencia real.

Como en el caso de Guillermo, a 79% de los procesados la policía no les informa nunca la causa de su detención.

Hasta el momento, no hay testigos del supuesto asalto a Víctor, pese a que supuestamente éste ocurrió a un costado del Mercado de San Juanico, frente a una farmacia (en donde Guillermo tuvo un empleo de botarga y los trabajadores lo identifican plenamente) y junto a un puesto de jugos que está abierto de lunes a viernes hasta las 16:00 horas.

A diferencia de la falta de testigos de Víctor, la familia Verduzco ha podido recolectar casi 20 testimonios de comerciantes que vieron a Guillermo desde las 11:00 y hasta la hora de la detención lavando coches y haciendo mandados.

El intento de despojo

Esta es la propiedad de Guillermo Verduzco, de la cual, acusa la familia, quieren despojarlo. //Foto: Tania Montalvo.
Esta es la propiedad de Guillermo Verduzco, de la cual, acusa la familia, quieren despojarlo. //Foto: Tania Montalvo.

Un grupo de 20 trabajadores del Mercado intentó evitar la detención y preguntaron a los policías por qué se llevaban a Guillermo. Sólo obtuvieron como respuesta que “porque hacía algo ilegal”.  Así, los locatarios se dieron a la tarea de juntar fondos para pagar una fianza “por si ya estaba prohibido lavar coches en las calles o cobrar por hacer mandados”, cuentan a Animal Político algunos comerciantes.

Para juntar fondos, decidieron acudir con los vecinos de Guillermo en la calle de Médicos en la Colonia Sifón, en donde la familia Verduzco ha vivido desde hace más de cinco décadas.

A las 17:00 horas, casi cuatro horas después de la detención, un grupo de personas a bordo de tres autos y en compañía de la patrulla de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal con placas 03177 llegaron al domicilio de Guillermo y, según consta en la denuncia interpuesta por uno de los vecinos, “intentaron trozar el candado” para ingresar a la casa, argumentando que eran los “nuevos dueños” del inmueble.

Los vecinos impidieron que el grupo entrara a la casa de 260 metros cuadrados, en donde vivía solo Guillermo desde hace siete años.

Diana cuenta a Animal Político que la hipótesis de la familia es que “hay alguien que se dio cuenta que Memo está solo, lo acusan de un delito que no cometió, lo llevan a la cárcel y lo que quieren es adueñarse de la casa”.

La mujer reconoce que Guillermo no tenía cuidado ni en su aspecto físico ni en la casa —que encontraron repleta de basura, escombro y cartón—, por lo que no duda que haya sido confundido con un indigente con una propiedad.

Firmas recabadas por comerciantes para pedir la libertad de Guillermo. //Foto: Tania Montalvo.
Firmas recabadas por comerciantes para pedir la libertad de Guillermo. //Foto: Tania Montalvo.

En el Código Civil del Distrito Federal se establecen las bases para la prescripción adquisitiva,  es decir, cómo adquirir ciertos bienes mediante la figura de posesión y con el transcurso del tiempo. Una de las opciones es adquirir la propiedad tras comprobar el cuidado de la misma por años o el poseerla “pacíficamente” cuando no haya nadie que la reclame.

“Memo se hace cargo de sí mismo, recolecta cartón en la casa, lava autos, hace mandados, ayuda con la basura y con eso va viviendo. Físicamente es una persona normal, es alto, poquito robusto. No se mete con nadie, si lo pones con un niño de dos años, el niño de dos años le pega, nunca habla con groserías, nunca le falta al respeto a nadie. Es demasiado niño para su edad”.

Diana y su familia denuncian que la patrulla 4604 pasa todos los días frente a su casa desde la detención y el intento fallido por apoderarse del inmueble. “Nos dicen en seguridad pública que es su zona y que no está haciendo nada malo, pero no nos gusta que ahora venga dos veces al día, justo se detiene frente a la casa, se queda mirando por varios minutos y después se da la vuelta y se va”.

Además, hay otros “cabos sueltos” que la familia no entiende y que las autoridades han calificado como información inútil para el caso.

Según Guillermo, desde hace dos meses lo visitaba una señora que se identificó como representante de la Red Ángel del Distrito Federal —que dejó de existir este año con el gobierno de Miguel Ángel Mancera— para ofrecerle apoyo de mil 500 pesos mensuales por ser un hombre solo.

Además de que la Red ya no es un programa de gobierno, en los apoyos sociales del Distrito Federal no existe la entrega de recursos a hombres de mediana edad que vivan solos.

La mujer pidió en más de siete ocasiones que Guillermo le firmara unos papeles que nunca le enseñó, sólo le indicaba en donde firmar, pero él siempre se negó.

Los vecinos confirman que la mujer “acosaba” a Guillermo y que en la colonia sólo le ofrecía apoyos del Gobierno del Distrito Federal a él, además, algunos creen que es la misma mujer que acompañó al grupo que intentó ingresar a la casa el día de la detención.

Guillermo tiene esperanza de salir libre y evitar que le quiten su casa. Dice que ahora más que nunca estaba “empeñado en arreglarla”, pero que alguien le puso una trampa para quedarse con ella.

Su hermana, Diana, está preocupada porque siente el miedo de Guillermo. “Está en un ambiente en el que no sabe qué hacer. Él toda su vida ha vivido aquí, todos lo conocen, la gente de la colonia lo cuida y por primera vez, está solo”.

Mientras el proceso sigue y se determina la sentencia, Guillermo insiste en que ama el Distrito Federal, ama su delegación, a su casa y a sus vecinos; dice que pese al “duro golpe” por la traición que lo llevó a la cárcel, luchará por salir y probar su inocencia.

 

 

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