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La palabra alcanza lejos: resistencias indígenas en la Sierra Norte de Veracruz
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La lucha cotidiana de los derechos humanos
El Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh) es una organización civil... Continuar Leyendo
5 minutos de lectura
La palabra alcanza lejos: resistencias indígenas en la Sierra Norte de Veracruz
La defensa del territorio de la comunidad otomí Cerro de Tzocohuite, el servicio de Radio Huayacocotla y el testimonio de vida de Alfredo Zepeda SJ, plasmado en el libro La palabra alcanza lejos, son expresiones de la digna resistencia indígena en la Sierra Norte de Veracruz.
16 de abril, 2024
Por: La lucha cotidiana de los derechos humanos

La semana pasada, autoridades agrarias y tradicionales de la comunidad otomí Cerro de Tzocohuite, acompañados por el Comité de Derechos Humanos de la Sierra Norte de Veracruz y de la Radio comunitaria de Huayacocotla “La voz campesina”, así como de algunas clínicas jurídicas del Sistema Universitario Jesuita (SUJ), realizaron en el Centro Prodh una conferencia de prensa para dar a conocer el inicio de diversas acciones legales en contra de concesiones mineras otorgadas en su territorio, sin consulta previa, libre e informada.

Frente a estos permisos públicos para que se extraigan minerales en los territorios que han habitado desde tiempos ancestrales, el Consejo Comunitario para la Defensa del Territorio del Cerro de Tzocohuite reivindicó que las concesiones mineras ponen en riesgo el bosque, el agua y el maíz, que son signos de subsistencia para los pueblos originarios. Los defensores otomíes de la Casa Común también insistieron en que su práctica tradicional de cuidado del ambiente beneficia a la comunidad, a la región, al país y a toda la humanidad, lo que se vuelve incluso más relevante ante la grave crisis climática del presente. Por eso, insistieron en que no puede haber actividades de exploración o extracción de minerales metálicos sin consentimiento de los pueblos originarios que habitan los territorios.

Particularmente, Marisela Tolentino, del Comisariado de Tzocohuite, explicó: “Para nosotros nuestro bosque es parte fundamental y vital, nos propicia una flora y fauna diversa, de varios manantiales, prácticamente abarca todo nuestro territorio. Por eso mismo nos organizamos para evitar la entrada de alguna empresa ajena para evitar que nuestro bosque, nuestro ecosistema o la salud de nuestra comunidad salga afectados”. Mientras que Lucrecia Linares Mina, integrante de la comunidad añadió: “Somos un pueblo indígena. La minera nunca nos preguntó si queríamos que entrara a explorar nuestro territorio (…) Exigimos respeto a nuestros derechos como pueblo indígena y es por eso que estamos en esta lucha”.

El llamado de la comunidad otomí Cerro de Tzocohuite es un recordatorio, también, de que aun cuando en este sexenio se ralentizó el ritmo frenético de entrega de concesiones mineras que se había generado en la década previa y aun cuando se impulsaron reformas relevantes a la Ley Minera (que tristemente, puede anticiparse, serán declaradas inconstitucionales por el desaseado proceso legislativo que impulsó la mayoría en el Congreso de la Unión), en muchos territorios del país donde tienen su asiento pueblos originarios continúan todavía concesionados. Por ello, no ha perdido vigencia la estrategia de impugnar judicialmente la entrega de estos títulos a empresas, mediante el hoy muy vilipendiado juicio de amparo. Esta táctica hace ya mucho tiempo se utilizó en la Montaña de Guerrero la Comunidad Me’phaa San Miguel Del Progreso, acompañada por el Centro Tlachinollan.

En el marco de la visita a la Ciudad de México de los defensores ambientales de la Sierra Norte de Veracruz, fue presentado también en el Centro Prodh el libro La palabra alcanza lejos, del jesuita Alfredo Zepeda, quien ha dedicado los últimos cuarenta años de su fructífera vida a acompañar a las comunidades otomí, nahua, tepehua de Veracruz e Hidalgo, encarnando la opción de caminar con los más pobres desde una perspectiva que entiende el servicio de la fe como promoción de la justicia y la reconciliación, a partir de una profunda inculturación con los pueblos originarios.

El libro, publicado en su primera edición por Buena Prensa en 2021 y más recientemente reimpreso en 2023 por la Universidad Iberoamericana de Puebla, fue comentado durante la presentación por David Fernández SJ y la Doctora Verónica Kugel.

