El presidente Felipe Calderón, según reportó el diario The Washington Post, está desesperado por atrapar a su némesis, el capo mayor del cártel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán, y probarse a sí mismo que es un líder ganador, y superar así la crecientemente impopular guerra que podría costarle la presidencia a su partido. Por lo tanto, Calderón busca atrapar a Guzmán Loera antes de dejar el cargo el próximo año.
Como símbolo de un esfuerzo intensificado, México opera al menos tres unidades élite de tiempo completo con la intención de capturar o matar al capo. Estos equipos de operaciones especiales -uno en el Ejército, uno en la Marina y uno en la Policía Federal– han valorado a fondo trabajar hombro a hombro con agentes de la DEA estadounidense, quienes han transferido detallada inteligencia de “El Chapo” Guzmán.
Calderón y sus más altos funcionarios de seguridad afirman que han estado muy cerca de capturar a Guzmán Loera en varias ocasiones en los últimos dos años. Según The Washington Post, Calderón ha sido presionado por la opinión pública mientras las percepciones entre los mexicanos afirman que su gobierno, en particular el Ejército ha sido negligente con Guzmán Loera y sus secuaces, o incluso que lo ha ayudado, mientras el capo se enfrenta a sus mayores enemigos: el cártel de Los Zetas.
“Él está protegido por el gobierno”, afirmó Javier Valdez, jefe editorial del semanario de Sinaloa, Rio Doce, quien agrega que no piensa que ningún esfuerzo sea demasiado para encontrar a “El Chapo”.
En un especial sobre el poderío que ha logrado “El Chapo” Guzmán, publicado por The Washington Post, se dice que el capo fue hijo de un campesino que se convirtió en uno de los narcotraficantes más ricos del mundo, un multimillonario con una educación de tercer grado. Él controla un vasto imperio de distribución de drogas que alcanza los seis continentes, pero aún trae su propia AK-47 consigo.
Según lo que se dice sobre Joaquín Guzmán Loera, es generoso y temido, un asesino en masa y un héroe del folclor local. Es un fantasma que se ha vuelto leyenda. En el quinto año de una terrible guerra en México, que ha extenuado al Ejército, consumido la presidencia de Felipe Calderón y dejado más de 43 mil muertos, “El Chapo” tiene la supremacía. Sus persecutores lo comparan a Al Capone, Butch Cassidy u Osama bin Laden. Pero nadie atina. Guzmán Loera es el proveedor más grande de drogas en EU y aunque se esconde, no está huyendo.
A diez años de su escape de prisión en una canasta de ropa sucia, antes de que fuera extraditado a EU. “El Chapo” es más poderoso que nunca: sus redes son más profundas, su territorio se expande y sus provisiones de cocaína, mariguana, heroína y metanfetamina no han sido tocados, de acuerdo con agentes y funcionarios de EU y México quienes no soportan con tranquilidad que su esposa de 22 años haya podido viaja con tranquilidad a Los Angeles a tener a unos gemelos sanos.
