Milenio señala que a una mujer del DF le negaron el servicio de salud argumentando que los quirófanos estaban en remodelación.
Rocío Reyes tenía 29 semanas de gestación. Como madre primeriza se mantenía atenta a cualquier cambio durante su embarazo. Todo avanzaba con normalidad, hasta que dejó de sentir movimiento del bebé en su vientre. Alarmada acudió inmediatamente al consultorio privado donde había hecho el chequeo habitual. El doctor le practicó un ultrasonido y le comunicó la fatal noticia: su hijo había muerto. Tenían que inducirle el parto.
A sus 25 años de edad, la joven, junto con su esposo, decidieron ir a un servicio público del Distrito Federal para practicarse el aborto. El más cercano fue el Hospital General de Iztapalapa, a cargo del doctor Osvaldo González la Riviere. No le permitieron la entrada.
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