En la contienda por la candidatura a la Presidencia de la República, las corrientes del PRD ya tomaron posiciones. Aún sin tener reglas claras para elegir al abanderado, sin conocer sus propuestas, sin debates y sin consultar a la militancia, los dirigentes de los grupos internos ya decidieron a quién apoyarán para conseguir esa nominación.
A cinco meses de la elección del candidato del Sol Azteca, Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard tienen tras de sí una estela de corrientes que los respaldarán no porque compartan sus principios sino porque son muchos los intereses que los unen.
Los dirigentes perredistas saben, que a diferencia de 2006, el panorama para su partido no será tan alentador de cara a los comicios presidenciales, por lo que sólo buscan acomodarse y quedar bien desde el inicio para poder negociar más adelante cargos en gobiernos estatales, candidaturas a gobernador, diputados, senadores y hasta presidentes municipales.
Decidir a qué aspirante le apostarán para que se convierta en el abanderado del PRD y de los partidos de izquierda pasa también por las filias y fobias de las corrientes sobre determinados personajes y esa determinación se convierte en un instrumento eficaz para cobrar viejas facturas.
El relevo de la dirigencia nacional del PRD, en marzo pasado, terminó por alinear a candidatos y corrientes. Se espera que antes de los comicios estatales del 3 de julio la mayoría de los grupos defina públicamente a quién apoyará rumbo a la Presidencia de la República, según comentaron a Animal Político líderes de ese partido.
Martha Dalia Gastélum, integrante de la Comisión Política Nacional del PRD, sostiene: “Ya están los bloques muy claros y creo que nada más falta formalizarlo. Nosotros (Izquierda Renovada en Movimiento) pensamos que en junio vamos a formalizar pero todo tiene que ser antes del 3 de julio. Las decisiones ya están tomadas, por ejemplo, el bloque en el que estamos con Nueva Izquierda y Alternativa Democrática Nacional, es claro que vamos a apoyar a Marcelo y el bloque del G-8 va apoyar a Andrés”.
Los Lopezobradoristas
La estrategia de Andrés Manuel López Obrador para convertirse de nueva cuenta en el candidato presidencial es conocida. Desde hace 5 años, el tabasqueño ha recorrido el país; primero como Presidente Legítimo y hoy como promotor de su “Proyecto Alternativo de Nación”.
El activismo de López Obrador para ganar simpatías entre los perredistas es prácticamente nula. Sabe que cuenta con grupos incondicionales como: Izquierda Democrática Nacional, que dirige René Bejarano; Izquierda Social, de Martí Batres; Grupo de Acción Política, de Higinio Martínez; Red de Izquierda Revolucionaria de Camilo Valenzuela; y en el último bienio se habría echado a la bolsa el apoyo de Democracia Social que encabeza Carlos Sotelo, de los Cívicos de Mario Saucedo, y de la recién creada Red de Unidad por la Izquierdas, conglomerado de corrientes que encabezan Alejandro Encinas, Gilberto Ensástiga, Alejandra Barrales y Pablo Gómez.
Salvo Red de Unidad por las Izquierdas (UNI), el resto de las corrientes impulsarán la candidatura de López Obrador, aunque la mayoría de sus dirigentes se escuden en la frase de que “apoyarán al que esté mejor posicionado en las encuestas” rumbo al 2012.
El primer campanazo vendrá de la corriente Izquierda Democrática Nacional (IDN), la cual prevé realizar su Congreso Nacional el próximo 4 de junio y ese será un primer momento para tomar una definición.
Sin embargo, Alejandro Sánchez Camacho, dirigente de este grupo, admite que “hay una identidad importante con Andrés Manuel López Obrador, sobre todo de los liderazgos territoriales”.
Agrega que será en octubre cuando IDN asuma una postura definitiva y que en realidad apuestan a que López Obrador y Ebrard lleguen a un acuerdo para nombrar un candidato de unidad no sólo del PRD sino de las izquierdas.
