Un experimento encabezado por el especialista José Torero refuta la versión de que los normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en septiembre de 2014 hayan sido incinerados en el basurero de Cocula, Guerrero.
[contextly_sidebar id=”goaQUlqVMVpSg4OQ9Dcv8NzxSqNmcMKn”]Esa versión, de la quema de los cuerpos, es la que dio en 2015 quien era procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, como parte de lo que llamó “verdad histórica”, misma que después sería refutada por un grupo de especialistas independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, conocido como GIEI.
Un artículo publicado en www.sciencemag.org señala que la PGR solicitó a Torero -experto en incendios de la Universidad de Queensland que colaboró en los peritajes del GIEI, y visitó el basurero de Cocula- una verificación experimental.
Tomó el reto, de forma independiente, y su experimento consistió en simular las supuestas piras de Cocula, en un terreno del campus de Gatton, en la Universidad de Queensland en Australia.
Contó con la ayuda de una docena de estudiantes.
“Utilizaron madera completamente seca, apilada de forma precisa y dejaron de lado los neumáticos, que podrían haber reducido la eficiencia del fuego”, se detalla en el artículo.
“Su equipo incineró sistemáticamente cuerpos de cerdos. Incluso utilizando 630 kg de madera para un único cerdo de 70 kg, todavía se advirtió la presencia de un 10 % de la carne del cerdo después de que el fuego se consumiera”, se lee en otra parte del texto.
Para incinerar 43 cuerpos, expresó Torero, se hubieran necesitado más de 27,000 kilogramos de madera, y aún en tal caso, tras el incendio habría subsistido cierta materia orgánica.
“Incluso en el supuesto caso de que el cartel (el grupo criminal Guerreros Unidos) hubiera sido capaz de conseguir toda esa cantidad de madera, las intensas llamas deberían haber dejado marcas en el tronco de los árboles cercanos, afirma Torero. Cuando el científico visitó el basurero (de Cocula) 10 meses después de las desapariciones, no observó ningún tipo de marcas”, detalla el reporte de Science.
Como parte de su experimento, el equipo encabezado por Torero “quemó hasta cuatro cuerpos de cerdos al mismo tiempo a fin de determinar si la grasa corporal podría haber servido como combustible para el fuego, facilitando la incineración total”.
Pero cada vez que se agregaba un cuerpo, la intensidad del fuego disminuyó.
“Por lo tanto, para quemar 43 cuerpos juntos se hubiera necesitado una cantidad mucho mayor de madera que si se los hubiera quemado por separado”, indica el artículo.
Consultado por la revista, John Lentini, investigador independiente experto en materia de incendios de Islamorada, Florida, dijo que los cuerpos tienen un gran porcentaje de agua, y no son un buen combustible.
“No tiene sentido que pueda hacerse desaparecer a 43 personas de esa manera”, expresó el investigador.
El proximo 26 de septiembre se cumplen dos años de la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa, tras ser atacados en el municipio de Iguala, Guerrero. Sus familiares reclaman justicia y que los jóvenes sean encontrados con vida.
Al respecto, y con los resultados del estudio, Torero dijo que en el basurero de Cocula no está la verdad de los hechos, de acuerdo con el artículo de Science.
