“Tenemos ocho camas y una sola enfermera por turno para atender a pacientes de los 18 municipios… La supervisora nos dice que tenemos que acostumbrarnos a trabajar con lo que hay; por eso tenemos miedo, porque si se nos muere un paciente nosotras somos las primeras responsabilizadas. El caso de Susana es de una paciente que fue mal valorada y, por lo tanto, mal atendida”.