Estibalis Chávez no está loca,
sólo está… desesperada
Ya se acostumbró. En los últimos 16 días la frase que más veces escuchó Estibalis Chávez Guzmán para referirse a ella es: “está loca”. Y es que esta mexicana de 19 años el pasado 9 de febrero se instaló con su casa de campaña afuera de la embajada Británica en la ciudad de México y comenzó una huelga de hambre con el fin de conseguir una invitación, por parte del Reino Unido, para asistir a la boda real del Príncipe William y su prometida Kate Middelton, que se celebrará por todo lo alto y ancho de Inglaterra el próximo 29 de abril.
Animal Político pudo platicar con Estibalis antes de que terminara su huelga de hambre, lo cual sucedió durante la tarde del viernes. “Hay quienes me dicen en mi cara que estoy loca, a otros los escucho decirlo mientras pasan caminando por la calle”, comenta para Animal Político Estibalis, con ese tono quedo que tiene al hablar. La joven, que trae la misma ropa desde hace dos semanas y en ese mismo tiempo sólo ha tomado agua, atiende la entrevista en la banqueta de la calle Río Lerma, colonia Cuauhtémoc, sentada sobre su casa de campaña desmontada, pues en el día, la policía no le permite armarla ya que obstruye el paso de la vía pública. “Si luchar por alcanzar un sueño es estar loca, pues entonces sí lo estoy”.
En el tiempo que Estibalis decidió no probar alimento bajó 8 kilos. Por supuesto que los síntomas de no comer empezaron a hacer de las suyas y sufre de mareos, fatiga y fuertes dolores de cabeza. Pero esa misma jaqueca le ha dado desde el primer día de la huelga a la embajadora de esa nación en nuestro país, Judith Macgregoren quien, en respuesta a una carta que recibió por parte de Chávez, le respondió que no hay lugares disponibles para el público en general a la boda real. A lo que la diplomática sí invitó a la joven fue a levantar su vigilia. Sin embargo, Estibalis se negó a dar por terminada “su lucha”.
En entrevista telefónica Patricia Cordero, oficial de prensa de la embajada de Gran Bretaña en México, dice que la sede diplomática no sólo estuvo al tanto del caso de Estibalis sino que incluso se preocupó tanto por su seguridad como por su salud, incluso, trataron de tener una “negociación” con ella en la que le ofrecían hacer todo lo posible por entregarle al hijo mayor de la Princesa Diana (q.e.p.d.) el cuadro que, en la calle, Chávez pintó de él y su futura esposa. “Pero no lo podemos asegurar”, explica Cordero. Por su parte, Estibalis contestó por medio de una carta que está dispuesta a levantar su huelga de hambre sólo si la embajada le ayuda a que pueda entregarles personalmente el cuadro a los futuros reyes de Inglaterra. No ha habido respuesta.
Una infancia que podría explicar “la locura”
Cuando Estibalis nació, su mamá, Georgina Guzmán, murió. Fue gracias a su papá, Pedro Chávez Cedeño –quien actualmente trabaja como guardia de seguridad– que se enteró que la mujer que la trajo al mundo trabajaba como maestra en primarias y secundarias públicas; que le gustaba el inglés y que para leer en esa lengua compraba la revista Hello! donde se adentraba en la vida de la princesa Diana de Gales hasta imaginar que era como de su familia.
Tras la muerte de Georgina, Socorro Chávez, hermana de Pedro y quien vive en la casa contigua a la de él, se encargó de ayudar a cuidar a la pequeña Estibalis quien no tardó en llamarle mamá a su tía. Los recursos económicos de la familia eran escasos. Los juguetes, pocos. Los cuentos para niños, no existían. Así que la niña, al ser hija única, encontró en la colección de revistas Vanidades y Hello! de su mamá a sus “mejores amigas”, en sus primeros años de vida.
Estibalis creció con las historias de la boda de Diana y Carlos; con el nacimiento del príncipe William y luego con el del príncipe Harry; con los viajes altruistas de “la princesa del pueblo” a los lugares más pobres del planeta; con los bailes, vestidos y joyas de la mujer que a través de las páginas de las revistas, se había convertido en un modelo aspiracional para su mamá.