El texto contiene la crónica de cómo las comunidades de la Sierra Norte resisten un entorno adverso con sus luchas, pero también con sus fiestas, su trabajo colectivo, sus asambleas, su cuidado del territorios y sus espiritualidades diversas; es decir, mediante el ejercicio cotidiano de la comunalidad.

Así, en el texto se habla de asambleas, “donde el que mejor opina es el que mejor sabe escuchar” (p. 126); de fiestas, porque las resistencias indígenas son ese “estar dispersos y juntos, bajo la agresión criminal y en la alegría inalienable” (p. 41); del trabajo en el campo, recordándosenos que “nadie siembra solo” (p. 35); de la migración hacia los Estados Unidos, que muestra cómo “la comunidad puede recrearse en el exilio” (p. 137); de la trayectoria de Radio Huayacocotla, con esa enorme responsabilidad que implica el que, como se relata, en la región sea común que se diga “así es porque ya lo dijeron en la Radio Huaya” (p. 165); de la memoria de jesuitas que vivieron con profundidad y libertad la opción de estar del lado de los descartados, como Luis Del Valle o Enrique Gutiérrez Martín del Campo, y de los empeños y sueños de todo un equipo de hombres y mujeres, laicos y religiosos, creyentes y no creyentes, mestizos e indígenas —nahuas, otomíes y tepehuas—, porque como se dice en el texto “un buen equipo hace un buen proyecto” (pág. 163).

La palabra alcanza lejos, volumen editado por Ramón Vera Herrera e ilustrado por fotografías que recrean la belleza de la Sierra y la dignidad de su gente, es también un testimonio de la generosa vida de Alfredo Zepeda. En tiempos de ausencia y pérdida de referentes; en tiempos donde las redes sociales crean el espejismo narcisista de que las luchas pueden ser individuales; en tiempos en fin de discursos huecos, los testimonios como este son inspiradores y necesarios, pues nos recuerdan la relevancia del acompañamiento sostenido, prolongado, comprometido, en terreno, desde las periferias, mostrando que aún hay quienes aúnan palabra y vida en un todo consistente. Y es que sin duda la esperanza se nutre al escuchar la palabra de quienes, como lo dice Alfredo Zepeda refiriéndose a otros compañeros en una formulación que es enteramente aplicable a su persona, han optado “por el acompañamiento paciente y humilde en los procesos de resistencia y dignificación de los últimos de la fila” (pág. 199).

La defensa del territorio de la comunidad otomí Cerro de Tzocohuite, el servicio de Radio Huaya —hoy temporalmente afectado por un percance de su antena— y el testimonio de vida de Alfredo Zepeda SJ plasmado en La palabra alcanza lejos, son expresiones de la digna resistencia indígena en la Sierra Norte de Veracruz. Una muestra de que el México indígena sigue organizándose y movilizándose, con la paciencia, la determinación y la sabiduría de quienes han cultivado por siglos el arte de la resistencia.

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El dilema que enfrenta Jordania, el único país árabe que participó en el operativo aéreo para repeler el ataque de Irán contra Israel
8 minutos de lectura
El dilema que enfrenta Jordania, el único país árabe que participó en el operativo aéreo para repeler el ataque de Irán contra Israel

Su ubicación en el mapa coloca al reino hachemita en la ruta de tránsito que recorrieron los misiles lanzados por Irán contra Israel. Pero su reacción ante este ataque tiene otras implicaciones que van más allá de la simple geografía. BBC Mundo te lo explica.

17 de abril, 2024
Por: BBC News Mundo
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Un solo vistazo al mapa de Medio Oriente basta para percatarse de la incómoda posición de Jordania.

Este pequeño país árabe se ubica en la ruta entre Israel e Irán, dos potencias que se odian y están inmersas en una escalada que amenaza con provocar una guerra abierta en esa región del mundo.

El pulso entre ambos ha colocado a Amán en un dilema endiablado que ha hecho evidentes los complejos equilibrios políticos y estratégicos en los que se maneja desde hace décadas un país que no suele acaparar la atención de los medios mundiales.

Lo hizo el pasado sábado, cuando una lluvia de drones y misiles lanzados por Irán y sus milicias afines se dirigía hacia Israel para hacerle pagar por el ataque que destruyó el consulado iraní en Damasco y les costó la vida a varios de sus generales.

Las fuerzas aéreas jordanas se lanzaron a interceptar los proyectiles, en una actuación decisiva para neutralizar el golpe de Teherán contra Israel.

Mientras la prensa estadounidense informó que otros dos países árabes -Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos- colaboraron con información de inteligencia, Jordania habría sido el único que contribuyó en la intercepción de los lanzamientos iraníes.

