La sidra ha sido desde siempre un producto de gran tradición que se ha extendido por todo el mundo.
Pocas bebidas adquieren el carácter ritual que tiene la sidra en Año Nuevo en muchos países, entre ellos México.
La palabra sidra proviene del latín sicĕra, que a su vez proviene de una palabra en hebreo antiguo: šēkāt, y significa bebida embriagadora.
Los griegos y los romanos disfrutaban de una bebida de manzana fermentada, la llamaban sikera, que posteriormente evolucionaría al término actual de sidra.
También en el Antiguo Testamento se menciona una bebida alcohólica que los hebreos elaboraban a partir de cereales o frutas como la manzana.
Sabemos que en casi todo el continente en la última noche del año se consume sidra para hacer el tradicional brindis de Año Nuevo. En otras partes del mundo también hay costumbres alrededor de la sidra.
En la región española de Guipúzcoa, un lugar donde también se produce esta bebida, la sidra tiene su propio ritual: un grupo de gente come chuletas, tortilla de bacalao, queso, membrillo y nueces; después, los comensales prueban la sidra del año y cada vez que uno de ellos grita “txotx”, todos se levantan a llenar el vaso para degustar la sidra otra vez y vuelven a sentarse en sus lugares, hasta que de nuevo alguien grita “txotx”.