Viajar de la mano de Leopold Bloom, Don Quijote y Pedro Páramo
A lo largo y ancho de este planeta hay millones de lugares que vale la pena conocerse, desde aquellos donde no cabe un turista más, hasta esos que han guardado con recelo la secrecía; hay otros que se han resignificado a partir de su gente, de las personas que han escrito en ellos o sobre ellos, donde se han forjado historias.
Animal Político te presenta ocho lugares para ser recorridos a través de sus protagonistas. Empezamos con Mario Benedetti, el último que estrenó una ruta turística en su honor.
Todo empezó en Uruguay, su país natal. Y es que se realizó una guía turística, auspiciada por su fundación, que convoca a recorrer la ciudad de Montevideo descrita en sus textos. Así, el amante del estilo Benedetti podrá recorrer los lugares donde vivió el poeta, el liceo donde estudió, las oficinas donde trabajó o el café donde escribió gran parte de La Tregua, su obra más conocida.
Rayuela, un juego perfecto
Como todos sabemos, Rayuela se puede leer, según instrucciones, de dos formas, aunque sin instrucciones cada uno leerá la novela como mejor le parezca. Como sea, en la novela hay un lado de acá y uno de allá. Pues en esta ruta nos vamos a ese lado, el de allá.
La ruta de Cortázar es para conocer las calles de París que el escritor argentino, autoexiliado en Francia, recorría mientras elucubraba en torno a La Maga, así podemos cruzar los puentes sobre El Sena de la mano de Horacio Oliveira, despacio, bajo la lluvia, junto a La Maga, mientras encendían otro Gauloise y se emocionaba con la lluvia o con el recuerdo de Rocamadour.
Una vez que Cortázar dio el primer paso sobre París, se guardó para sí el secreto de volver para quedarse. Cumpliendo a su palabra, lo hizo y en Rayuela pintó un verdadero mapa de las calles y los cafés que constituyen esa París que tanto amó y de la que se le oyó decir que era una mujer y, un poco, la mujer de su vida.
“Bolivia es el mejor país para hacer guerra de guerrillas en América”: Ernesto “Che” Guevara
Es del dominio público que los últimos días del guerrillero más famoso del mundo transcurrieron en Bolivia, mucho de lo que pasó en esos días hasta su asesinato, se sabe de puño y letra del Che, a través de su diario.
Guevara fue capturado en La Higuera, un pequeño pueblo cercano a Vallegrande.
La Ruta del Che en Bolivia empieza en Santa Cruz, pasando por Samaipata, llegando a Valle Grande, siguiendo el curso por Pucara hasta La Higuera, para finalizar en el Rio Grande.
Nunca sabe uno lo que se encuentra: James Joyce
Irlanda no sólo es “famosa” por el IRA o su cerveza de nombre de récord, entre otras cosas, también debe su fama a uno de los más grandes escritores en lengua inglesa y no, no es Shakespeare.
Ahora bien, estamos en Dublín, donde cada 16 de junio la gente toma las calles para rehacer el recorrido de Leopold Bloom en el Ulysses.
Joyce eligió ese día porque en esa fecha, pero en 1904, tuvo su primera cita con Nora Barnacle, la que años después sería su mujer y madre de sus hijos.
Siguiendo las páginas del Ulysses, comenzamos el recorrido de un día en el baño en la playa de Forty Foot, donde se visita la Martello Tower. Ahí comienza la novela. Después, uno toma asiento en el pub Davy Byrne en Duke Street, tal y como hizo Bloom, para beber un buen borgoña y un sándwich de gorgonzola.
Una ruta de “Masa”
Ahora le toca el turno a unos de los poetas más innovadores en lengua española del siglo XX. La ruta de César Vallejo se extiende por Perú y tiene su inicio por la sierra de la Libertad y en Santiago de Chuco, ciudad donde nació el poeta, en la vertiente occidental de la Cordillera Norte de los Andes.
En el centro de la ciudad se concentran la mayor parte de monumentos en su honor, así como interesantes paradas del universo vallejiano: el antiguo colegio Pedro Ureña, ubicado en la Plaza de Armas, ahí el poeta trabajó como preceptor; el Hotel Arco, donde vivió en la habitación número 7 y el Rinconcito de César Vallejo, restaurante de cocina criolla norteña decorado con temas vallejianos.
“La mayor locura que puede hacer un hombres en esta vida es dejarse morir, sin más ni más, sin que nadie lo mate”: Don Quijote.
Esta ruta es un poco ambigua, porque muchos se pelean por cuál es la verdadera ruta de La Mancha.
Pero aquí les dejamos algunos de los lugares que recorrió el Ingenioso Hidalgo.
Su aventura comienza desde un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiso acordarse, con mayor precisión en Daimiel, un municipio de la provincia de Ciudad Real, en la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, en España.
El paseo por los “molinos de viento” contempla el Parque Nacional de las Tablas para apreciar los lugares relacionados con el Caballero de la Triste Figura: Puerto Lápice, los molinos de Campo de Criptana, El Toboso, Argamasilla de Alba, el Parque Nacional de las Lagunas de Ruidera y la Cueva de Montesinos.
En la metamorfosis con Kafka.
De la Europa del Oeste nos vamos a la Europa Central. Llegamos a la Ciudad Dorada, Praga, para hacer la ruta del irónico Franz Kafka. ¿Quién mejor que él podría apoderarse del espíritu de esta hermosa ciudad?
Al caminar por sus calles, uno se encuentra con Kafka en casi cada rincón, en los cafés que frecuentó, la aseguradora donde fue muy infeliz trabajando, las calles donde dejó la niñez. Así, uno redescubre al autor de El Castillo a orillas del río Moldava.
Reviviendo al tío Celerino de Juan
Y para terminar, lo hacemos con uno de los favoritos de México: Juan Rulfo. La ruta del “padre” de Pedro Páramo inicia en la laguna de San Marcos y termina en el Llano en Llamas. Es uno de los viajes más extensos, pero cada pedazo vale la pena.
El trayecto tiene como destino a Tapalpa e integra a los municipios de: Atemajac de Brizuela, Sayula, San Gabriel, Toliman, Tuxcacuesco, Tonaya, Amacueca, Techaluta de Montenegro y Zacoalco de Torres. Donde además de poseer cultura se combina con el ecoturismo en la Sierra de Tapalpa y Sierra de Manantlán.
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