Casi dos semanas después de que el huracán María devastara Puerto Rico, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llegó de visita a la isla caribeña y lo hizo fiel a su estilo, dando declaraciones polémicas, en las que minimizó la magnitud de la tragedia y recriminó el costo económico de la ayuda.
[contextly_sidebar id=”BhAgG6KhzduDYa7qCFK0f6kz4Mu7pWdV”]
“Han desquiciado nuestro presupuesto… Gastamos mucho dinero, pero está bien”, les dijo Trump en relación al costo de los trabajos de emergencia, que ha incluido el envío de miles de marines, personal de la Administración Federal de Manejo de Emergencias, ingenieros, alimentos, agua y plantas de luz.
Además, Trump expresó que el número de víctimas mortales no es para llamarlo una catástrofe, como lo fue el huracán Katrina de 2005, el cual dejó más de mil 800 muertos en Nueva Orleans.
“Si miras a una catástrofe real como Katrina, cientos y cientos y cientos de personas que murieron, y miras lo que ha pasado aquí, con una tormenta que realmente fue abrumadora, nadie ha visto algo como esto.
“¿Cuál es el saldo mortal al momento? ¿17? 16 muertes confirmadas, 16 frente a miles”, dijo el mandatario, quien ha sido duramente criticado por su lenta reacción ante los daños y su pleito con los gobernantes boricuas.
A su llegada, Trump alabó la valentía del personal militar y civil, y dijo que le encantaba la isla y que la había visitado muchas veces antes. “El clima es insuperable”, dijo. “Pero de vez en cuando te golpea”
En su primer acto en San Juan, capital de Puerto Rico, Trump encabezó una reunión de coordinación con el gobernador de la isla, Ricardo Roselló, pero aprovechó para exaltar la labor de su jefe de manejo de emergencia, de la secretaria interina de Seguridad Nacional, de su asesor especial y del general a cargo de la asistencia.
Protestan por su presencia
Legisladores demócratas y prominentes artistas puertorriqueños han criticado lo que caracterizan como lenta respuesta del gobierno federal para atender a los damnificados en la isla.
“La gente está muy preocupada, muy desesperanzada por la situación, porque luego de dos semanas no se ha visto mejoría alguna”, dijo a AFP Mariana Nogales, presidente del Partido del Pueblo Trabajador.
Los puertorriqueños están demasiado ocupados en resolver sus necesidades básicas que pocos han tenido tiempo y energía leer o escuchar al presidente. Apenas una decena de manifestantes estaba frente al Centro de Convenciones de San Juan, donde el gobierno instaló sus operaciones.
“Toda la telefonía de Puerto Rico se cayó. Aquí hay bien poca señal. Yo estoy seguro de por eso es que no asistieron más personas a protestar. Porque desconocen. No hay forma de comunicar”, afirmó Víctor Manuel Figueroa, un jubilado de 67 años.
“Él viene a un show mediático, a un espectáculo. Después de dos semanas es que se presenta”, indicó otra jubilada, Sonia Santiago.
Pero la visita de Trump está cuidadosamente organizada para evitar cualquier protesta embarazosa.
La Casa Blanca dijo que el presidente se reunirá con la alcaldesa de San Juan, irá a una iglesia para visitar a los damnificados, y realizará un recorrido aéreo antes de aterrizar en el buque USS Kearsarge para saludar al personal militar.
Con información de Notimex y AFP
