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Salir de la prisión del miedo (#CaravanaUSA a su paso por Chicago)
Salir de la prisión del miedo (#CaravanaUSA a su paso por Chicago)
4 minutos de lectura
Salir de la prisión del miedo (#CaravanaUSA a su paso por Chicago)
08 de septiembre, 2012
Por: Manuel Larios
@WikiRamos 
La Caravana por la Paz, a su paso por Nueva York.

Cleveland, Ohio.- “Yo no vengo a dar lástima, ni a que sientan pena por mí. Estoy aquí para levantar la voz y actuar, y también para pedirles a todos ustedes que actúen”.

Con esa frase, Belén Ascensión arrancó su discurso en la conferencia de prensa de la Caravana por la Paz, en el City Hall de Chicago. La traducción de las palabras de Belén, pronunciadas en inglés, eran escuchadas con atención por Javier Sicilia, líder de la Caravana por la Paz y la docena de reporteros presentes en la reunión con medios de comunicación.

Belén contó después cómo ella misma fue indiferente ante el problema de violencia generada por la guerra contra las drogas en México hasta que el problema alcanzó a su familia, el día que a su hermano Andrés se lo tragó la tierra.

Pero en esta ocasión, Belén prefirió no hablar de la historia de su hermano. No quiso decirle a los reporteros de Chicago que Andrés desapareció en algún punto de la carretera México-Nuevo Laredo el 27 de marzo de 2011. O que su hermano mayor ya había tomado la decisión de renunciar a su trabajo como conductor de tráiler en Laredo, Texas, para concluir sus estudios de relaciones internacionales en Puebla y casarse con su novia, que por aquellas fechas estaba a punto de parir a un bebé que todavía no conoce a su padre.

Tampoco les platicó sobre el interés de Andrés por la lectura y las constantes recomendaciones de libros que Belén rara vez tomaba en cuenta. Ella no pudo narrarle a los medios que su hermano dejó otro hijo de once años que, tras lo sucedido a su padre, vive con un miedo permanente y todas las noches duerme con la luz encendida.

Con tal de posicionar el mensaje político de la caravana por la paz, Belén no uso el tiempo de su discurso para decirle a los medios que Andrés le llamó a su madre, María Ignacia González, esa noche de marzo y le dijo que un retén lo había parado, pero que ya todo estaba bien. Mucho menos contó cómo su madre pasó seis meses recorriendo ciudades, pueblos y rancherías de la frontera de Tamaulipas y Nuevo León, preguntando, desesperada, si alguien había visto a su hijo.

Los periodistas de la capital de Illinois no pudieron enterarse que a partir de la ausencia, Belén ha sido capaz de entender y conocer mejor al hermano mayor –y al ser humano- que perdió aquel 27 de marzo de 2011.

La noche previa a la rueda de prensa, en los dormitorios de la Iglesia Lutherana Augustana, Belén dio muchas vueltas al contenido de su discurso, pero no logró articular el mismo hasta que escuchó el testimonio de Teresa Carmona, otra madre que perdió a su hijo en la vorágine de la violencia que envuelve a México desde hace seis años. Belén escribió el discurso en un pequeño pedazo de papel que, en lugar de leerlo, arrugó con su mano derecha como un acordeón.

Tras hacer el llamado a actuar y levantar la voz contra la violencia provocada por la guerra contra las drogas, lamentó que la infancia en México esté aprendiendo a convivir entre las detonaciones de balas y granadas de fragmentación, o que las mujeres salgan a comprar comida con temor a ser levantadas y desaparecidas.

“Están convirtiendo al país en una gran prisión del miedo y ésta prisión crece cada vez más y está llegando a Estados Unidos; entonces, tenemos que trascender el miedo y defender nuestros derechos y libertades: así como el Ave Fénix, la paz debe renacer”.

En la tarde, durante el último encuentro en Chicago, realizado en el Centro Autónomo del barrio latino de Albany Park, Belén me dice que sólo apelando a la acción -y no a la compasión- se podrá mandar el mensaje correcto a la sociedad estadounidense sobre la gravedad del problema de la violencia en México y la responsabilidad compartida de Estados Unidos sobre el tema.

“No quiero que ésta caravana se quede en un intento de crear consciencia, quiero que sea contundente la creación de consciencia, y la manera más absurda de crear es tener lástima. Tenemos que luchar si queremos la paz, lo intentó Moisés, Gandhi, Martin Luther King y nosotros tenemos que seguir intentándolo, sólo dios sabe si funcionará”.

Después de concluir con tres jornadas de actividades en Chicago, la caravana por la paz realizó una visita fugaz por Toledo y Cleveland, Ohio, en donde sólo hubo reuniones en corto con los anfitriones del lugar.

Este fin de semana, la caravana por la paz llegará a Nueva York, Baltimore y Washington, D.C. iniciando así el último tramo del periplo iniciado el pasado 12 de agosto al otro lado del país, en San Diego, California.

 

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