Tierra de Cárteles: el documental hecho por periodistas que compite por un Oscar
En un rancho ubicado en Tepalcatepec, Michoacán, un hombre con sombrero negro, camiseta blanca y un bigote profuso camina con un rifle entre las manos. Se trata de José Manuel Mireles, uno de los fundadores de las autodefensas de ese estado, quien saca su arma de una camioneta negra, comienza a limpiarlo, revisa si tiene balas y, sin titubear, dice: “Tenemos que practicar para que, cuando vengan los enfrentamientos de a de veras, no nos tiemble la mano porque no sabe uno cuándo tenemos que utilizarlas.”
El Doctor Mireles corta cartucho y dispara hacia ninguna parte y lanza una pregunta al aire: “Seguíamos nosotros ¿Qué harías tú, esperar a que vinieran por ti o comprar una cosa de éstas y defenderte?”
Ésta es una de las escenas de Tierra de Cárteles , un documental que compite este domingo 28 de febrero, por un premio de la Academia, el cual retrata dos historias que se inscriben dentro de un problema común: el movimiento de los grupos de autodefensas, que surgieron en Michoacán en febrero de 2013 para combatir a Los Caballeros Templarios , y del Arizona Border Recon, una organización estadounidense que patrulla la frontera entre México y Estados Unidos para repeler las actividades del crimen organizado en la zona.
“En Tierra de Cárteles el tema principal, en las dos historias, aún siendo muy distintas las condiciones de los lugares en los que viven, los dos ‘personajes principales’, José Manuel Mireles y Tim ‘Nailer’ Foley piensan que su gobierno no está haciendo su trabajo, y que les toca a ellos tomar la ley en su propia mano y tratar de reparar las cosas que hacen falta en su sociedad”, comenta Myles Estey, periodista canadiense que vive en la Ciudad de México y co productor del documental en entrevista con Animal Político.
De manera constante y de diferentes maneras, Tierra de Cárteles plantea la misma pregunta que Mireles a lo largo de su duración. “Al fondo de esta historia -explica Myles-, el tema central es cuándo las personas pasamos esta línea invisible en la que ya es tiempo de levantarse en armas. Según los testimonios que escuché, mucha gente sufrió actos de violencia y crueldad que uno no debería vivir. Y eso no es para justificar la violencia de ninguna manera, pero puedes entender un poco que, después de empujar a una persona a tanta violencia y tanto horror, la gente va a reaccionar. En el caso de Michoacán, muchas personas sintieron que se rebasaban los límites, y decidieron que era tiempo de buscar una alternativa de lo que vivían”.
Aunque lo interesante de Tierra de Cárteles, además del tratamiento que hace un tema trascendente a través de una narrativa hecha a partir de testimonios conmovedores, es que se trata de un ejercicio esencialmente periodístico. Como lo menciona Alejandro Hope en un artículo publicado en septiembre de 2015 en El Daily Post, Tierra de Cárteles no es una película de drogas o cárteles, sino una búsqueda de sentido.
“El documental, cada persona lo ve como lo quiere ver, pero principalmente es un proyecto de periodismo. Estábamos documentando un movimiento, tal vez no de la misma manera en que un periódico lo haría pero de todos modos intentamos cubrir cada paso. La situación cambiaba cada semana, a veces cada día, entonces siempre procuramos investigar y escuchar los testimonios de muchas personas”, cuenta.
El origen de Tierra de Cárteles se remonta a 2012 cuando el director del documental, Matthew Heineman, leyó mientras viajaba en el metro de Nueva York, un artículo que el periodista Damon Tabor escribió para Rolling Stone titulado “Frontera de la Locura: Cruzando la línea con los vigilantes antimigrantes de Arizona”, que trataba sobre Tim ‘Nailer’ Foley del Arizona Border Recon y su grupo.
Heineman quedó muy intrigado con la historia que Tabor retrató en su texto, e inicialmente tuvo la idea de hacer un documental sobre lo que sucedía en Arizona. “Trataba sobre este mundo loco del que no sabía nada. Conocía muy poco sobre la frontera, la guerra contra las drogas y el vigilantismo. El artículo era una representación muy viva de este mundo. En el momento en que lo leí, quise hacer esta película”, contó el director en entrevista con el portal Indiewire.
Heineman se puso en contacto con Damon Tabor, y empezó a grabar en Arizona. “Pasaron más o menos cuatro o cinco meses grabando con la idea de hacer un documental sobre ‘Nailer’, su grupo y el fenómeno de la frontera, pero en el transcurso, Matt comenzó a escuchar de las autodefensas en México”, explica Myles.
“Damon nos puso en contacto a Matt y a mí con la idea de que si le interesaba, quizás yo sabría algo sobre las autodefensas. Entonces empezamos a platicar. Y decidimos hacer un rodaje para ver qué podíamos grabar, acercarnos a la gente, conocer a Mireles y ver si había una historia que pudiera servir para hacer el paralelismo con el Arizona Border Recon” explica el co productor de Tierra de Cárteles.
Después de este primer rodaje, durante los siguientes ocho o nueves meses, el equipo de producción de pasó la mitad de cada mes en Michoacán. Myles fue uno de los responsables de la logística en México y realizó gran parte de las entrevistas debido a que Heineman no habla español.
Pero no a todo mundo le gusta estar frente a una cámara y platicar con periodistas. “En cualquier situación de periodismo en general, sobre todo si estás trabajando con temas delicados, no siempre puedes ir y preguntar algo. Todos los colegas en México sabemos perfectamente el riesgo que lleva preguntar ciertas cosas, publicar ciertas cosas y a veces el hecho de sólo ver ciertas cosas. Con las autodefensas nosotros nos acercamos al doctor Mireles y le explicamos como a todos los demás que nuestro objetivo era pasar mucho tiempo ahí, documentar la vida del movimiento, documentar la vida de las personas fuera bueno o malo. Y él estuvo de acuerdo, y la mayoría de las personas estuvo de acuerdo”, explica.
Este domingo, 28 de febrero, cuando Tierra de Cárteles está nominado al Óscar por mejor documental, Myles Estey se pregunta sobre las aportaciones que un proyecto periodístico de esta magnitud tiene: “Creo que sí tuvimos la oportunidad de cubrir una historia de manera “completa” para una hora y media. Cada cosa que ves en el documental, nosotros pensamos cómo iba a explicar mejor la historia. No intentamos poner una respuesta sobre la mesa, más bien es para que la gente se pueda cuestionar lo que ve. La violencia en México ha sido constante pero en cierto modo no es tan visible. Yo espero que a la gente le pueda entender un poco más lo que está pasando aquí pero también se pregunte qué es lo que haría en una situación así, o si es justo lo que están haciendo estos grupos ”.
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