A más de dos semanas del terremoto de 8.1 grados Richter que devastó el Istmo de Tehuantepec, las lonas se han convertido en un artículo de primera necesidad para los damnificados en esta región. Sin embargo, escasean.
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Habitantes de las comunidades de Unión Hidalgo, Chicapa de Castro y San Dionisio del Mar, ubicadas en la zona oaxaqueña del Istmo, explicaron que prefieren permanecer fuera de sus casas ante la presencia constante de sismos en la región.
Pero lo que ha complicado la situación son las lluvias de la temporada que hacen imposible estar al aire libre. Por ello, se han visto obligados a superar el miedo y permanecer en sus casas, muchas de las cuales quedaron dañadas (en algunos casos severamente) el pasado 7 de septiembre.
En estos casos, las lonas permiten tender una cubierta ligera en los amplios patios que caracterizan las casas en la zona, con lo que la gente puede continuar su rutina sin la amenaza de que un techo caiga sobre sus cabezas. Las lonas son versátiles y fáciles de instalar. El problema es que sólo unos pocos cuentan con ellas.
Si tuviera una lona, Rosalba Gallegos podría recubrir con ella el techo de palma del único cuarto de su casa que quedó en pie tras el terremoto, y así tender los catres y dormir dentro.
“Con la lluvia no podemos quedarnos aquí, porque el techo de palma gotea”, explicó Rosalba, quien desde el 7 de septiembre duerme con su esposo e hija dentro de su auto, “como sardinas”, en medio del calor tropical. “Nos hace falta lona”, dijo.
El subteniente Lobo es uno de los oficiales que coordinan toda la operación humanitaria de la Marina en San Dionisio. Entre sus actividades está recorrer el pueblo repartiendo los víveres racionados, incluidas las lonas que llegan a cuentagotas.
“Solo nos han llegado 15”, dijo al entregar una lona a Doña Aurora, una anciana que vive hacinada con su esposo, sus pollos y sus pocas pertenencias en un cuarto con techo de lámina. “Le estamos dando prioridad a la gente que lo perdió todo”, afirma.
En Chicapa, el maestro jubilado Herman Medrano espera noticias de los apoyos para la reconstrucción en el patio de su casa, bajo un árbol de tamarindo, junto con otras ocho personas de su familia y vecinos. Hasta ahí sacaron los colchones y hamacas para dormir, pero cuando llueve no tienen otra opción.
“Nos arriesgamos y dormimos ahí”, explica señalando una tejavana de asbesto en la orilla de su casa. Herman es diabético y también padece del corazón, por lo que no le gustan los sobresaltos. Su esposa sufre de la presión arterial. Si tuvieran una lona, dormirían tranquilos fuera de su casa.
Urge tu apoyo para damnificados de #Oaxaca y #Chiapas. Se necesitan lonas y casas de campaña. Puedes donarlas en #CentrosdeAcopio @DIF_NMX pic.twitter.com/0OWqLxwAbF
— Rosario Robles (@Rosario_Robles_) 26 de septiembre de 2017