Ellos son los chicos que interpretan "El Son de la Negra" sin instrumentos

10 de los 12 integrantes del coro virtual del colegio Sembradores de Amistad, junto con su profesor. //Foto: Dulce Ramos.
Son 12 adolescentes, pero sus poderosas voces en armonía los hacen parecer más. Muchos más.
Son un grupo de chicos de entre 13 y 15 años que en lugar de publicar en la red videos insulsos, participan en un proyecto que a cualquiera le despierta el orgullo mexicano y lo pone a zapatear. O por lo menos, le eriza un poco la piel: un coro en el que no hay instrumentos. Sus voces en perfecta sincronía cantan el mexicanísimo “Son de la Negra”.
El pasado 9 de septiembre, estos estudiantes del Colegio Sembradores de Amistad, de San Luis Potosí, lograron que en pocas horas, su video tuviera 50 mil visitas y se volviera viral en Twitter y Facebook. Hoy, dos semanas después del primer click, ya suman más de 108 mil y su interpretación del más típico de los sones de Jalisco les ha valido menciones en casi una treintena de medios, entre ellos, dos extranjeros.
¿Qué hay detrás de este proyecto que conjunta patriotismo, talento, disciplina, tecnología, redes sociales y el espíritu de los jóvenes? Animal Político fue a conocer los orígenes del grupo.
Se hacen llamar “Coro Virtual Vuela Alto”. La segunda parte del nombre la toman de su primer proyecto, la grabación de una canción dedicada a los compañeros que dejaron la secundaria en el ciclo escolar pasado.
La primera parte —lo virtual— es porque rara vez cantan juntos. Su profesor les da un partitura, los graba de manera individual, y después ensambla todas las voces.
Lo curioso es que el maestro responsable no es quien imparte música ni educación artística, sino el profesor de computación y laboratorios. Su nombre es Homar Sanchez Díaz (@hosandi), tiene apenas 26 años y él mismo fue alumno del colegio, un plantel fundado a principios de los 80 por madres Misioneras de la Caridad de María Inmaculada, considerado uno de los mejores de la ciudad y en donde cursan la secundaria 380 hijos de familias de clase media y media alta.
Homar Sánchez tampoco cuenta con formación musical de profesión. Estudió Ingeniería Bioquímica y en la universidad, primero en la Autónoma de San Luis Potosí y luego en la UNAM, formó parte de coros de primer nivel y ahí explotó su talento, que ha servido para hacer arreglos a la música que interpreta la Orquesta Sinfónica de su estado.
“Un día les puse música en la clase de computación y pude ver quién tenía algún interés. Lancé la convocatoria y les dije: ‘(con la grabación) a lo mejor hasta pierdes una clase’ y con eso se animaron a participar”, bromea. “Se aventaron el compromiso y lo hicieron muy bien. Algunos alumnos, ni ellos mismos sabían que cantaban”.
“Me vi en mi propia tele… y es muy padre”
—¿Ya se dieron cuenta de que son famosos?
—¡Siiiiiiiiiiií! —responde el grupo con risas y brazos al aire. Es el mediodía del viernes, el fin de semana después de los exámenes está por comenzar y 10 de los 12 integrantes del coro están reunidos en el auditorio.
“Lo hicimos con mucho esfuerzo, pero no pensamos en todo esto”, dice Diego Guerrero, estudiante de primero de preparatoria y uno de los más grandes del coro. Cuando el chico dice “todo esto” no sólo se refiere a que el video se haya vuelto viral, sino a que los medios de comunicación los buscan, e incluso ya tienen ofertas para grabar un disco.
“Siento orgullo por mí, por mis compañeros, de saber que la gente nos reconoce, que la gente sabe quienes somos y les gustamos”, remata Diego, con soltura y seguridad. ” A la derecha del grupo, el profesor los escucha.
Ensamblar el Son de la Negra les tomó poco más de dos semanas entre audiciones, grabaciones con bajísimo presupuesto y edición. La rapidez con la que nació se debe a que el profesor ya estaba familiarizado con el concepto de “coros virtuales” gracias a las iniciativas de un compositor de nombre Eric Whitacre. Whitacre, estadounidense, ha ensamblado cuatro proyectos con fragmentos enviados de todo el mundo a YouTube. Uno de ellos logró juntar 2 mil voces. Homar Sánchez, de hecho, participó en el último.
