[contextly_sidebar id=”65bf76fb9f058ed3ce2df5ce0414d653″]Brasil jugó, marcó, pegó y sufrió. Y ganó. La Canarinha venció a Colombia 2-1 y quedó a un paso de la gran final del Mundial.
Le queda tal vez el obstáculo más difícil, Alemania, el próximo martes en Belo Horizonte, pero ya habrá tiempo de pensar en el duelo entre los dos gigantes del fútbol.
El equipo de Luiz Felipe Scolari se olvidó del miedo y con un juego de un ritmo vertiginoso ahogó a Colombia contra su arco desde el inicio del partido.
Llegó el temprano gol de Thiago Silva, por error en la marca de Sánchez, y aparecieron las manos salvadoras de Ospina para mantener a una desorientada Colombia en el partido. El único que lo intentaba era James, pero su fútbol chocó una y otra vez contra las piernas brasileñas. Seis de las 31 faltas del equipo de Scolari las sufrió James.
Brasil bajó la intensidad en el segundo tiempo, pero se encontró con un golazo de David Luiz cuando peor jugaba.
El tanto hizo que los brasileños se relajaran y olvidaran que al frente estaba un James con ganas. El 10 colombiano lo buscó por dentro, por fuera, con pases al interior y en profundidad. Uno de ellos encontró el desmarque de Bacca y la falta de Julio Cesar.
Penalti y gol, el sexto de James. A partir de allí Brasil tuvo miedo y Colombia estuvo cerca de remontar. Colombia se acordó tarde de jugar como sabe y no pudo ser.