Todos los observadores esperaban una reacción así de las fuerzas estadounidenses y británicas en la región, pero la respuesta jordana sorprendió a muchos, también en Israel.

Pese a ser uno de los pocos países árabes que mantiene relaciones formales con Israel, el reino hachemita ha sido uno de los más firmes en la condena a la intervención militar israelí en Gaza y esas relaciones pasan uno de sus peores momentos de los últimos años.

El ministro jordano de Exteriores, Haysan Afami, acusó a Israel de cometer “crímenes de guerra” en la franja y anunció el apoyo de su país a la causa por genocidio que Sudáfrica impulsa en la Corte Internacional de Justicia contra Israel.

En noviembre, Jordania retiró a su embajador en Israel en protesta por la acción de las tropas israelíes en Gaza.

Y el gobierno frenó un acuerdo bilateral sobre agua y energía solar.

Se estima que alrededor de la mitad de la población jordana la forman refugiados palestinos o descendientes que recuerdan las cuatro guerras que ha enfrentado a Jordania con Israel desde 1948.

¿Por qué entonces se lanzaron sus fuerzas a neutralizar el ataque iraní contra Israel?

Jordania, un país dependiente en un entorno endiablado

Con una superficie de poco más de 89.000 kilómetros cuadrados y una población que apenas supera los 11 millones de habitantes, Jordania se enclava en una meseta desértica en Medio Oriente, una de las zonas históricamente más conflictivas del planeta.

Con escasos recursos naturales a su alcance, Jordania depende en gran medida de la cooperación internacional. Recibe cuantiosas aportaciones del Fondo Monetario Internacional, Estados Unidos, la Unión Europea y las ricas monarquías del Golfo.

Para su seguridad en un entorno de actores enfrentados también depende de la ayuda exterior.

El rey Abdalá de Jordania.
Getty Images
Como sus predecesores, el rey Abdalá ha cultivado la amistad con Estados Unidos.

El rey Abdalá, quien dirige la política del país en la práctica, ha cultivado la amistad de Washington y sus socios internacionales, como hicieron sus predecesores de la dinastía hachemita.

Ghaith al Omari, del Washington Institute, un centro de análisis especializado en Medio Oriente, le dijo a BBC Mundo que “en la decisión de actuar frente al ataque iraní ha debido pesar el deseo de presentarse ante Estados Unidos como el socio árabe más fiable”.

“Pese a toda la retórica, Jordania ve a Israel como el principal garante de su seguridad frente a actores externos junto con Estados Unidos”, añade el experto.

“Israel es vital para la seguridad de Jordania y viceversa. Es algo asumido en la doctrina militar de ambos países y por eso llevan años cooperando en defensa”, apuntó.

Esa cooperación ha consistido, según el experto, en la puesta en común de información de inteligencia y en la ayuda prestada por el ejército israelí a Jordania para atacar objetivos en la vecina Siria que no hubiera podido alcanzar por sus propios medios.

Mapa de Medio Oriente, con Jordania, Israel e irán destacados.
BBC

Cómo han sido las relaciones entre Jordania e Israel

Jordania fue uno de los países árabes que libró varias guerras contra Israel tras el establecimiento de ese Estado en los territorios del antiguo Mandato británico de Palestina en 1948.

Los sucesivos conflictos y la ocupación israelí provocaron la llegada de gran cantidad de refugiados palestinos a Jordania, lo que todavía hoy explica que, como dice al Omari, “el problema palestino es visto como un asunto de política interna más que internacional” y que exista un amplio rechazo a Israel en la sociedad jordana.

Pero tras la firma de los Acuerdos de Oslo en 1993 entre el gobierno israelí y la Organización para la Liberación de Palestina para poner fin al conflicto entre ambos, Amán se animó a firmar su propio tratado de paz con Israel, dando así carta de naturaleza a unas relaciones que hacía tiempo tenían lugar extraoficialmente.

Jordania se convirtió así en el segundo país árabe en establecer relaciones con Israel y desde entonces ha vivido navegando en la contradicción provocada por el peso que la causa palestina sigue teniendo en su opinión pública y la necesidad de la cooperación militar israelí y estadounidense para garantizar su defensa en un entorno tan problemático como Medio Oriente.

El último ejemplo de ese difícil equilibrio lo dio la respuesta al ataque iraní del sábado.

El gobierno jordano presentó la intercepción de los misiles y drones iraníes como una defensa del espacio aéreo imprescindible para evitar daños a la población jordana, y se cuidó de manifestar cualquier muestra de solidaridad o simpatía con Israel.

Los dirigentes en Amán parecen tener presentes los antecedentes y las manifestaciones frente a la embajada israelí que llevan meses exigiendo el fin de la intervención en Gaza.

