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Paradoja mexicana: pobreza rampante y un crecimiento en artículos de lujo
Paradoja mexicana: pobreza rampante y un crecimiento en artículos de lujo
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Paradoja mexicana: pobreza rampante y un crecimiento en artículos de lujo
26 de enero, 2016
Por: Nathaniel Parish Flannery / El Daily Post
@liz_pf 

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México es un paraíso para algunas de las marcas de lujo más exclusivas del mundo. // Foto: Cuartoscuro.
México es un paraíso para algunas de las marcas de lujo más exclusivas del mundo. // Foto: Cuartoscuro.

[contextly_sidebar id=”QxjrH94RduXzSfEEY3jyx1RiZFSCz8kU”]En medio de la multitud de compradores de mediodía, Carlos Salcido, de 50 años y ejecutivo de El Palacio de Hierro navega entre las nuevas sucursales de lujo de esta enorme tienda departamental ubicada en el corazón de Polanco, uno de los barrios más exclusivos de la Ciudad de México.

Es un barrio lleno de boutiques elegantes, mansiones señoriales, modernos edificios de apartamentos de acero y cristal y oficinas corporativas que ha sido durante mucho tiempo lugar de encuentro de las élites empresariales y políticas de México.

“Polanco no es sólo el corazón de la ciudad de México, es el corazón de México”, dice Salcido, mientras camina frente a las sucursales de Fendi, Tiffany y Cartier. “Muchas marcas de lujo tendrán aquí (en el Palacio de Hierro) su tienda insignia para México y América Latina”.

Salcido apunta con su cabeza hacia un letrero en el que se lee HERMES. “Ellos tendrán aquí su tienda insignia en México”, dice.

Los clientes que visitan Polanco son una de las razones que explican que cada vez más empresas de todo el mundo estén prestando atención al mercado de lujo de México. “En los últimos 20 años hemos tenido un crecimiento de dos dígitos cada año”, dice Salcido. “Vemos el lujo crecer y crecer y crecer”.

El Palacio de Hierro, la cadena de tiendas departamentales más antigua y prestigiosa de México, considera que su nueva tienda en Polanco, cuya renovación tuvo un costo de 300 millones de dólares, es una inversión importante en el futuro del sector minorista nacional. En general, Salcido es optimista sobre la economía de México. “El segmento de mayores ingresos en el país está creciendo, y tienes una clase media que está ganando cada vez más y empieza a entrar (en este nivel de consumo)”, dice.

En la era post TLCAN, mientras la economía de México se abre cada vez más al comercio internacional, un grupo de marcas globales en constante expansión está estableciendo tiendas y sucursales en la Ciudad de México y otros centros urbanos del país. Atrás quedaron los días en que familias de clase media organizaban viajes anuales a Texas para traer de vuelta a carretadas de “fayuca”, el término mexicano para el contrabando de aparatos eléctricos y ropa, que introducían al país sin pagar derechos de importación.

Hace veinte años los residentes de la Ciudad de México formaban largas filas para comprar hamburguesas en McDonalds. Ahora la ciudad está llena de Chili’s, Dominos Pizza, Burger King y otras cadenas mundiales de comida rápida. México es la segunda economía más grande en América Latina, justo después de Brasil.

Con 122 millones de habitantes, México tiene aproximadamente el mismo número de clientes potenciales que España, Francia y Portugal juntos.

El reto para los minoristas, sin embargo, es que por más que se hable de una clase media emergente, casi la mitad de la población del país sigue viviendo por debajo del umbral de pobreza.

Ingreso estancado

El México moderno es una economía profundamente dividida. En total, en México hay alrededor de 145 mil personas con un patrimonio de 1 millón de dólares (sin incluir el valor de su residencia principal). El resto de la economía no se encuentra en tan buena forma. Mientras que el 10 por ciento de los hogares más ricos gana un promedio de poco más de 33,000 dólares al año, el siguiente grupo de ingresos más rico gana menos de la mitad.

En el otro extremo, las personas en el segmento con los menores ingresos de México, un grupo que integra a más de 12 millones de personas, ganan menos de 2,000 dólares al año.

En total, más de 53 millones de personas en México viven en pobreza. Mientras tanto, de acuerdo con la lista de millonarios de Forbes del 2015, Carlos Slim, el hombre más rico de México, posee una fortuna de 77 mil millones de dólares. Juntos, los 10 principales multimillonarios más ricos de México, un grupo que incluye al dueño de Televisa Emilio Azcárraga Jean y a María Aramburuzabala, la heredera de la fortuna de la compañía que fabrica la cerveza Corona, suman 135 mil millones de dólares.

Los empresarios Emilio Azcarraga Jean y Carlos Slim. // Foto: Cuartoscuro.
Los empresarios Emilio Azcarraga Jean y Carlos Slim. // Foto: Cuartoscuro.

En los últimos cinco años mientras la economía mexicana parece recuperarse de la crisis financiera mundial, los niveles de ingresos se han estancado. La economía de México creció 4 por ciento en 2012, 1.4 por ciento en 2013 y 2.2 por ciento en 2014 y, sin embargo, en promedio, cada segmento de ingresos, con excepción del 10 por ciento más pobre de México, vio caer sus ingresos durante este período.

¿Cómo es posible que la economía esté creciendo y, sin embargo, la mayoría de las familias estén viendo caer o estancarse su nivel de ingreso? La respuesta radica en el hecho de que a pesar de que el pay está creciendo, la gente en México no está recibiendo rebanas iguales.

Datos del Banco Mundial muestran que la desigualdad aumentó drásticamente en México entre 2010 y 2014 después de haber disminuido durante una década. En los últimos 20 años, el PIB per cápita de México creció a una tasa promedio del 1 por ciento al año, tambaleándose por múltiples crisis. Al mismo tiempo, el valor de los activos de los 16 individuos más ricos de México se multiplicó por cinco.

En 2002, los activos de los poseedores de las 16 fortunas más grandes en mexico equivalían al 2 por ciento del PIB nacional. Para el año 2014 estas fortunas privadas representaban ya el 9 por ciento del PIB. En términos generales, el 1 por ciento más rico de la población de México ahora gana más de una quinta parte de los ingresos totales del país. El efecto neto es que ha medida que la economía mexicana se ha transformado desde principios la década de 1980, la desigualdad ha aumentado.

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