El aguacate es oro verde, y los neozelandeses lo saben. La demanda de aguacates en ese país ha provocado una ola de robos y venta en el mercado negro.
[contextly_sidebar id=”ipWOVHxgzdXgB5Xv3eeGZ136a9cBVVwa”]Desde enero se han registrado al menos 40 robos de aguacate a gran escala; en uno fueron robados unos 350 piezas de la fruta, reportó el diario The Guardian.
Cada aguacate se vende en Nueva Zelanda entre 4 y 6 dólares neozelandeses (entre 51 y 76 pesos) ya que la producción del año pasado fue pobre mientras la demanda local ha aumentado.
De acuerdo a la policía, los robos han ocurrido durante la noche. Los aguacates son recolectados en sábanas blancas colocadas en el suelo o a mano, para luego ser vendidos en puestos callejeros, pequeñas tiendas o restaurantes de sushi en Auckland.
El sargento Aaron Fraser de Waihi dijo que ya se habían registrado hurtos de aguacates en años anteriores pero nunca con la frecuencia y el monto de los actuales.
Explicó que los aguacates robados pueden ser riesgosos, pues algunos aún no están maduros o fueron fumigados recientemente y aún tienen toxinas en la cáscara.
“Pero con los precios tan altos en este momento, el potencial para el beneficio es un fuerte estímulo para ciertos individuos “, dijo el sargento.
Se espera que en los próximos meses y tras una temporada de abundante aguacate, la fruta llegue a todos los mercados del país y eso desincentive los robos, señaló Jen Scoular, CEO de Avocat de Nueva Zelanda.
Confió en que al tratarse de robos para conseguir dinero rápido y no grupos del crimen organizado el delito se controlará y no impactará las exportaciones de la fruta.
Las granjas en Nueva Zelanda han adoptado mayores medidas de seguridad como luces automáticas y alarmas.