Pero en los hechos los roces entre la corriente de Bejarano y Marcelo Ebrard cada vez son más evidentes, a grado tal que cuando fue designada la esposa del exasambleísta, Dolores Padierna Luna, como secretaria general del partido, en un discurso a sus simpatizantes Bejarano advirtió que “ya arreglarían cuentas”, en alusión a que el jefe de gobierno intentó pactar con el bloque de Nueva Izquierda para quedarse con la presidencia y la secretaría general del partido.
Otro dato relevante es que el destape de Marcelo Ebrard -en el acto del 22 aniversario de la fundación del PRD-, no gustó nada a Padierna Luna, quien reclamó este hecho a la Comisión Política de su partido. Incluso puso en duda que López Obrador aceptara las reglas que propuso el jefe de gobierno para elegir al abanderado presidencial.
Donde no las tendrá todas consigo el tabasqueño es al interior de otros grupos con presencia en el DF, como UNI y la corriente conocida como UNYR, que dirige el secretario de Transporte del DF, Armando Quintero. El cambio de la dirigencia del Sol Azteca terminó por dividir al primero y alinear al segundo con Ebrard.
Dirigida por personajes como Encinas, Barrales, Ensástiga y Pablo Gómez, entre otros, la UNI fragmentará su apoyo entre López Obrador y Ebrard.
Una muestra clara es lo expresado por el coordinador nacional de UNI, Gilberto Ensástiga. El perredista no comulgó del todo con el planteamiento del jefe del gobierno capitalino quien propuso la realización de debates entre los aspirantes y una consulta nacional en el mes de noviembre para conocer al mejor posicionado ante la opinión pública, propuesta que una semana más tarde fue adoptada por el Diálogo por la Reconstrucción de México (DIA), frente político que aglutina a PRD, PT y Convergencia.
“Si pensamos que todo lo que diga el DIA debe asumirse por el PRD o nuestros aspirantes, más allá de reconocerle la importancia de sus decisiones, creo que estaríamos dejando a la deriva al PRD en una decisión tan importante… No está claro bajo qué circunstancia los debates, ni mucho menos qué significa la consulta. Lo que se expresa el 5 de mayo (por Ebrard) es un planteamiento muy general”, sostuvo Ensástiga.
El exdelegado reconoce que la definición de candidaturas sí puede dividir a su corriente. Por lo pronto, la asambleísta Alejandra Barrales y el líder del Barzón, Alfonso Ramírez Cuellar, así como otros funcionarios del gobierno capitalino como la procuradora social, Dione Anguiano, y su esposo Alfredo Hernández Raigosa podrían sumarse a la campaña del jefe de gobierno rumbo a Los Pinos.
Los Marcelistas
A diferencia de López Obrador, el jefe del gobierno capitalino, Marcelo Ebrard sí busca insistentemente simpatizantes al interior de su partido.
Aunque su mayor apuesta es conseguir el apoyo de las dos corrientes más numerosas del partido: Nueva Izquierda (NI) y Alternativa Democrática Nacional (ADN), el mandatario ha dado un paso importante al construir su propio bloque, el mismo que le llevó al tercer lugar en la elección de la presidencia del PRD con la candidatura del hoy coordinador de los diputados Armando Ríos Píter.
Entre los incondicionales de Ebrard están las corrientes Foro Nuevo Sol, Unidad y Renovación (UNYR) y algunos operadores que han obtenido cargos dentro del partido como Héctor Serrano, integrante de la Comisión Política del PRD, y Jesús Valencia, secretario general del PRD en el DF. Además, tiene el apoyo del secretario de Protección Civil, Elías Moreno Brizuela, quien cuenta con un par de consejeros nacionales.
El primer grupo en anunciar públicamente que apoyará la candidatura de Ebrard fue Foro Nuevo Sol, que dirige la exgobernadora Amalia García. Durante la realización de su Décima Asamblea Nacional, el pasado 7 de mayo, esta expresión informó que hará campaña por el jefe de gobierno, anuncio que fue secundado por Barrales al señalar que “sin lugar a dudas el Ejecutivo capitalino es la mejor carta de presentación de la izquierda para México”.
