40 años de imágenes resguardan el espacio íntimo y las batallas artísticas de Carla Rippey
¿Cómo construir una memoria pictórica de lo social y lo político, desde lo personal?
Con grabados, dibujos con diversas técnicas y fotografías intervenidas, la artista Carla Rippey muestra en su exposición: “Resguardo y Resistencia”, que se presenta en el Museo de Arte Carrillo Gil, el discurso que la ha acompañado a lo largo de su vida, y especialmente en los últimos cuarenta años.
Rippey, quien actualmente ocupa el puesto de directora de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”, presenta más de noventa piezas de su autoría, una recopilación que recoge parte de su producción desde 1976. La exposición se inauguró el pasado 17 de junio y estará en exhibición hasta el próximo 30 de octubre.
Nacida en la ciudad de Kansas, Estados Unidos, Rippey ha sido una estudiosa de las artes y las humanidades. En su país ha participado en movimientos feministas y en proyectos editoriales como “The New England Free Press”, en Boston, Massachusetts; además, es precursora de la serigrafía, con la elaboración de carteles para el movimiento feminista en Boston y el movimiento de izquierda en Chile, durante el gobierno de Salvador Allende.
“Crecí en los sesentas. Estuve en París seis meses después del 68. Estuve en Chile durante el golpe de Estado a Allende (1973) y cuando llegué a México fue la época de las guerrillas. Entonces era muy normal estar comprometido políticamente”, cuenta la artista acerca de su acercamiento con los temas políticos como fuente de inspiración para sus obras.
Relata que, tras el golpe de Estado en Chile, vino a vivir a México, donde encontró a colectivos artísticos dentro de un contexto político y social marcado por el movimiento de 1968. Esos grupos desarrollaron lenguajes particulares por medio de la experimentación artística, utilizando nuevos materiales y soportes.
Acerca de su trabajo, presentado en la exposición, la artista explica: “en el fondo lo mío es un trabajo de resistencia, una manera de construir y resguardar un espacio íntimo, donde la interpretación personal y propia de los hechos y las cosas no puede ser aniquilada por una fuerza exterior. Y posiblemente estamos en una época en que son particularmente necesarios espacios de resistencia y resguardo, tanto dentro como fuera del mundo de la cultura”.
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