[contextly_sidebar id=”pejrRLFSEfEd4jo2GDcvuFrY1LF7zkm0″]El fiscal Javier Pérez Durón explicó el viernes que el hallazgo tuvo lugar gracias a la detención de ocho integrantes de una célula delictiva de Los Rojos, una organización criminal que opera en los estados de Morelos y Guerrero, ambos al sur de México.

Las autoridades realizaron la toma de muestras genéticas para intentar identificar los restos, ubicados en predios del municipio de Amacuzac, una población atravesada por la carretera que une a la capital de Morelos, Cuernavaca, con la ciudad de Iguala, ya en el estado de Guerrero.

Las autoridades han vinculado la actual violencia en los estados de Morelos y Guerrero a la lucha de distintos grupos del crimen organizado por controlar el territorio.

Por otra parte, el subprocurador de Sinaloa Jesús Martín Robles informó también el viernes del secuestro de tres policías que participaron en el auxilio de los militares atacados en septiembre pasado en Culiacán, la capital de este estado del noroeste del país.

Un policía participó, además, en “detenciones importantes” de finales de 2016, añadió Martín Robles.

El ataque contra el convoy militar de septiembre fue el más grave contra las fuerzas armadas desde 2015 y en él murieron cinco militares y otros diez resultaron heridos.

En aquel momento, el general Alfonso Duarte Mujica explicó que todos los indicios apuntaban a que los atacantes eran colaboradores de los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán y pretendían rescatar a un detenido por el ejército en Badiraguato, una localidad de las montañas y cuna del líder del cártel de Sinaloa.

Los hijos del narcotraficante, actualmente encarcelado en Estados Unidos, negaron poco después tales acusaciones a través del abogado de Guzmán.

Sinaloa es la cuna del cártel más poderoso de México, que lleva el nombre del estado, y desde que “El Chapo” fue detenido en 2016 se ha recrudecido la violencia en muchas partes de esta región.