[contextly_sidebar id=”kOkbV0FkFeu2TBvoeSyYxCwS9aOS4JDq”]México estableció limitantes en la importación de productos agroindustriales, textiles, de vehículos y petróleo, según se aprecia en el texto preliminar publicado por los gobiernos de los 12 países participantes, revelando las especificidades de un acuerdo que críticos dicen fue forjado en secreto.
En el documento se vislumbra una negociación para que la apertura comercial se realice gradualmente. Mientras que un grupo de productos recibirían la desgravación arancelaria inmediata, otros entrarían a esquemas de apertura paulatina que iría ir de 3 a 16 años. En un grupo más no habrá reducción arancelaria aunque sí cuotas de importación.
Por ejemplo en el sector automotriz se cambió la regla de origen de contenido nacional, brindando también protección a ciertas autopartes. Por otro lado se mantiene las reglas para la importación de autos usados, con un arancel de 48% para traer un vehículo de este tipo al país.
Para el tema de textiles existe un grupo de productos que se consideran sensibles, tales pueden ser las prendas elaboradas con algodón y otras de confección que requiere mayor elaboración, como los trajes. En este caso el calendario de desgravación tomará 16 años en quedar sin arancel.
Adicionalmente, México sostiene una cláusula respecto a las restricciones para la importación de petróleo y sus derivados, de acuerdo a lo dispuesto en la Ley de Hidrocarburos.
Los detalles de un vasto acuerdo comercial del Pacífico presagian un fuerte debate en el Congreso estadounidense, pero pudieran calmar preocupaciones de quienes temen que el acuerdo debilite protecciones ambientales, laborales y de salud pública.
El documento muestra que el pacto alcanzado el 5 de octubre en Atlanta luego de varios años de negociaciones está cargado de buenas intenciones. Los negociadores acordaron promover la sostenibilidad ambiental, respetar los derechos de los pueblos indígenas y contrapesar protecciones a patentes de drogas con salvaguardas para salud pública y acceso a medicamentos.
Enfatiza además la intención del bloque comercial de atenerse a compromisos previos bajo la Organización Mundial de Comercio y otros tratados internacionales.
Todo eso no garantiza que el pacto no vaya a enfurecer a legisladores en Estados Unidos que han cuestionado si va a ayudar a las exportaciones estadounidenses y crear empleos o solamente expondrá a más trabajadores norteamericanos a competencia de trabajadores con salarios más bajos, dando a las corporaciones poder excesivo.
Bajo una ley de comercio aprobada este año, el presidente Barack Obama debe dar tiempo al público para revisar el texto antes que él firme el acuerdo y lo envíe al Congreso para su aprobación. Los legisladores no pueden modificar el acuerdo con enmiendas. Simplemente deberán votar sí o no. El debate en el Congreso muy probablemente ocurrirá en medio de la campaña electoral presidencial.
Obama enfrenta una fiera resistencia al acuerdo dentro de su propio partido demócrata. Hillary Clinton, aspirante a la nominación presidencial demócrata, dice que se opone al pacto. Esa oposición pudiera dificultar que Obama consiga los votos necesarios.
Si los 12 países no han ratificado el acuerdo en un plazo de dos años, existen cláusulas que permiten que entre en vigor si seis países que representan 85% del Producto Interno Bruto del bloque lo han firmado. Eso significa que la ratificación en Estados Unidos, la mayor economía mundial, es esencial.
Aparte de Estados Unidos, México y Japón, los otros países en el pacto son Nueva Zelanda, Australia, Chile, Perú, Canadá, Brunei, Singapur, Vietnam y Malasia.
El texto preliminar se puede consultar aquí.
Con información de Reforma y AP.