Pero, en realidad, según al Omari, “ interceptar los misiles iraníes fue una decisión fácil de tomar”.

¿Por qué?

Porque si en Jordania hay un país más impopular que Israel ese es Irán.

Escena de la vida cotidiana en Amán.
Dominika Zarzycka / Getty
Gran parte de la población de Jordania la forman refugiados palestinos o sus descendientes.

Cómo son las relaciones entre Jordania e Irán

Al Omari dice que “la visión que se tiene de Irán en Jordania actualmente es muy negativa”.

“Se recuerdan los crímenes y abusos cometidos en la guerra de Siria por los grupos apoyados por Teherán y se cree que intenta desestabilizar también Jordania como parte de su estrategia regional contra Israel y Estados Unidos”.

Teherán lleva años patrocinando organizaciones armadas afines en Líbano, Yemen, Siria e Irak, en lo que llama el “eje de la resistencia” frente a Israel y Estados Unidos.

La libanesa Hezbolá es la más destacada de ellas, pero son toda una pléyade de grupos irregulares que tienen a Israel como su principal enemigo.

La principal preocupación de las autoridades jordanas es que Irán trate de replicar ese modelo también en Jordania.

Por eso causaron especial alarma las recientes declaraciones de Abu Ali al Askari, portavoz de la milicia proiraní de Irak Kataeb Hezbolá, que aseguró que su grupo está en disposición de suministrar armas, incluidos misiles y proyectiles antitanque, para 12.000 combatientes en Jordania que podrían acudir en defensa de “los hermanos palestinos”.

Altos dirigentes iraníes se han felicitado en el pasado por su influencia en Beirut, Damasco y Bagdad, capitales de estados árabes próximos a Israel, y el gobierno jordano se muestra preocupado porque Teherán quiera añadir Amán a esa lista.

Partidarios del gobierno iraní se manifiestan con la réplica de un cohete en Teherán.
Morteza Nikobauzl / Getty
Un enfrentamiento abierto entre Irán e Israel podría atrapar a Jordania entre dos fuegos.

Al Omari indica que “en los últimos años el contrabando de armas y de droga desde Irán ha aumentado; ahora ha alcanzado un gran volumen y esto genera preocupación”.

Y luego hay un factor religioso.

La República Islámica iraní tiene en el chiísmo su religión oficial, y apoya y financia organizaciones religiosas chiítas en otros países. Sus intentos de hacerlo también en Jordania han generado un gran rechazo en un país donde la inmensa mayoría es sunita, la otra rama principal del islam.

Qué haría Jordania si Israel responde a Irán

Pese a que detuvo la primera andanada en su contra, Israel no puede dar por sentado un apoyo incondicional de Jordania en el pulso con Irán.

En varios países árabes se han alzado voces contra el rey Abdalá en las redes sociales, acusándolo de colaborar con el “enemigo”. Uno de los memes que más circuló lo presentaba en un montaje vestido con el uniforme del ejército israelí.

El difícil equilibrio de Jordania como uno de los pocos países árabes que reconoce a Israel se ha vuelto más difícil con el gobierno de Benjamin Netanyahu.

La corona jordana gestiona a través de una fundación religiosa la Explanada de las Mezquitas, el espacio donde se concentran los lugares sagrados para los musulmanes en la disputada Jerusalén, y la publicación en varios medios de unas supuestas conversaciones entre Netanyahu y el príncipe Mohamed Bin Salman, de Arabia Saudita, para incluirlo en el control del recinto sagrado provocó suspicacias en Amán.

Antes, en 2017, Netanyahu había recibido como un héroe en Israel a un guardia de seguridad de la embajada israelí en Amán que mató a dos jordanos, según la versión israelí, tras ser atacado por uno de ellos, lo que indignó al gobierno jordano.

Más recientemente, el gobierno jordano ha frenado un acuerdo bilateral sobre agua y uso de la energía solar.

Pero las tensiones más graves parecen estar por llegar.

Si, como ha anunciado uno de sus altos mandos militares, Israel responde al ataque iraní del fin de semana, y lo hace lanzando proyectiles que atraviesen el espacio aéreo de Jordania, su gobierno puede verse en una posición aún más difícil que la provocada por el ataque iraní.

“Eso crearía graves problemas políticos al gobierno, porque no puede permitirse que la gente vea que impidió el ataque de Irán, pero sí permite el de Israel”.

El dilema de Jordania podría agudizarse a medida que el enfrentamiento entre Israel e Irán se recrudece.

Línea
BBC

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