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Tras 7 años de tratamientos, cirugías y 16 diagnósticos, el IMSS aún no sabe qué tiene Rebeca
Tras 7 años de tratamientos, cirugías y 16 diagnósticos, el IMSS aún no sabe qué tiene Rebeca
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Tras 7 años de tratamientos, cirugías y 16 diagnósticos, el IMSS aún no sabe qué tiene Rebeca
13 de junio, 2017
Por: Paris Martínez (@paris_martinez)
@arturodaen 

Rebeca Jiménez López es una mujer fuerte, de voz grave y hablar fluido, que en los últimos cinco años ha visto pasar la vida desde un sillón reclinable, al que quedó confinada con un dolor permanente en la columna vertebral y sin sensibilidad en la pierna izquierda, luego de ser atendida en el Instituto Mexicano del Seguro Social.

[contextly_sidebar id=”Db0muKM9bssewhMClZ1jLUVTYq0HsGKa”]”Yo tengo 47 años –narra–, y cuando todo esto empezó yo era una mujer que sólo se dedicaba a su trabajo, era representante médico, me gustaba arreglarme, me ganaba la vida y apoyaba a mis padres, que son dos personas ya de edad avanzada. Pero ahora, no puedo dar ni diez pasos (apoyada en el par de muletas que descansan junto al sillón) cuando el dolor ya es insoportable”.

En el año 2009, Rebeca sufrió un accidente vehicular cuando se transportaba en un microbús de la Ciudad de México, mientras realizaba una comisión de trabajo.

Por esta razón, recuerda, “fui al IMSS y ahí dictaminaron que necesitaba dos operaciones, una para mi hombro lastimado en el accidente vial, y una más en la columna vertebral, porque detectaron que tenía un tumor en una vértebra”.

Se trataba, según los diagnósticos emitidos por el IMSS, de un “hemangioma”, que es un tumor no canceroso conformado básicamente por una acumulación de vasos sanguíneos.

“Yo no sabía qué era eso, y cuando pedí una explicación, de la forma más insensible me dijeron que era una bola de sangre dentro de mi columna, que se iba a reventar en cualquier momento y que me iba a caer muerta ahí donde pasara”.

Tal como señala la misma documentación médica, Rebeca fue operada en la columna vertebral en el Hospital General Regional 2 del IMSS; sin embargo, los especialistas de la institución no aplicaron ningún procedimiento para contener el crecimiento del tumor, y por el contrario, sólo liberaron la cavidad en la que se alojaba.

“Luego de esta operación fue que comenzaron los dolores intensísimos de espalda, y aumentó la insensibilidad de la pierna izquierda, hasta que dejé de sentirla… antes de mi accidente yo había pasado por una operación gastrointestinal, me retiraron parte del intestino, y luego de la operación de columna, cada vez que me daba una crisis de dolor, perdía el control de esfínteres”.

A pesar de su condición de salud, Rebeca intentó mantener su trabajo, no obstante, “empecé a requerir tantas incapacidades que ya no duraba en ningún lado, y finalmente me pensionaron: me declararon incapacitada laboral y me mandaron a mi casa con una pensión de 3 mil pesos, con un diagnóstico de incontinencia fecal con uso de pañal. Pero yo no tengo incontinencia ni utilizo pañales, ese fue sólo el pretexto. Hasta la fecha, siete años después de la operación de 2009, el IMSS aún no llega a un diagnóstico definitivo”.

En total, a lo largo de estos siete años, Rebeca ha recibido, a veces oficialmente, otras de manera verbal, 16 diagnósticos diferentes: “han dicho que tengo fibromialigia, radiculopatía, lesión lítica, infiltración grasa de músculos espinales, lumbalgia, y verbalmente me han dicho que tengo lupus, que tengo sida, y finalmente que no tengo nada, que los hemangiomas no duelen, que todo es psicológico, y que yo soy una pesadilla para el personal del Hospital Regional 2″.

No obstante, desde que la operación fue realizada, hasta la fecha, sí se ha comprobado que el tumor en la columna de Rebeca continuó creciendo, con distintas consecuencias: los nervios que controlan la sensibilidad de su pierna izquierda quedaron tan presionados que dejaron de funcionar, la estructura del hueso se dañó, y el tumor ha invadido ya tejido graso.

Debido a la atención recibida, en el año 2012, Rebeca, acompañada de sus padres, interpuso una denuncia ante la Procuraduría General de la República en contra del personal del IMSS, por el delito de “lesiones por responsabilidad médica profesional”.

Para determinar si existía este delito, la PGR solicitó al Instituto Nacional de Rehabilitación (de la Secretaría de Salud) que realizara una “valoración técnica” del expediente médico integrado por el IMSS. Este organismo determinó que “el estado actual de la paciente no es derivado de impericia, negligencia o mala praxis de los médicos tratantes”, y subraya que “del estudio del voluminoso expediente se desprende que la paciente siempre fue tratada con calidad y calidez por parte del IMSS”.

A partir de esta valoración, la PGR concluyó en febrero de 2017 el “no ejercicio de la acción penal”.

–¿Consideras haber sido tratada con calidez y con pericia? –se pregunta a Rebeca, quien desde que quedó postrada por los dolores vive con sus padres y es auxiliada por ellos prácticamente en cada actividad de la vida cotidiana.

–¿Calidez? Jamás, siempre me han tratado insensiblemente, unas veces han insinuado y otras veces me han dicho abiertamente que lo que quiero es pasármela de huevona en mi casa, que ya me ponga a trabajar. Otras veces, enfrente de mis papás han dicho que me voy a caer muerta en cuanto se reviente el tumor, ¿imaginas lo que es eso para ellos, que ya son grandes? Me espanta muchísimo que eso pueda pasar, pero me espanta mucho más el impacto que pueda ocasionar algo así en mi mamá, en mi papá, cuando ocurra… ¿Pericia? Si no atendieron el tumor cuando me operaron, lo dejaron ahí, el mismo reporte médico dice que no lo tocaron, que sólo liberaron la zona circundante. Si se inventaron un diagnóstico de incontinencia fecal para pensionarme. Si hasta la fecha me dicen que estoy loca y que me estoy inventando los dolores… ¿Eso se puede llamar pericia?

Aunque la PGR determinó en febrero que los procedimientos médicos y la atención brindada a Rebeca han sido los adecuados para su padecimiento (liberando al personal de salud de toda responsabilidad penal por mala praxis), tres meses después, el pasado 24 de mayo, el mismo Instituto Mexicano del Seguro Social reconoció que no puede “emitir un diagnóstico y tratamiento adecuado” para atender la “lumbalgia crónica más hemangioma” que, señala, sufre Rebeca.

La razón esgrimida por el “Servicio de columna” del Hospital Regional 2 del IMSS para no poder emitir un diagnóstico y tratamiento es simple: aunque esta institución practicó una tomografía a Rebeca para estudiar la condición de su espalda, estas imágenes digitales fueron grabadas por el personal de salud en un formato inadecuado.

Tal como señala el mismo reporte del IMSS del pasado 24 de mayo, “se revisa estudio de tomografía axial grabada en CD que trae la paciente, sin embargo (las) imágenes están en formato JPEG, mal grabadas, sin posibilidad de modificarlas para valorar de forma adecuada (la) intensidad de hueso y (de) tejidos blandos, para realizar una descripción adecuada del estudio de imagen y emitir un diagnóstico y tratamiento adecuado”. Así, ¿o más calidez y pericia?

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