“Yo tengo sangre mexicana y corazón estadounidense. Él tiene sangre irlandesa y corazón inglés. Vivimos entre dos mundos sin acabar de pertenecer a ninguno de ellos”.

Para la joven Jazmine Villareal esa puede ser la explicación de que el cantante inglés de origen irlandés Morrissey, exlíder de la banda de culto británica de los 80 The Smiths, cuente con una legión de seguidores entre los mexicano-estadounidenses del sur de California.

Villareal es una de las cientos de personas que hace unos días se acercaron al Teatro Regent de Los Ángeles para asistir al espectáculo “Mexrrissey”.

En él, un grupo de artistas mexicanos, encabezados por el productor Camilo Lara, rinden homenaje a Morrissey interpretando algunas de sus canciones más emblemáticas adaptadas libremente al español y fusionadas con diferentes ritmos, como el de la música mariachi o el de la canción ranchera.

Tras tocar en Nueva York, Los Ángeles era la última parada de una gira que les llevó a fines de abril hasta Reino Unido, donde recibieron excelentes críticas en la prensa local, logrando agotar las localidades en los seis conciertos que ofrecieron, uno de ellos en el prestigioso Centro Barbican de Londres.

“Pasión y emoción”

Haciendo fila frente al Teatro Regent se podía ver a un público mayoritariamente latino, entre el que había jóvenes y no tan jóvenes luciendo la estética rockabillyque ha caracterizado a Morrissey a lo largo de su carrera y, en particular, su prominente tupé.

¿Qué tiene el atormentado y melancólico cantante británico criado en Manchester que cautiva a chicanos y mexicanos a uno y otro lado de la frontera?

“Creo que los mexicanos nos identificamos con la pasión y la emoción de sus canciones. En la música tradicional mexicana se habla del dolor, de la pérdida y del desamor, y se cuentan historias. Morrissey en sus canciones hace lo mismo”, le dice a BBC Mundo Anthony Escárcega.

Escárcega, de 40 años y nacido en Estados Unidos, asegura que es fan de Morrissey y de los Smiths desde que era un adolescente y por eso no quería perderse la oportunidad de escuchar sus canciones fusionadas con la música del país del que emigraron sus abuelos.

Albert Bermúdez, un joven de 30 años también de origen mexicano, explica que fue el hermano de su exnovia el que, cuando tenía 14 años, le introdujo a la música del artista británico.

“Morrissey es un inadaptado y creo que con eso los chicanos nos podemos sentir identificados, ya que todavía hay sitios en los que no se nos acepta y hace décadas que luchamos para que nos trate como iguales”, asegura.

“Además, Morrissey es un enigma y creo eso atrae a mucha gente”.

Tributo

Una vez empieza el concierto, el público se rinde a la fuerza y originalidad de las reinterpretaciones que los integrantes de Mexrrissey hacen de temas emblemáticos de Morrissey y los Smiths.

Suenan canciones como “The Boy With the Thorn in His Side” , “Ask” o “Girlfriend in a Coma“, adaptadas al español y con ritmos latinos.

Sobre el escenario, junto a Camilo Lara y otros cinco músicos, canta y toca el teclado Ceci Bastida, artista mexicana afincada desde hace una década en Los Ángeles, quien se declara fan de los Smiths desde la adolescencia.

“Puede que la pasión de los mexicanos por Morrissey tenga algo que ver con que nos gustan mucho las canciones muy sufridas, con mucho drama. México es el país de las rancheras, de la música del dolor, de la ausencia, y las canciones de Morrissey y los Smiths tienen mucho de eso”, le cuenta Bastida a BBC Mundo.

“Las versiones que hacemos son muy interesantes y diferentes. Son una mezcla de muchas influencias, desde la cumbia a la música norteña”.

“Estos conciertos son un tributo que hacemos con mucho amor y respeto a ese gran artista que nosotros amamos tanto, y al mismo tiempo queremos que sean una fiesta y que la gente lo pase bien”, explica Bastida.

En tierra de nadie

Entre los asistentes al recital de Mexrrissey en Los Ángeles estaba la profesora de estudios chicanos de origen mexicano Melissa Hidalgo, quien en estos momentos está escribiendo un libro sobre Moz -nombre con el que se conoce familiarmente a Morrissey- y sus diferentes comunidades fans.

“Muchos mexicanos y chicanos crecieron escuchando música ranchera, boleros y corridos, que tienen similitudes con la música y las letras de Morrissey y los Smiths”, le dice Hidalgo a BBC Mundo.

“Las letras a menudo hablan de sentirse como un forastero o de un amor no correspondido o de la pérdida del amor, temas que se encuentran también en las canciones mexicanas tradicionales”.

“Además, en el caso concreto de los chicanos, creo que nos identificamos con su historia familiar -nacido de padres irlandeses en Inglaterra- y con la sensación que transmite de no acabar de pertenecer a ningún lugar”.

Hidalgo cree que el rock en español y la música alternativa mexicana de fines de los 80 y principios de los 90, estuvieron influenciados por bandas británicas entre las que se encontraban los Smiths.

“La popularidad de Morrissey en México y en América Latina aumentó mucho gracias al tour de 1999 ‘¡Oye Esteban!’, que fue el primero que le llevó a la región y fue un gran éxito. Creo que le hizo darse cuenta de que sus fans no eran solo los blancos trabajadores del norte de Inglaterra”.

“Luego en 2002 fue el telonero de la banda Jaguares, lo que creo lo situó como un ícono de la música en México, al que incluso a veces se le compara con grandes artistas mariachi como Juan Gabriel o Vicente Fernández, que cantan canciones sobre el dolor y el desamor”.

En opinión de Hidalgo, la “masculinidad alternativa” que presenta Morrissey, sobre cuya sexualidad se especula desde hace décadas, también le ha hecho ganarse muchos seguidores en la comunidad LGBT tanto en México como en EE.UU.

No hay duda de la popularidad de la que goza el cantante británico entre los mexicanos de ciudades como Los Ángeles, donde se celebra una convención anual en torno a su figura y en la que bares como el Eastside Luv del barrio de Boyle Heights organizan mensualmente un karaoke para que sus fans puedan entonar sus canciones.

Cuando se encienden las luces en el Teatro Regent, abundan los rostros de satisfacción entre los asistentes, que por un rato han podido matar la nostalgia que sienten por México y por el propio Morrissey al grito de ¡Que viva Mexrrissey!