Desde 2008, autoridades federales, estatales y municipales han brindado protección al cártel que era de los Beltrán Leyva –ahora Cártel del Pacífico Sur- en Acapulco, según declaraciones ministeriales de dos testigos protegidos de la Procuraduría General de la República (PGR).
Las declaraciones de los testigos forman parte del expediente PGR/SIEDO/UEIDCS/218/2011, integrado por la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (Siedo), al cual Proceso tuvo acceso.
Uno de los testigos protegidos declaró que fue operador financiero de los Beltrán Leyva en Quintana Roo y Guerrero de 2008 a julio de 2009, y que en Acapulco, durante un fin de semana, recaudan hasta cuatro millones de pesos “sólo por la venta de droga”, y que entre semana las ganancias son menores.
Además, reveló que la policía de Acapulco recibe 500 mil pesos semanales a cambio de impunidad y que el encargado de recibir el dinero, en ese entonces, era un comandante que se apellida Frías. El testigo protegido declaró que también estaban coludidos políticos locales y oficiales del Ejército, quienes forman parte de una red de protección para las operaciones de lavado de dinero, trasiego y venta de droga en el puerto.
El otro de los testigos protegidos reveló que después de la detención de Édgar Valdez Villarreal, “La Barbie”, el grupo criminal de los Beltrán Leyva se fracturó y conformaron el Cártel Independiente de Acapulco (Cida), que asumió el control “de toda la delincuencia” en el puerto, Zihuatanejo y la región de la Costa Grande.
Además, dijo que los principales operadores del Cida son Benjamín Flores Reyes, “El Padrino”, y Moisés Montero Álvarez, “El Koreano”, quienes fueron detenidos el 1 de marzo de 2011 y el 1 de agosto del mismo año, respectivamente.
El testigo explicó que el Cida se escindió y surgió una célula llamada La Barredora, que es dirigida por Cristian Hernández Tarín, “El hijo del Chaky”, y Heber Jair Sosa, “El Cremas”.
Con información de Proceso.