Los republicanos conservarán su mayoría en la Cámara de Representantes por dos años más.
[contextly_sidebar id=”I08A5Nm5nODpxfzytgEMf7Vf3IQyU6XA”]Este martes 8 de noviembre los aspirantes republicanos al Senado derrotaron a sus rivales demócratas en estados clave para retener su dominio en la cámara. La formación mantiene además la presidencia de la Cámara de Representantes.
Los republicanos ganaron una serie de distritos en Florida, Virginia y otros lugares que los demócratas esperaban ganarse debido a los divisivos comentarios de Donald Trump sobre mujeres e hispanos.
Contar con el control del Senado supone que Trump tendrá mucha libertad en el nombramiento de jueces de la Corte Suprema, lo que podría acarrear un importante viraje a la derecha que durará décadas.
Los demócratas que habían imaginado grandes avances en distritos suburbanos y con diversidad racial parecían en cambio encaminados a triunfos modestos. Los aspirantes republicanos se vieron impulsados por la reñida contienda entre su candidato a la presidencia y la demócrata Hillary Clinton.
Aunque no había casi expectativas de que los demócratas pudieran ganar los 30 escaños necesarios para retomar el control de la cámara baja el año que viene, ambas partes habían pronosticado que los republicanos verían reducida su histórica mayoría en quizá una docena de escaños.
Los republicanos tienen ahora una mayoría de 247-188, incluidos tres puestos vacantes, la mejor posición en la que ha estado el partido desde que sumó 270 representantes en 1931.
A última hora de la noche, los republicanos habían ganado al menos 218 escaños —lo que les garantiza el control— y apenas cuatro de sus candidatos a la reelección habían perdido. El Partido Republicano conservó escaños en Minnesota, Nueva York, Colorado, Iowa y Wisconsin a los que aspiraban los demócratas, y los republicanos se preparaban para ampliar su dominio de la cámara después de seis años.
“Esto podría ser una noche muy buena para Estados Unidos”, dijo a sus seguidores el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, republicano por Wisconsin y que ganó un 10mo mandato, en su localidad natal de Janesville, Wisconsin.
En Florida, el representante republicano Carlos Curbelo ganó una contienda que demostró que el daño del candidato presidencial republicano sería más limitado de lo que esperaban los demócratas. En un distrito del área de Miami donde siete de cada 10 votantes tiene orígenes hispanos, la contienda se convirtió en una de las más costosas del país, al superar los 18 millones de dólares, pero Curbelo logró afianzarse.
La representante por Virginia Barbara Comstock, que ha cumplido su primer mandato en la cámara, renovó su escaño en los suburbios de Washington D.C. pese a los incesantes esfuerzos demócratas por vincularla a Trump. Ambas partes gastaron más de 20 millones de dólares en esa contienda en un distrito de votantes acomodados y con buena formación, que los dos bandos consideraban susceptibles de pasarse a los demócratas.
Dos demócratas derrotaron a representantes republicanos en Florida, pero parecía deberse a circunstancias locales.
La neófita política, Stephanie Murphy, de 38 años, se impuso al veterano John Mica, de 73, en el área de Orlando, mientras que David Jolly perdió su escaño de St. Petersburg ante el demócrata Charlie Crist, que fuera gobernador republicano del estado.
Aunque Trump perjudicó a los republicanos en algunas zonas, su atractivo entre los votantes blancos de clase trabajadora y su desagrado ante Clinton ayudaban a los candidatos republicanos en otros lugares.
Parecía probable que eso ayudara a los republicanos a limitar las pérdidas en su mayoría de la cámara baja, una erosión que podría haber dejado a los conservadores de línea dura con mayor influencia para causar fricciones con los líderes del partido.
Las posibilidades de los demócratas de recuperar la mayoría en el Senado se les estaban yendo de las manos el miércoles en la madrugada a medida que los republicanos retenían escaños claves en North Carolina, Indiana y Florida.
Los demócratas conservaron su escaño en Nevada, donde el triunfo de Catherine Cortez Masto la convirtió en la primera senadora federal de origen hispano.
El partido también les arrebató a los republicanos un puesto en Illinois, pero el desenlace en Wisconsin fue una sorpresa, ya que ambos partidos esperaban que fuera para los demócratas. La victoria del senador republicano Ron Johnson de Wisconsin sobre el exsenador demócrata Russ Feingold auguraba una noche lúgubre para este partido, que podría verse consignado al estatus de minoría en el Capitolio durante años.
Las contiendas en Pennsylvania, New Hampshire y Missouri seguían demasiado cerradas como para declarar un ganador mientras los republicanos defendían una pequeña mayoría de 54-46 en un año electoral impredecible. Los demócratas tendrían que ganar todos esos estados y seguir controlando Nevada para alcanzar un desenlace 50-50, y luego sólo podrían declararse mayoría si la demócrata Hillary Clinton gana la Casa Blanca y puede enviar a su vicepresidente a emitir votos de desempate en el Senado.
El desenlace en Nevada fue una victoria para Harry Reid, el líder de la minoría en la cámara alta y cuyo retiro tras cinco períodos creó una vacante. Reid maniobró para llenar el escaño con la sucesora que él eligió, Cortez Masto, exsecretaria de Justicia de Nevada que con frecuencia habló de las raíces inmigrantes de su familia en un estado con un amplio electorado latino