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Edificios en riesgo de colapso en la CDMX: sin protocolos de seguridad y en el abandono
Edificios en riesgo de colapso en la CDMX: sin protocolos de seguridad y en el abandono
7 minutos de lectura
Edificios en riesgo de colapso en la CDMX: sin protocolos de seguridad y en el abandono
13 de noviembre, 2017
Por: Manu Ureste (@ManuVPC)
@ManuVPC 

Vecinos de inmuebles en riesgo de colapso por el sismo del 19S denunciaron que las autoridades los dejaron en el abandono, por lo que ellos tienen que asumir la vigilancia y el resguardo de las zonas dañadas para proteger a transeúntes y automovilistas.

[contextly_sidebar id=”7dnTpKdFHiURZIoIpOiidNteMCAZWqL7″]La Secretaría de Protección Civil del Gobierno de la Ciudad de México reconoció que, más allá de resguardar los edificios con cinta de plástico, en la ciudad no hay ninguna regulación, ni protocolo, que determine cómo se deben vigilar y proteger estos inmuebles, cuya custodia depende de la Secretaría de Seguridad Pública capitalina (SSP).

Para conocer el tipo de medidas de seguridad implementadas en edificios catalogados como de alto riesgo, Animal Político realizó un recorrido por inmuebles de la delegación Cuauhtémoc y Benito Juárez, dos de las que sufrieron mayores daños, donde constató que si bien la mayoría están protegidos por cintas plásticas, hace falta  la presencia policial para evitar accidentes.

No sólo eso. Se detectó que en 4 inmuebles donde hay presencia policial, ciudadanos y automovilistas circulan a escasos metros poniendo en riesgo sus vidas y las personas que viven cerca.

“Esto es una zona de alto riesgo, no un parque turístico”

Han pasado casi dos meses del sismo del 19-S, pero la gente que transita por la calle Doctor Lucio, en la colonia Doctores, delegación Cuauhtémoc, aún se detiene y apunta con el celular hacia el cielo, donde los edificios Osa Mayor y Centauro -dos espigadas torres gemelas habitacionales de 14 pisos de altura- se mantienen en pie a pesar de los daños del temblor.

“Mira qué boquetes hay en las paredes”, gritó un transeúnte, que ante la ausencia de policías, levantó la cinta de plástico amarilla que advertía que se encontraba en “zona de peligro”, y se acercó hasta las mismas faldas del edificio Centauro para tomarle fotos.

“¿Ya viste? Se puede ver el dormitorio”.

El hombre mostraba a su acompañante una imagen pixelada en la que además de una simple habitación, se observaba incrustado en una pared un cristal con forma de guillotina que estaba a una ráfaga de viento de caer al vacío.

Satisfecho con la foto, el hombre guardó el celular y le sugirió al compañero, para ahorrar tiempo, caminar por la calle acordonada,  evadiendo las barreras azules con forma de ‘pino’ que colocó la SSP capitalina, así como los precintos naranjas de Protección Civil.

Los edificios Osa Mayor (izquierda) y Centauro sufrieron fuertes daños por el sismo. No hay vigilancia policial para evitar que la gente transite por la zona de riesgo.

El compañero asintió y ambos atravesaron la calle. Aunque no son los únicos que lo hacen. Por la banqueta que está pegada a la torre Osa Mayor, que a simple vista se ve que está inclinada hacia un costado, padres de familia caminaban con sus hijos tras recogerlos de la escuela.

“Todo está acordonado. Pero por aquí pasan niños, ancianos, y quien quiera, porque no hay vigilancia. Porque no hay ni un solo policía ayudándonos a resguardar la zona”, denunció Samuel, dueño de un departamento en el Osa Mayor, quien lleva desde el 19 de septiembre instalado en una carpa junto con otros vecinos.

El hombre explicó que ellos no tienen alternativa más que permanecer ahí; a unos metros de su edificio catalogado de alto riesgo, para evitar que saqueen su patrimonio.

“La gente no hace caso. Por más que les insistimos que respeten el acordonamiento no hacen caso. Y sin la ayuda de las autoridades, pues menos caso nos van a hacer”.

Samuel recordó que fueron los vecinos quienes pusieron montones de escombros en los accesos de la calle Doctor Lucio, para evitar que los automóviles y las motos circulen por la zona.

El edificio Géminis, que colinda con el inmueble Osa Mayor, en la colonia Doctores, también sufrió fuertes daños por el sismo.

“La autoridad puso los ‘pinos’ azules, pero como son de plástico los carros venían y se los llevan por delante –dijo golpeando el puño de su mano derecha con la palma de la izquierda-. Precisamente, la semana pasada hubo aquí un atropellamiento de una señora que aún está hospitalizada”.

Mientras Samuel explicaba cómo fue el atropellamiento, otro hombre y una mujer de mediana edad se detuvieron frente al edificio de Osa Mayor, el hombre sacó el celular y fotografió el inmueble durante minutos.

“La gente pasa por aquí como si esto, en vez de una zona de alto riesgo, fuera un parque de Coyoacán. Y no se dan cuenta que esto no es un atractivo turístico, sino una zona de peligro”, dijo Samuel, quien nostálgico dirige la mirada hacia su departamento en Osa Mayor, donde una lámina de hierro golpeaba una y otra vez la pared del edificio, generando un inquietante ruido metálico en el ocaso de la tarde.

Para tener una idea general de las medidas de seguridad, se visitaron 10 edificios de alto riesgo, 7 en Cuauhtémoc y 3 en Benito Juárez; 6 de ellos no contaban con vigilancia policiaca, pero aun así las medidas preventivas eran muy laxas.

