El fenómeno del voto en blanco en Colombia no lo es más. No por ahora. Luego de puntear las encuestas en enero de 2014, cuando registraron poco más de 27% de intención de voto, la última Gran Encuesta ubica a este movimiento de rechazo político con 12.8%.
Al respecto, Gustavo Bolívar, escritor y guionista conocido por la novela “Sin tetas no hay paraíso” y uno de los promotores más visibles de esta opción, considera que tras los escándalos que envuelven las campañas de Juan Manuel Santos y Oscar Iván Zuluaga, el voto blanco dará una sorpresa en la primera vuelta el 25 de mayo.
“El video de Oscar Iván con el hacker abre la posibilidad de mandar a pique la campaña uribista y hacer que el voto blanco repunte”, asegura Bolívar. El pasado sábado 17 de mayo, Revista Semana publicó un video en el que se ve a Oscar Iván Zuluaga, candidato uribista por el Centro Democrático, en plena conversación con Andrés Sepúlveda, el hacker que según la Fiscalía Colombiana hacía intercepciones ilegales a los miembros de la mesa de negociaciones del Gobierno de Santos con las FARC en La Habana.
Sepúlveda fue detenido el pasado 6 de mayo, y se le imputan cargos de espionaje, violación ilícita de comunicaciones y, en última instancia, amenazar la seguridad nacional. Este escándalo se ha convertido en el ojo del huracán electoral, antes de la primera vuelta.
Por su parte, Santos, actual presidente en búsqueda de reelección, ha sido acusado por el ex presidente Uribe de recibir 2 millones de dólares por parte del narcotráfico vía su ex asesor J.J. Rendón. Al momento, no existen mayores pruebas que permitan verificar dicha información.
Para Lucas Peña, sociólogo y analista político, las tendencias alrededor del voto blanco difícilmente se moverán mucho en los próximos días, a pesar de los escándalos.
“Uno pensaría que los escándalos deberían indignar tanto a la ciudadanía que el voto en blanco crecería, pero creo que estos escándalos están diseñados para promover sólo dos candidaturas”, apunta Peña.
En una campaña altamente polarizada, es común que los indecisos y los adherentes al voto en blanco terminen decantándose por alguna de las opciones punteras, en una especie de juego de suma cero.
Sin embargo, Bolívar y su equipo consideran factible que 1.5 millones de electores marquen la casilla dedicada al voto blanco el próximo 25 de mayo, con lo que podrían alcanzar el segundo puesto en la primera vuelta y mandar un mensaje de rechazo a la actual clase política.
No obstante, para que el voto blanco tuviera efectos legales y se llamaran a nuevas elecciones -con candidatos distintos-, esta opción debe obtener mayoría absoluta (50% más uno), según lo estipulado por la Corte Constitucional en 2011.
En 2009, Colombia aprobó una importante reforma política que dio verdadero peso político a la opción del voto blanco. En 2011, en el municipio de Bello, Antioquia, el voto en blanco derrotó al candidato conservador Germán Londoño, quien no tenía ningún otro oponente.
Mientras la campaña presidencial colombiana muestra una efervescencia inusitada y un nivel de ataque que raya en guerra sucia, los promotores del voto blanco proyectan escenarios favorables. No parece sencillo su objetivo, menos cuando carecen de estructura operativa, recursos y apariciones en medios.
Sin embargo, luego de la pifia de las encuestas en 2010, cuando ninguna casa encuestadora predijo los 25 puntos de ventaja que sacó Juan Manuel Santos a Antanas Mockus, creer o descreer cualquier posibilidad es, por lo menos, arriesgado. Quedan más de 100 horas para la elección y el balón está rodando.
