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La ola roja de Peña Nieto
La ola roja de Peña Nieto
4 minutos de lectura
La ola roja de Peña Nieto
28 de noviembre, 2011
Por: Francisco Sandoval (@MrTerremoto)
@WikiRamos 
Enrique Peña Nieto durante su registro como precandidato a la presidencia de México.

I

Todos, al bajar de los autobuses, se topaban con la imagen de un Enrique Peña Nieto sonriente. “La gran esperanza de México”, decían los carteles colocados a lo largo de cinco cuadras sobre la avenida Insurgentes, por las integrantes de la Asociación Nacional de Amas de Casa de Naucalpan, para recibir a los más de 10 mil asistentes que se dieron cita en la sede nacional del PRI en la Ciudad de México, para el registro del precandidato priista.

Los autobuses arribaron puntuales. Justo a las 10 de la mañana ya estaban estacionados en fila sobre la avenida Insurgentes Norte, casi esquina con la calle Héroes Ferrocarrileros,  donde cientos de personas uniformadas con chamarras y gorras rojas bajaban de los vehículos apresuradamente para ingresar al edificio del partido, donde los carteles propagandísticos y las mantas de apoyo a Peña Nieto  invadían sus 3 edificios.

A la entrada del edificio, se podía ver un crucifijo dorado de 20 centímetros con la figura de San Benito y un clavel rojo, acompañado con la fotografía de Peña Nieto, traído como obsequio para el candidato por el grupo de la regidora priista de Atizapán de Zaragoza. “Es para que lo proteja”, dijo la regidora Blanca Rojas, mientras un reducido grupo de personas que la acompañaban, cargaban el souvenir religioso que buscaban entregarle al exgobernador mexiquense.

II

Para llegar al estacionamiento del PRI se tenía que pasar por 10 caminos de vallas metálicas, atravesar por detectores de metales, y luego ser revisados por un grupo personas que en la jornada del domingo fungían como el cuerpo de logística y seguridad del evento.

Uniformados con chamarras rojas, en cuyas espaldas se podía leer la leyenda “Estado de México”, los guardias recibían órdenes de personas, que, portando la misma vestimenta, traían consigo aparatos de radiocomunicación y auriculares.

Una vez en el estacionamiento, los miles de invitados se topaban con una serie de divisiones que hacían imposible llegar hasta el templete principal, en el cual se tenía previsto un discurso del precandidato Peña Nieto. En suma, eran alrededor de tres divisiones en cuyos límites se encontraban personas vigilando para que nadie se los brincara.

III

Música de banda, mariachis, animadores, bailarines tropicales y saltimbanquis, fueron las atracciones que los miles de simpatizantes y militantes priistas pudieron apreciar en las poco más de 4 horas que duró el evento.

Mientras en uno de los escenarios el animador central, un hombre robusto, vestido de pantalón de mezclilla y camisa blanca con vivos rojos, bailaba música tropical y lanzaba porras a favor del PRI, en las diferentes divisiones los mariachis y las bandas amenizaban a los espectadores con su música.

El ambiente en la sede nacional del PRI era de fiesta. Entre los más animados se encontraban los músicos de la banda “Santa Cruz de Real de Minas Zacualpan”, contratados por el comité directivo del PRI en el Estado de México, quienes por 2 mil pesos la hora no dejaron de tocar en ningún momento.

Los saltimbanquis se colaban entre los asistentes para regalar gorras, globos y organizar los bailes entre los contingentes, entre los cuales sobresalía el del Estado de México, cuya bulla era las más estridente cada vez que se pedía una porra a favor de ellos.

IV

Pasadas las 12 del día, Enrique Peña Nieto llegó al auditorio del PRI, donde sesionaba la Comisión Nacional de Procesos Internos del partido, acompañado de su familia. Traje negro, camisa blanca, corbata roja a rayas, entregó su solicitud como precandidato. Ahí reconoció que se encontraba en uno de los momentos “más trascendentales en su carrera política”.

Tras sus breves palabras y el aplauso de la plana mayor del PRI ahí reunida, el mexiquense recibió la constancia que lo acreditaba como precandidato único del Revolucionario Institucional, para después ser felicitado, uno por uno, por los gobernadores de su partido que se acercaron para estrecharle la mano.

En compañía de su familia, así como de otras personalidades como el exgobernador del estado de México, Arturo Montiel, la actriz Carmen Salinas y el boxeador Juan Manuel Márquez -quien en su más reciente pelea contra Manny Pacquiao dejó ver su simpatía por el PRI al colocar en su pantaloncillo el logotipo del Revolucionario Institucional-, Peña Nieto salió del auditorio para ofrecer, en el templete principal colocado en el estacionamiento, un discurso ante sus simpatizantes, quienes con dos vivas al PRI y tres a México lo despidieron y le refrendaron su apoyo para convertirse, el próximo 17 de diciembre, en el candidato único de su partido.

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