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La imagen que tu muro da de ti
La imagen que tu muro da de ti
4 minutos de lectura
La imagen que tu muro da de ti
29 de marzo, 2015
Por: Yorokobu
@periodistagonzo 
Al parecer, estar informado de lo que hacen tus amigos en las redes sociales, puede incrementar tu estrés. Foto: AP.
Al parecer, estar informado de lo que hacen tus amigos en las redes sociales, puede incrementar tu estrés. Foto: AP.

Con la popularización de las redes sociales y el escaparate continuo que estas suponen, han aumentado las oportunidades de venderse, mostrarse y de-mostrarse. De forma consciente o inconsciente, las personas realizan acciones con las que creen que transmiten una imagen positiva.  Pero no siempre llegan a los demás las connotaciones que se pretendían comunicar.

¿Son las personas conscientes de la imagen que proyectan o se tienen en demasiada estima? Algunas acciones, en apariencia inocuas o incluso positivas, pueden volverse en contra de quien las realiza y hacer un flaco favor a su imagen.

  1. Alardear de ser solidario
Ayudar a la difusión de causas sociales justas es algo loable. Pero ¿qué ocurre cuando se alardea de las acciones solidarias que uno realiza? Que se puede ser acusado de hipócrita. La generosidad cobra valor cuando se hace de forma discreta.
  1. Halagar en exceso

Está muy bien ser agradecido y admirar los logros y cualidades de los demás, pero es fina la línea que separa esta actitud de la demagogia, que consiste en «ganarse con halagos el favor popular». Cuando halagues, que sea de verdad y que se note que no buscas nada a cambio. El exceso resulta sospechoso.

  1. Salir bien en todas las fotos

Seleccionar cuidadosamente las fotos que mostramos en el universo digital hace que la gente tenga una idea optimista de nuestro físico real. Pero eso no sale gratis: al mismo tiempo, el hecho de elegir solo aquellas en las que se sale favorecido, eliminar etiquetas inconvenientes, abroncar a amigos por publicar una determinada foto y otras actitudes similares pueden proyectar una imagen de egocentrismo, narcisismo, falta de naturalidad o excesiva preocupación por el físico. Aunque eso no es nada comparado con la imagen que da la utilización de muecas como las conocidas popularmente como duck face o faux surprise face.

  1. Compartir logros de forma ostentosa

No hay cosa que hable mejor de ti que tus logros profesionales, artísticos o deportivos, ya que son méritos objetivos. El coste de darlos a conocer al mundo será echar por tierra otras cualidades como la modestia y la humildad que tal vez, en el imaginario colectivo, tengan más peso la hora de valorar a una persona.

  1. Presumir de ser una persona querida

Cuando una persona vea que otra dice algo bueno de ti, se llevará una impresión muy buena. Pero si eres tú mismo el que difunde los halagos o favores que recibes, conseguirás el efecto opuesto. Decir «mira cuánto me quieren» (por ejemplo, publicando una fotografía de una carta o una notita que te han enviado) demuestra falta de discreción y, a veces, inseguridad.

  1. Jactarte de un nivel de vida elevado

Restaurantes caros, playas paradisíacas y zapatos de marca colapsan las redes sociales. Puestas a mostrar el lado más afortunado de sus vidas, las personas recurren a los elementos más claros de lujo y bienestar. Sitúate en el otro lado y piensa qué imagen arroja alardear de productos o experiencias con un coste económico alto. Menos sentido tiene, aún, cuando ese estilo de vida no es real, sino fingido.

  1. Compartir artículos que no te has leído

Una forma muy común de «postureo» es la de compartir artículos que uno no se ha leído. Dado que mentir implica procesos neuronales más complejos, ¿no prefieres ser sincero y compartir lo que realmente te interesa, aunque algunas veces sean noticias serias y, otras, banales? Si apuestas por lo primero para parecer un erudito, procura que no te pillen en un renuncio. Es muy fácil equivocarse cuando se comparte o comenta contenido que no se ha leído.

  1. Anunciar los hitos en redes sociales

«Ya 500… ¡quinientas gracias a todos!» Hace algunos años, alcanzar cifras de seguidores, retuits o likes en las redes sociales podía ser llamativo, pero ahora ya a nadie le importa demasiado. Es algo que deberían aprender no solo los particulares, sino también las marcas.

  1. Hacerte fotos con personas populares

Es antiguo el impulso de alardear de que has visto en persona a una persona popular. Antes se dejaba constancia del encuentro a través de autógrafos; ahora, de fotografías o autorretratos. El requisito que lo justifica es la admiración hacia ese personaje. Si esta existe, seguramente prefieras charlar un rato con él y preguntarle acerca de su profesión que limitarte a estirar el brazo, lanzar una foto y salir corriendo. La actriz Kirsten Dunst nos invita a reflexionar sobre ello en este vídeo:

10. Hacer partícipes a tus seguidores de tu día a día

Si en la «vida real» a la mayoría de las personas que conoces no les interesaría saber lo que has desayunado, en la digital tampoco. Es una distorsión provocada por las redes sociales que no debería moldear el ego de los usuarios.

Por supuesto, cada cual puede publicar lo que le plazca, pero debe atenerse a las consecuencias que sus elecciones tendrán en la aceptación de sus publicaciones por sus seguidores. ¿No te causa mejor impresión aquel que en su muro desarrolla comportamientos auténticos y ligados a sus principios y convicciones? ¿No te resulta más simpático el que sabe reírse de sí mismo y tiene una percepción realista de sus defectos y virtudes, el que no fuerza las tuercas para ser admirado?

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