Estacionados a escasos metros de edificio en riesgo

A un par de kilómetros de la colonia Doctores, en la calle Versalles 37, colonia Juárez, hay un edificio de nueve pisos que está en riesgo de colapsarse desde 1985.

Con el reciente sismo, el riesgo aumentó. Por lo que el propio jefe delegacional de la Cuauhtémoc, Ricardo Monreal, envió una carta al jefe de gobierno de la ciudad para invitarlo a tomar medidas urgentes de demolición.

A pesar de la urgencia –con el temblor reciente el edificio se recargó en el contiguo provocándole daños severos-, no hay ningún policía cuidando que nadie se acerque al inmueble, o se meta de manera clandestina, tal y como denuncian los vecinos.

De hecho, la única medida de ‘seguridad’ es un sello que prohíbe el paso al edificio, cinta de plástico, y unos letreros alertando del “peligro de derrumbe” que los vecinos colocaron.

Versalles
El edificio de la calle Versalles 37 ha estado en riesgo de venirse abajo desde 1985, pero las autoridades locales nunca atendieron las demandas de los vecinos.

Aun así, motociclistas y carros se estacionan junto a la cinta de plástico, a unos metros de este edificio del que, incluso, autoridades de Protección Civil tuvieron que abandonar a toda prisa cuando fueron a inspeccionarlo, porque no paraba de crujir. Mientras tanto, camiones pesados continuaban circulando por la calle sin ninguna restricción.

“No hay ningún policía vigilando el edificio. Incluso, las personas que van a un teatro que hay por la zona hacen fila y se paran afuera del inmueble en riesgo de colapso”, advirtió Gabriela Formoso, vecina del edificio.

“No puedes cortar el tráfico”

Donde sí hay vigilancia de la policía, pero con pocas restricciones al tráfico es en viaducto. A la altura de la calle Tonalá, colonia Roma. Ahí, en la esquina de ésta, se levanta otro edificio con aparatosas grietas repartidas por toda la fachada.

Junto a uno de los ‘pinos’ azules de la SSP, un policía explicó que recibieron la orden de custodiar los inmuebles dañados. Aunque cuando se le cuestionó por casos como el de Versalles 37, donde no hay presencia policial, éste matiza que la cantidad de edificios con daños es tan alta que dan prioridad a los desalojados para protegerlos de los saqueos.

Además de evitar robos, el policía también dijo que debe cuidar que ningún vehículo transite por la zona afectada.

“¿Y por qué entonces no se cortó el tráfico de esa carretera? –se le preguntó, en tanto decenas de coches, motos, y camiones de carga circulan por Viaducto, a tan solo unos pasos del edificio, circulan por la zona.

El policía encogió los hombros y se ajustó la gorra sobre la frente sudorosa para responder. “Pues sí es un riesgo –admitió con una sonrisa-. “Pero si cortas el tráfico de Viaducto, ¿por dónde metes todos esos coches?”.

Un inmueble dañado en la avenida México, en la Condesa, solo está protegido por cintas de plástico.

 “A la gente le vale”

En la colonia Narvarte, delegación Benito Juárez, el edificio ubicado en la calle Enrique Rébsamen 241 colapsó por el temblor dejando una persona muerta. Y junto a éste, otro inmueble quedó al borde del derrumbe.

Aquí la presencia de la policía capitalina es más numerosa que en las otras colonias visitadas. Sin embargo, a pesar de que un autobús de la SSP capitalina custodia permanentemente el lugar, los vecinos denunciaron que a medida que pasan los días la vigilancia se va relajando.

De hecho, durante el recorrido por la zona, Animal Político registró en video a personas caminando por la misma banqueta del edificio ubicado en el 249, el cual está sujeto con polines de madera, puesto que tiene columnas fracturadas. Además, motos pasan a toda velocidad por la zona, ignorando las barreras y las señales que prohíben el paso vehicular.

“Hay gente que pasa por en medio de la calle, o incluso por la banqueta del edificio que está en riesgo de colapso, porque les vale las señalizaciones. Pero se supone que para eso están los policías, ¿no? Para prohibirles, o al menos para indicarles, que se pasen del otro lado de la banqueta. Pero veamos que realmente no hay un cuidado de la zona”, dijo Itzcoatl Pérez, empleado de un negocio cercano al inmueble en riesgo.

“Es imposible tener guardias”

Cinthya Murrieta, directora de Protección Civil de la delegación Cuauhtémoc, explicó que la labor principal de su dependencia es precintar los lugares de riesgo. Pero la vigilancia le corresponde a la SSP.

“Nosotros cumplimos con la primera fase, que es la de poner el acordonamiento para evitar que la gente pase por la zona de riesgo. Pero es tarea de seguridad pública que se cumpla con ese acordonamiento”, dijo Murrieta, quien recordó que Protección Civil “no tiene facultades para remitir a nadie por saltarse el acordonamiento, o por retirarlo”.

Sobre los casos en los que la ciudadanía pasea con niños por edificios dañados, la funcionaria admitió que conseguir que la ciudadanía respete los acordonamientos es un quebradero de cabeza.

“Que los acordonamientos sirvan o no también depende de que la gente los respete. Y sí, la autoridad tiene que ir y acordonar las zonas de riesgo cuantas veces sea necesario. Pero con tantos edificios y casas inmuebles que hay en riesgo, es materialmente imposible que en la noche tengamos una guardia porque los vecinos no los respetan”, reconoció Murrieta.

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