Esos eran sus cuentos. Esos personajes eran los que protagonizaban sus fantasías de cuando niña. Pero es que tampoco tenía muchas opciones. A esos reyes, reinas, príncipes y princesas son a los que Estibalis ha seguido religiosamente a lo largo de sus casi dos décadas, pues ya de adolescente cuando su papá le daba dinero, entre otras cosas, ella iba a comprar estas revistas para no perder contacto con “los suyos”.
Dispuesta a dar la vida
De pronto, de la nada, a principios de febrero de este año Estibalis le dijo a su papá mientras estaban comiendo que quería ir a la boda del príncipe William. La hija de Pedro estaba consciente que era prácticamente imposible que pudiera conseguir una invitación. “Como ya había mandado cartas a la embajada y no había recibido respuesta le dije a mi papá que qué pensaba de que me fuera a hacer una huelga de hambre. Me dijo que estaba bromeando. Le respondí que era verdad. Yo creí que me iba a agarrar a golpes y decirme que estaba loca, pero no, me dijo que estaba bien por mí, porque él sabe que es el sueño de mi vida”.
Pedro, con todo y los riesgos que pudiera correr su hija, la apoyó. Le dio dinero para comprar la casa de campaña y debido a que trabaja 24 x 24 la visita un día sí y otro no. Es el mismo padre de la huelguista quien le lleva el agua para beber. Quien le lleva y trae las cosas que le pide su hija para pintar mientras espera que su sueño se haga realidad.
En los primeros días que Estibalis se instaló afuera de la embajada pintó un cuadro con los rostros de Guillermo y Kate. “Es el cuadro que les pensaba regalar el día de su boda, pero cuando me llegó la carta de la embajadora diciéndome que no era posible que yo fuera invitada me deprimí tanto que lloré y lloré y le pedí a mi papá que se lo llevara porque no lo quería ver”.
Conforme han pasado los días, el caso de Estibalis se ha vuelto más atractivo para los medios de comunicación. Todo mundo quiere saber el desenlace de esta historia. Con el tiempo, la postura de Chávez se ha ido haciendo más flexible. De entrada, ya está abierta a la posibilidad de que la embajada la pueda ayudar a entregar el cuadro en las manos de los novios, antes de la boda; también dice, durante la entrevista, que eventualmente organizará una subasta con los cuadros que ha hecho a lo largo de toda su vida con el fin de procurarse recursos para el vuelo a Inglaterra y poder presenciar la boda aunque sea desde afuera; incluso habla de que hay una cadena de televisión que estaría dispuesta a llevarla a Gran Bretaña para transmitir su historia, pero, al cierre de esta nota, no se había concretado el acuerdo. Al menos, para tranquilidad de muchos, el objetivo original de morir de hambre en caso de no alcanzar su objetivo se ha diluido.
¿Rebelde con causa?
“Pero hoy no me puedo ir de aquí sin haber obtenido nada. Quiero luchar hasta donde pueda con tal de alcanzar mi sueño. No tengo nada que perder y sí mucho que ganar”. Y es que, aunque a algunos medios Estibalis les ha dicho que estudia Artes Pláticas, en esta entrevista asegura que hasta antes de la huelga estaba en la prepa abierta por lo que el riesgo por perder el año escolar no está entre sus preocupaciones.
Sin embargo, sí hay una cosa que Estibalis ha perdido: su colección de revistas del corazón. “Al principio, cuando me salí de la casa para venirme a hacer la huelga mi mamá (en realidad su tía Socorro) me quemó todas mis revistas que yo guardaba en una caja rosa, pues decía que todo lo que yo estaba haciendo era por culpa de esas revistas”.
La pérdida la fortaleció. Al día de ayer antes de que Estibalis terminara su huelga de hambre, llegó a 16 días y 16 noches fuera de su casa, lejos de su familia, de sus comodidades, arriesgando su propia vida en busca de su sueño. “Los que más me han sorprendido son los policías que trabajan para la embajada, a quienes veo todos los días y se dan cuenta de mi lucha. Platicamos poco pero me dicen que ellos tienen que estar del lado de quien los contrata, pero que admiran lo que estoy haciendo por alcanzar mi sueño. También me dicen que ellos me van a cuidar. Claro que hay mucha gente que asegura que esto es un berrinche de niña chiquita, que estoy loca. A esas personas solamente les puedo decir que definitivamente estoy segura de que en su vida han luchado por algo, por alcanzar un sueño.”
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