Pero desde hace meses, Ebrard teje fino con la corriente Nueva Izquierda, la cual tiene el mayor número de consejeros y delegados al Congreso Nacional del PRD, instancias en las que recaería la designación del abanderado a la Presidencia de la República.
Pese al encontronazo entre ambos por el relevo de la dirigencia, pues el jefe de gobierno no quiso apoyar a Zambrano, ambos han serenado los ánimos, limado asperezas y hasta construido una ruta para lanzarlo como su candidato.
Desde hace tres semanas, los dirigentes de NI, Jesús Ortega, Jesús Zambrano y Carlos Navarrete, han tenido encuentros con el jefe del gobierno capitalino para abordar la sucesión presidencial. Los resultados saltan a la vista: Ebrard acudió a Nayarit a apoyar la candidatura de Guadalupe Acosta (otro de los dirigentes de este grupo) y en breve se anunciará el respaldo de esta corriente al mandatario.
“En la tercera semana de junio vamos a llevar a cabo el Congreso Nacional Extraordinario de Nueva Izquierda para definir nuestra candidatura (a la presidencia) que seguramente será a favor de Marcelo Ebrard”, anunció Miguel Barbosa coordinador nacional de NI.
Según Barbosa, el jefe de gobierno es acorde a la línea política que ha sostenido su grupo, confrontado permanentemente con López Obrador. De ahí que este Congreso será un mero trámite para refrendarle su respaldo a Ebrard y una ocasión para acercarlo a esta expresión que aún tiene en sus manos la mayoría del Consejo Nacional y las presidencias del partido en los estados.
El coordinador de Nueva Izquierda advierte que desde ese momento formarán parte de su estrategia para convertirlo en el candidato de las izquierdas rumbo al 2012, pues ataja que “no son repartidores de propaganda, ni organizadores de eventitos”.
Cuestionado sobre si el apoyo a Marcelo Ebrard está condicionado a que el mandatario acepte la candidatura del senador Carlos Navarrete a la jefatura de gobierno del DF, Barbosa responde: “Es un asunto que tiene otro carril. El de las candidaturas a senadores, jefe de gobierno, delegacionales, diputados tiene otro carril, pero sin duda somos parte de un alineamiento político para buscar ese tipo de definiciones para nuestros compañeros y compañeras”.
Al igual que López Obrador, al mandatario local también se le complicó el escenario. Pese a que la corriente Alternativa Democrática Nacional (ADN) le ofreció su respaldo hace más de un año, este grupo ha decidió dar marcha atrás o por lo menos mantenerse al margen.
ADN le cobra la factura a Ebrard por haberse retractado de la alianza con el PAN en el Estado de México. Por más que el jefe de gobierno quiere convocar un evento en apoyo a su candidatura en el Municipio de Nezahualcóyotl, donde esta expresión tiene su principal bastión, los preparativos simplemente no avanzan.
“Estamos valorando todo eso, porque la posición del compañero Marcelo dejó mucho que desear en el sentido de la competitividad de los procesos electorales. Lo que sí nos molesta es que algunos actores han pensado que la definición del Estado de México era sacar al partido dividido, fue su estrategia del mismo Andrés Manuel y que a final de cuentas el mismo Marcelo compartió”, sentencia Ángel Cedillo, principal operador de ADN.
Incluso plantea que antes de estar adelantando candidaturas “lo que se deben preguntar es: ¿Qué vamos hacer con los procesos constitucionales de este año? Si no tenemos claridad en esto que tenemos a la puerta pues va ser muy difícil ver hacia el mañana”.
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Pero en público o en privado, los líderes perredistas admiten que aún cuando sus corrientes apoyarán a uno u otro aspirante, serán finalmente Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard quienes digan la última palabra y quienes tendrán que cumplir la promesa de apoyar al mejor posicionado en las encuestas.
La única fórmula que vaticinan para mantener la unidad es que el político de Macuspana compita por segunda vez por la Presidencia de la República y Ebrard elija a su sucesor en el Distrito Federal, al fin que el mandatario ya dijo que no está aferrado a la candidatura.
