Nota del editor: esta entrada fue publicada originalmente en ClickNecesario.com, el 18 de enero de 2017.
La historia del fotógrafo Joel Sartore es inspiradora y conmovedora. Actualmente dirige el proyecto Photo Ark, que está registrando fotográficamente tantas especies como se pueda para darlas a conocer y recordarlas cuando algunas de ellas no existan en el futuro.
El proyecto, como el Arca de Noé, busca conservar todos los animales que sea posible. Sólo que esta vez el diluvio no es acción divina, lo provocamos los humanos; y no podremos salvarlos realmente, sólo tendremos fotos que nos recuerden su existencia.
En 2005 Joel Sartore trabajaba lejos de casa como fotógrafo para National Geographic, documentando la impresionante vida silvestre del Parque Nacional Madidi, en Bolivia. En Nebraska lo esperaban su esposa y tres hijos. Un día antes del Día de Acción de Gracias, su esposa fue diagnosticada con cáncer de mama. Este suceso fue el principio de un cambio de vida y un proyecto para preservarla.
Sartore no pudo regresar a Bolivia para continuar con su trabajo. Estando al cuidado de su esposa se encontró con mucho tiempo libre, mismo que usó para pensar y pensar. Durante ese año se acordó de algunos investigadores que, a través del tiempo, han dado a conocer al mundo la flora y la fauna del planeta.
Joel Sartore pensó en James Audubon, un ornitólogo que llegó a pintar aves ahora extintas en el s. XIX; pensó en George Catlin, quien también en el s. XIX pintó tribus americanas sabiendo que ese estilo de vida se alteraría pronto por completo; pensó en Edward Curtis, fotógrafo y etnólogo que murió en 1952 y el primero en documentar con video y sonido las culturas nativas americanas amenazadas por la extinción.
Gracias a estas historias, Sartore se dio cuenta que su trabajo no ponía ni un granito de arena para que la gente abra los ojos y se interese por el mundo. Los retratos de los animales ciertamente capturaban sus formas, características e intensas miradas, pero ¿podrían ser usadas para atraer la atención pública?
Existen entre dos y ocho millones de especies de animales en el planeta. Muchas de ellas podrían extinguirse al final de este siglo, por la pérdida de su hábitat, el cambio climático y el comercio animal:
“La gente piensa que vamos a perder animales en la época de los nietos, pero los estamos perdiendo ahora y se irán para siempre.” –Jenny Gray, directora del zoológico Victoria en Australia
En verano de 2006, Sartore contactó a su amigo John Chapo, presidente y director del Zoológico Lincoln para niños; le preguntó si podía tomar foto a los animales del zoológico y su amigo Chapo accedió. Ahí tomó la primera foto para Photo Ark y durante los últimos 10 años ha fotografiado más de 5,600 animales.
Los zoológicos son la última esperanza para los animales al borde de la extinción, pero sólo pueden albergar una fracción de las especies del mundo. Sartore estima que le tomará alrededor de 25 años o más fotografiar solamente las especies que se encuentran en cautiverio.
El método de Sartore es muy básico: todos los retratos se toman frente a un fondo blanco o negro.
“Es un gran ecualizador. El oso polar no es más importante que un ratón, y un tigre y un escarabajo son exactamente lo mismo.”
Los animales grandes se fotografían en sus recintos, en donde Sartore cuelga una cortina gigante o pinta una pared para crear el fondo. Los pequeños se meten dentro de un estuche flexible, en donde Sartore mete el lente de la cámara en un lado, a través de una hendidura. Las sesiones son muy cortas, duran a lo mucho unos cuantos minutos.
Sartore no trata con los animales como tal, eso lo deja en manos de los expertos y vigilantes del zoológico. Si alguno de los animales se empieza a estresar, la sesión se termina. Ninguno ha sido lastimado en todo el proceso del proyecto.
Actualmente millones de personas han visto los animales que Sartore ha fotografiado. La gente ha podido ver la mirada de muchos animales a través de Instagram, National Geographic, documentales y proyecciones en importantes monumentos como el Empire State, las oficinas de las Naciones Unidas y, recientemente, en la Catedral de San Pedro.
Sartore recuerda que cuando tenía alrededor de ocho años, su mamá le regaló un libro de aves que le cambió la vida: Al final de las páginas se encontraba la sección de especies extintas. Ahí vio a Martha, la última paloma migratoria del mundo: “Me impresionó que en algún momento pudieran existir millones y después ninguna.”
El cáncer de su esposa Kathy regresó en 2012, se sometió a una doble mastectomía. Ese mismo año, su hijo Cole, de 18 años, fue diagnosticado con un linfoma. Ambos se recuperaron, pero las enfermedades dejaron su marca: “Ya no nos estresan muchas cosas”, dice Sartore, “me he dado cuenta de mi propia mortalidad.”
Si Joel Sartore no termina el proyecto, su hijo Cole se encargará de él: “quiero que las fotografías funcionen, mucho tiempo después que yo haya muerto.”
Puedes conocer mejor y ayudar el proyecto Photo Ark haciendo click aquí.
Con información de National Geographic.