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Yucatán: El proyecto que explora el cráter del meteorito que acabó con los dinosaurios
Yucatán: El proyecto que explora el cráter del meteorito que acabó con los dinosaurios
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Yucatán: El proyecto que explora el cráter del meteorito que acabó con los dinosaurios
05 de abril, 2015
Por: Luis Castrillón (@LRCastrillon)
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[contextly_sidebar id=”uZHAT5D3qolzTNwzKq71fATAJ1aPrA0q”]Bajo el lecho marino en la costa de Yucatán, a kilómetro y medio de profundidad entre las rocas, científicos de una decena de países continuarán buscando indicios que permitan entender mejor algunas de las condiciones que favorecieron la evolución del planeta tal como lo conocemos, incluyendo el surgimiento y evolución de los seres humanos.

La búsqueda no implica encontrar un elemento específico que haya detonado la aparición de algunos seres vivos tal como eran o son ahora, sino de identificar con certeza los procesos que ocurrieron en la Tierra luego de que un meteoro de cerca de 14 kilómetros de diámetro chocara en la zona donde ahora se encuentra la Península de Yucatán.

También se trata de identificar procesos que pueden ayudar a entender problemas que actualmente se enfrentan en el planeta, como el cambio climático, las corrientes marítimas en la zona costera del Golfo de México y el Caribe, entre otros fenómenos que van más allá de la más conocida hipótesis sobre las causas de la extinción de los dinosaurios hace 65 millones de años.

El grupo de investigación del Proyecto Científico de Perforación del Cráter de Chicxulub, conformado por 30 especialistas en diversas disciplinas de México, Canadá, Japón, Estados Unidos, Alemania, Francia, Austria, España y Puerto Rico, entre otros, estuvo esta semana en Yucatán para planear “sobre el mismo cráter” qué sigue.

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Luego de 21 años de investigaciones que han incluido mapeos, estudios satelitales, proyecciones ecográficas, además de perforaciones, toma de muestras, análisis de las rocas y capas de suelo extraídos principalmente en el territorio del estado de Yucatán, la siguiente fase del proyecto está en el mar: lo más cercano al centro del cráter.

El equipo de investigación, encabezado por Jaime Urrutia Fucugauchi, Doctor en Geofísica y especialista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), comenzó durante los días 30 y 31 de marzo pasado los preparativos para esta fase que ha sido proyectada desde hace casi una década.

La expectativa es que en abril de 2016 quede instalado un barco-plataforma de perforación a unos 40 kilómetros al noroeste del puerto de Progreso, desde el cual se taladrará un kilómetro y medio del lecho bajo el mar para tomar diversas muestras y llegar al nivel del suelo en el que originalmente golpeó el meteoro.

Además de la UNAM, en el proyecto participan el Centro de Investigaciones Científicas de Yucatán (CICY), el Sistema para la Innovación y Desarrollo Tecnológico del estado de Yucatán (Siidetey), el Consorcio Europeo de Perforación para la Investigación Oceánica (Ecord, por sus siglas en inglés) y el Programa de Perforación Científica Continental Internacional (ICSDP, por sus siglas en inglés).

Con fondos diversos y financiación internacional, el Proyecto Científico de Perforación del Cráter de Chicxulub, prevé invertir unos 10 millones de dólares desde ahora hasta la perforación misma.

David McInroy, Operador de Ciencias de Ecord, explicó que ante cualquier inquietud que pueda generar la palabra “perforación” en zona marítima, el programa de trabajo ha tomado y tomará en cuenta cualquier posible riesgo que pueda presentarse, tanto en materia ambiental como de los recursos humanos que estén involucrados.

El investigador fue claro: no se trata de una perforación para buscar hidrocarburos que pueda generar la fuga de algún elemento contaminante. Incluso explicó que el diámetro de la perforación no llegará ni a medio metro, además de que no se utilizará una plataforma “permanente”, sino que se trata de un barco-plataforma que operará unos cuantos días y sobre una zona que previamente ha sido estudiada para reducir el impacto ambiental.

Ecord, según expuso, tiene más de 10 años de experiencia en proyecto similares –aunque no de tanta envergadura científica- realizados en el Ártico y en la Gran Barrera de Arrecifes de Australia, entre otros, sin que haya ocurrido algún accidente o problema que afecte las condiciones ambientales de la zona.

Sobre las expectativas científicas, el investigador de la Universidad de Texas, Sean Gulick, explicó que son tres las principales directrices que sigue y ha seguido el proyecto desde su inicio hace 21 años:

1. Entender cómo ocurre un evento de extinción masiva como el que provocó todos los cambios en el planeta hace 65 millones de años aproximadamente: ¿cómo se generó la desaparición de miles de especies y cómo esas mismas condiciones que provocaron destrucción hicieron posible el surgimiento de más vida?

2. Documentar cómo ocurre el impacto en sí, su mecánica. La ventaja del Cráter de Chicxulub para realizar una investigación así es su posición y las posibilidades de tener acceso a su formación original, lo que no ocurre con otros escenarios similares en el planeta Tierra.

3. Entender ¿qué pasó después?, ¿cómo se afectó el hábitat?, ¿qué condiciones específicas permitieron la continuidad de la naturaleza en la Tierra y cuáles en ese origen de otras formas de vida terrestre son similares a las que existían cuando inició previamente la vida en la tierra y las que existen actualmente?

Para la investigadora de la UNAM, Ligia Pérez-Cruz, los resultados de las investigaciones pueden traer mucho qué entender incluso para quienes no forman parte del ámbito académico: “uno de los principales elementos a estudiar es el cambio climático”.

Los efectos posteriores al impacto del meteoro en la costa de lo que hoy es Yucatán, expuso, generaron un proceso de calentamiento global con procesos y temperaturas similares a las que estamos viviendo ahora. Entender cómo la naturaleza se fue adaptando entonces para que la vida continuara, podría ser muy útil ahora para todos.

Además, dijo, estamos hablando de un fenómeno que terminó con tres cuartas partes de la biodiversidad en el planeta, el 75% de los seres vivos desapareció. No solo fueron los dinosaurios, fueron miles de especies y formas de vida más que dejaron de existir, mientras que otras surgieron.

Después de aclarar que se trata de condiciones diferentes, estableció una similitud entre las temperaturas y condiciones generales del clima que comenzaron a generarse después del impacto del meteoro y algunas actuales. La diferencia no es solo por niveles, reconoció, sino que en ese caso fue provocada por un agente externo y actualmente lo es interno, las causas están más relacionadas con la actividad de los seres humanos.

Para la investigadora, la ironía está presente en la investigación, pues las condiciones que derivaron del impacto del meteoro favorecieron también el surgimiento de la especie que ahora tiene –según la mayoría de las hipótesis y modelos probados al respecto- una gran parte de la responsabilidad en un evento de cambio climático similar en la actualidad.

*Nota publicada el 2 de abril.

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