[contextly_sidebar id=”y4Bw0KCi2fRy17YEczdevoSxpKvDcDfI”]Al menos 19 de los muertos en el enfrentamiento del viernes 22 de mayo, en el municipio de Tanhuato, Michoacán, eran originarios de Ocotlán, Jalisco, supuestamente dedicados a la albañilería o a la jardinería y, si bien enviaban dinero a sus casas, tenían ya meses sin contactar a sus familiares.
Este fin de semana abuelos, padres y primos, algunos acompañados por niños, fueron a recoger sus cuerpos. Una parte, en autos con placas de Jalisco. Otros, michoacanos de regiones lejanas.
Mi primo –contó Gloria, una de quienes ayer estuvieron en el Servicio Médico Forense y a quien le tocó la ficha 26– tenía 28 años, era carpintero y no era mala persona. Pero “los mataron como animales. Si hicieron algo mal, los hubieran detenido y encerrado”.
Familiares de algunos muertos narraron que cada mes mandaban dinero a su familia, que tenían distintos oficios como carpinteros, albañiles y plomeros, jardineros y los menos eran expertos en chaponear las carreteras (quitar la maleza).
Su familia no los reconoce como maleantes, sino como un grupo de personas que viviendo en Ocotlán se les ofreció trabajo en Michoacán y aceptaron ante las condiciones económicas que tenían salir y trabajar.
“Mi hermano nunca tuvo antecedentes penales, su esposa e hijos vivían con el dinero que el mandaba, teníamos seis meses sin verlo, pero sabemos que era porque estaba trabajando”.
Y es justo este último dato el que es el común denominador de los 42 fallecidos, gran parte de ellos tenía entre seis y ocho meses de haber dejado de visitar y vivir en Ocotlán.
“Para mí todo eso es una gran salvajada por todo lo que pasó. No podemos comprender que tanta gente, tantas personas, opinemos los mismo, que nuestros familiares estén en una posición, golpeados, irreconocibles, unos sin dientes y no es posible que haya pasado tanto, y que tantas personas hayan fallecido”, declaró otra de las mujeres que reclamaba el cuerpo de su cuñado.
Descalza y mojada por la lluvia, la familiar de dos de los hombres muertos, aseguró, que sus parientes trabajaban chaponeando en las carreteras y en las autopistas. “También trabajaban en el rancho, son rancheros, ellos tenían varios trabajos”, agregó.
“Si hubieran sido personas malas no los hubieran agarrado encuerados y sin zapatos, los hubieran agarrado armados y en posiciones, eso es lo único que yo digo, que es una injusticia”, apuntó la señora.
No obstante, señaló que por el momento no tienen contemplado interponer alguna denuncia, pero reprobó la versión oficial en torno a los hechos, pues dijo, que “al gobierno todo les creen y como nosotros no somos nadie a nosotros nadie nos cree”.
Aclaró que se enteraron de la muerte de sus familiares, a través de las fotografías publicadas en los diferentes medios de comunicación.
La demanda
Por su parte, el abogado que los asesoraba legalmente a las afueras del Semefo, consideró la posibilidad de que en la muerte de las 42 personas, haya existido excesivo uso de la fuerza pública.
“Sí, porque en las mismas fotos hay cambio de posición de los cuerpos lo que evidencia que hubo manipulación o que hubo ciertos objetos, y en otras fotografías ya no están, y así como de la manera en la que sucedieron los hechos, a simple vista cualquier persona puede decir que no fue un tiroteo, sino que fue algo muy a sangre fría”, explicó.
Los familiares señalaron que aún estan pensando en demandar por uso exesivo de la fuerza y por no haber dado oportunidad legal a sus familiares de defenderse.
Señaló, que como seres humanos no pueden actuar de tal o cual forma.
“Sería atrevido de mi parte decir que fue de tal manera porque fuerza pública ya es contemplado de delito para un servidor público, pero se puede concluir que sí pudo haber excesos”, sostuvo el litigante.
El abogado que por temor no dio a conocer su nombre, dijo que los familiares de las tres personas detenidas implicadas en los hechos, tienen temor de que sufran algún tipo de violencia física.
Los cuerpos fueron entregados a los familiares y muchos de ellos serán velados este lunes en distintas funerarías del municipio de Ocotlán, Jalisco.