El vínculo con el artista estadounidense no termina ahí. El pasado 23 de julio, en Glasgow, Escocia, se inauguraron los Juegos de la Mancomunidad de Naciones, una especie de olimpiada entre 53 países que comparten lazos con el Reino Unido. Para esa ceremonia, Whitacre convocó a un nuevo coro. El profesor preparó a cinco alumnos, envió sus videos y uno de ellos, el de Miguel Ángel Moreno Reyna (el chico de lentes que baila con más ritmo en “El Son de la Negra”) , fue seleccionado como solista. Ese fue uno de los motores para grabar una canción para las fiestas patrias y que ahora se planteen un nuevo ejercicio para Navidad.
—¿Y ya se les subió la fama? —se les pregunta, y por alguna razón, todos voltean a ver a Diego, quien se defiende.
—No es que se nos haya subido, es que mucha gente nos está viendo. Nos estamos viendo en lugares donde nunca pensé… yo me vi en mi propia tele y fue muy padre.
“La música te da un compromiso”
“Yo sí creo que somos un ejemplo. Sería muy bueno que más chicos se interesaran en este tipo de cosas”, dice Shari Castillo, alumna de tercero de secundaria. Ella no es la única que reflexiona en torno a las lecciones que les deja participar en el Coro Virtual y haber mostrado su talento al mundo, a través de las redes.
“Lo que más me gusta es la cooperación de todos. La ayuda que nos han dado y la ayuda que nos da el profesor”, dice Adrián Martínez. Dulce, otra integrante, lo secunda: “el coro nos deja la disciplina. Tienes que aprenderte la canción, abrir espacios entre lo que estás haciendo. La gente debería hacer más esto, porque la música te da un compromiso”.
La efervescencia que ha causado el Coro Virtual en la Secundaria es palpable entre los pasillos amplios y los salones de este colegio de paredes color crema y patios espaciosos de concreto. A donde va el grupo, más alumnos se asoman. Incluso cada vez hay más alumnos interesados en participar en el coro tradicional del colegio, para después audicionar con la esperanza de participar en el virtual.
“Este país sería diferente si educáramos más la sensibilidad. No habría tanta violencia si en las escuelas hiciéramos algo. Eso sería clave”, dice el director, Homar Sánchez Rosales, también padre del director del coro. “Es muy interesante esto de buscar en los chicos algo que ni siquiera ellos sabían que tenían. Aquí buscamos, de alguna manera, que se den cuenta de las capacidades que tienen en todos los aspectos”.
El director del coro agrega: “la filosofía de que el joven que tiene un instrumento nunca va a tomar un arma es cierta, porque la música te enseña a ser sensible a tu entorno, a escuchar a los demás, a ser disciplinado, a cuidar que tu trabajo sea cada vez mejor. Hay que utilizarla como una especie de herramienta de formación social”.
Folclor, tradiciones y tecnología
Hay videos que se vuelven virales porque tienen gracia, porque son sorprendentes o porque conmueven. “El Son de la Negra” del Coro Virtual tiene esos tres elementos, pero también lleva estrategia y lecciones para los estudiantes.
Con ayuda de una página llamada Follower Wonk, el profesor analizó a los tuiteros con más influencia en su comunidad, buscó las horas en las que más participan en la red social, y se dedicó a enviarles mensajes. Así llegó a medios y personajes de San Luis Potosí primero, y después, a medios nacionales, a conductores y a artistas de televisión.
“Yo soy maestro de tecnologías y escucho cómo utilizarlas en el salón. Cómo buscar la forma de mostrar tus contenidos —sean o no de computación— de forma no convencional. En mi caso, con esto les enseño cómo un material empieza a avanzar en las redes sociales, o cómo podemos preservar las tradiciones”. Ahora, la noción de que las redes sociales pueden ser peligrosas, está acotada en la cabeza de los chicos, casi todos usuarios de Facebook.
¿Qué sigue para el Coro Virtual? Los alumnos aspiran a cantar algo “más pop, con todo y coreografía”. Para Homar Sánchez, la idea apunta más hacia utilizar este proyecto para acercar a estudiantes con aptitudes artísticas de todo el país y formar “algo así como un coro virtual nacional”.
Grabar un disco, aparecer en televisión y todos los planes que proyecten la fama del grupo le entusiasman, pero busca que el espíritu quede intacto. “Lo importante es mantener el coro como formativo para estudiantes, no como un proyecto de monetización y comercial, sino de apoyo al arte,a la cultura, al arte de las secundarias. Jamás escuchas que el coro de una secundaria equis es famoso”.
En estas últimas semanas, agrega Homar, los jóvenes “se han visto en las redes sociales y se han quedado pasmados. Prenden la tele y también se ven. Todo ello les permite saber que ellos existen. Sólo tienen que encontrar algo que decir”.
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